Capítulo 21

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—Todos estáis atrapados por la avaricia de esos ladrones de riquezas. —dijo una voz llamando la atención de todos.

Se dieron la vuelta y vieron saliendo de una pequeña cueva un hombre con pelo negro largo llevando ropa de capitán algo gastada pero estable.

—Soy el capitán de la tripulación que llegó a esta isla. El capitán Marcus. —se presentó antes de presentar al resto de la tripulación, —El pescador se llama Robin.

El resto de la tripulación se acercó a los chicos para presentarse, empezando por el cocinero.

—Él es Richard. El cocinero del barco. —dijo Marcus.

—Encantado, pequeños. Lo que voy a hacer para comer tal vez no sea mucho pero si os han dado de comer los piratas supongo que será mejor. —dijo presentándose el cocinero.

El anciano con la pata de palo se presentó después:

—Soy Martín. Un viejo marinero. Me uní a la tripulación para conocer nuevos territorios cómo en mis días de antaño. Cuando luche con los piratas, me cortaron una pierna y se la echaron a los tiburones.

Oyendo su historia, Pablo miró la pata e imaginando involuntariamente su historia, se tapó la boca con la mano tratando de no vomitar.

El contramaestre se presentó:

—Me llamo Julio. Un placer saber que estáis bien, muchachos.

El hombre de pelo castaño y bigote iba a presentarse junto a su esposa cuando, de repente, se detuvieron y vieron con sorpresa a Laura mientras ella los miraba con asombro.

—¡Mi niña! —dijo la amada esposa con lágrimas de emoción en sus ojos.

—¡Laura...! ¡Hija mía...! —exclamó el hombre.

—¡Mamá! ¡Papá! —lloró Laura de alegría.

Los tres se abrazaron emocionados al reencontrarse mientras la tripulación de náufragos y el grupo de Alex sonrieron de alivio y alegría.

—¡Son los padres de Laura! ¡Hemos encontrado a sus padres! —exclamó Jenny con alegría.

—Os estamos muy agradecidos por salvar a nuestra hija. —dijo el padre de Laura, —Lamentamos no presentarnos aún. Mi nombre es George y ella es mi esposa Andrea.

—Es un placer. —dijo Andrea haciendo una reverencia.

—Y respecto a cuidar a su hija, no ha sido nada. La encontramos pero estaba bien. Se ha recuperado y hemos estado con ella todo el tiempo. —dijo Pablo sonriente.

La tripulación estaba muy contenta de que Laura estuviera bien y el hombre calvo y fuerte fue el último en presentarse.

—Soy Thomas. Mecánico, inventor y capaz de fabricar cualquier cosa. Solo necesito las herramientas y materiales adecuados. —se presentó presumiendo de su habilidad.

Tras sus presentaciones, Alex y los demás también se presentaron uno por uno. Luego Alex preguntó:

—¿Cómo han llegado todos ustedes hasta aquí?

Thomas el mecánico, con una mirada seria se presentó voluntario a contar la historia:

—Esta historia está llena de horribles verdades, de traición, y de supuestas muertes... ¿estáis seguros de que la queréis escuchar?

Los jóvenes asintieron aunque a Pablo no le gustaba cómo sonaba lo que dijo Thomas. El mecánico empezó a contar la historia:

—Para empezar, el Sr. Ranches tuvo un duro pasado. Él era el hijo de una familia aristócrata... una fría familia que lo trataba como un esclavo. Nunca recibió nada a cambio, ni siquiera el cariño de sus padres quienes creyeron que era un error en su vida. El único miembro de la familia capaz de empatizar con él era su propio hermano, Emilio Ranches. Siempre estaba allí en todo momento, dispuesto a animar a su hermano a soportar la dura vida que tenía. Pero un día, el Sr. Ranches fue enviado por su padre a un recado que acabó mal cuando unos gamberros le quitaron y rompieron el objeto que tenía que entregar. Emilio trató de solucionar el problema pero el padre, enfurecido, repudió y desterró al más joven de sus hijos y le prohibió volver y a acercarse a la familia. Emilio no pudo hacer nada y vio a su desdichado hermano partir y desaparecer en la miseria.

La Isla PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora