—¡Pulga! ¡Pulga! —la voz de Pelaje trataba de despertar a Pulga, que estaba inconsciente, —¡Vamos, despierta! ¡Despierta, miarma! ¡Duermes más que una marmota!
Pulga abrió lentamente los ojos y vio una imagen borrosa, que lentamente se aclaraba mientras se iba despertando.
—¡¡Despierta!! —gritó Pelaje sacudiendo a su amigo para despertarlo.
—¡¡Ah!! —gritó Pulga, —¡¡Ya estoy despierto, atontado!! ¡¡Deja ya de sacudirme!!
Pelaje se detuvo y Pulga se levantó refunfuñando. Al levantar la cabeza, se quedó atónito al ver lo que veía con sus ojos. Estaban en un lugar desconocido.
—¿Dónde estamos, quillo? —preguntó a Pelaje.
—Ojalá lo supiera, Pulga. Solo se que esto es una playa pero no parece el pueblo. —contestó Pelaje.
—¿Y dónde se han metido estos?
—¿Tigre y Grillo? No lo sé. No los he visto desde que esa ola nos arrastró fuera del barco ese mientras estábamos en este barril. —dijo Pelaje cogiendo un trozo del barril, que estaba hecho pedazos.
Pulga miró alrededor y por todas partes tratando de buscar a Tigre y Grillo. Mientras buscaba, miró unas pisadas en la arena que le resultaban familiares... ¡eran de Tigre y Grillo!
—¡Pelaje, ven acá! —llamó a Pelaje.
Pelaje corrió hacia él y se detuvo para mirar las huellas, —¡Ofú, esas huellas me suenan, quillo! —exclamó.
—¡Sí, deben de estar aquí! ¡Vayamos a por ellos! —respondió Pulga.
Pelaje asintió con la cabeza y los dos corrieron hasta el otro lado de la jungla. Nada más llegar, empezaron a abrirse paso entre las muchas palmeras hasta llegar a un saliente donde encontraron un nido lleno de perlas preciosas con un loro verde posando sobre ellas para protegerlas.
—¿Tú crees que el pajarraco ese nos entenderá? —preguntó Pelaje a Pulga.
—¿Qué quieres decir? ¡No hay tiempo para hablar con pájaros! ¡Nuestros amigos nos necesitan! —contestó Pulga nervioso.
—Podemos preguntarle si ha visto a nuestros colegas.
—Ah, vale. Pregúntale a ver...
Pelaje subió al saliente para acercarse al nido, cuando de repente...
—¡Ah! —gritó el loro, —¿Cómo te atreves a intentar atacarme? ¡Seguro que quieres llevarte mis perlas, minino monstruoso y peludo!
Pelaje frunció el ceño ofendido por el insulto y contestó, —Mira, amigo mío... En primer lugar, no he venido a llevarme tus perlas. Y en segundo lugar, quería preguntarte si has visto dos gatos merodeando por aquí.
—Oh. Creía que me querías quitar mis perlas. Porque vamos, ya conozco a unos cuantos granujas que viven aquí y tratan de arrebatármelas, y estando yo aquí, no se ha acercado nadie... ¡pero nadie! —explicó el loro, —Y respecto a esos dos gatos por los que preguntas... ¡Sí, los he visto!
—¿Adónde han ido? —preguntó Pelaje otra vez.
—Fueron al bosque de las setas. Está en esa dirección. —señaló el loro a la dirección al bosque de las setas, —Pero te lo advierto. ¡Te sorprenderá el tamaño de esas setas!
—Mientras no sean venenosas... ¡en fin, me voy! Gracias por la información. —Pelaje se dio la vuelta y se dirigió a Pulga.
—¡Hasta otro día! Mientras no trates de robarme las perlas. —respondió el loro.
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La Isla Perdida
AdventureInspirada en la novela 'Dos Años de Vacaciones' de Julio Verne, 'La Isla Perdida' cuenta las aventuras de un grupo de niños perdidos en una isla cuando uno de ellos trata de buscar aventuras en el mar, junto a cuatro gatos andaluces parlantes. El gr...