14.- Hojas

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"Nan Yang y Xuan Zhen deberían aprender de ellos", pensó con tristeza Ling Wen viendo el mundo mortal, donde Lang Qian Qiu y Quan YiZhen estaban luchando entre sí. Solo que, a diferencia de Feng Xin y Mu Qing, ellos dos peleaban de forma amistosa; pero aún así agradecía que tuvieran en cuenta lo difícil y costoso que era reconstruir la capital celestial así que simplemente siguió observando.

Quan YiZhen hizo un desplazamiento hacia atrás esquivando la palma extendida de Lang Qian Qiu y dijo:

— ¿Es todo lo que tienes?
— Ah, no, solo aguarda— dijo Lang Qian Qiu con una sonrisa.

Las hojas en el suelo temblaron al ser imbuidas con el poder espiritual del dios, arrojando rayos de energía divina que fueron bloqueados por un escudo conjurado de improviso. Quan YiZhen frunció el ceño ya que no esperaba tener que usar su propio poder espiritual, pero tampoco le importaba demasiado, simplemente era otra herramienta que podía usar, como una espada. Alzó las manos usando la misma arma que su contrincante: arrancó las hojas de los árboles y las lanzó creando una lluvia de filosas cuchillas. Lang Qian Qiu logró esquivarlas abriéndose paso hasta llegar a su contrincante y se abalanzó sobre él, ambos cayeron al suelo rodando, luchando por quedar encima del otro hasta que Quan YiZhen logró inmovilizar a Lang Qian Qiu contra el suelo.

Sin embargo, su victoria no duró mucho: el general Tai Hua logró encajar un golpe en el abdomen al general Qi Ying, quitándolo de encima suyo y se puso en pie nuevamente. La siguiente sucesión de golpes fue difícil de seguir incluso para los dioses marciales que seguían la pelea, cada uno más formidable que el otro, hasta que finalmente llegaron a un punto muerto que consideraron un empate.

Y entonces, Quan YiZhen sonrió como si hubiera llegado al final de un juego genial.

— Hay que hacerlo de nuevo— dijo con emoción.

Una marejada de hojas en su cara fue la respuesta de Lang Qian Qiu y después éste replicó:

— Ahora no, tengo hambre.
— Entonces vayamos a comer— dijo Quan YiZhen simple y llanamente.

Y así, todo lo que quedó de su encuentro fue un gran montón de hojas desperdigadas por el suelo.

Cultivatober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora