De algún modo inexplicable para él, Yin Yu se había convertido en un fantasma. Suponía que, tras su muerte, no sería más que un vago recuerdo, una anotación en la esquina de la historia que nadie se molestaría en recordar, y se desvanecería con el paso del tiempo… pero allí estaba, siendo un verdadero fantasma.
Y sorpresivamente el primero en recibirlo fue Xiè Lian, quien lo llevó de inmediato a Ciudad Fantasma. Su sorpresa fue grata al ver como los demás lo recibían como uno de los suyos, incluso Hua Cheng lo recibió del mismo modo en que lo hizo cuando se encontraron por primera vez, y con su beneplácito se encerró en Mansión Paraíso tratando de escapar de los fantasmas que lo acometían.
El fantasma del recuerdo de su horrible muerte.
El fantasma de su amargura por no poder hacer nada contra Quan YiZhen.
El fantasma de su propio fracaso al no ser nada.Sin embargo, Yin Yu no era la clase de persona que se sumía demasiado en su autocompasión, de modo que se puso en pie y trató de seguir adelante, como si nada hubiera pasado. Se fijó un nuevo propósito: no mirar atrás y seguir con su existencia fantasmal de un modo u otro… como lo había hecho después de su destierro.