Capítulo 9

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—El ganador es... ¡Alex! —anunció Toni alzando la mano.

El pequeño había contado sin problemas los votos de Alex y Juan. Al final resultó que Alex sería el ganador. Pedro y Johnny se sentían decepcionados porque su amigo no salió ganador y sentían que sus votos a él no sirvieron de nada.

Juan cruzó los brazos mostrando un enfado discreto y a pesar de aceptar una derrota, lo único que hizo era aplaudir sarcásticamente al ganador.

—Bravo, Alex. Veamos cuánto te durará tu liderazgo. —dijo en sarcasmo.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Luis mientras todos observaban a Juan.

—¡Quiere decir que aquí ha habido trampa! —contestó Pedro.

—¡No es verdad! —protestó Clara enfadada, —¡Los votantes solo pueden hacer un voto por persona!

—¡Eso! ¡Y nadie ha votado por ambos porque no estaba permitido! —añadió Toni.

—¿A vosotros quien os ha preguntado, renacuajos? —preguntó Juan con los brazos cruzados.

—¡Exigimos una repetición o al menos un recuento! —exclamó Johnny en defensa de Juan, —¡A ver, tú! —le dijo a Luis, —Cuenta los votos.

Luis obedeció y contó por persona los votos. El resultado no mentía: Alex era el ganador.

—¡Seguro que aquí ha habido trampa! ¡Y no bromeo esta vez! —dijo Pedro enfadado.

—Juan debería ser el líder, no Alex. —añadió Johnny.

—¡Ya basta! —gritó Alex, —¡Mientras yo sea el líder, los tres os vais a acostumbrar queráis o no! ¡La decisión ya está tomada, y se acabó! ¿Entendido? Y no quiero oír ni una palabra más del tema.

Johnny y Pedro no dijeron ni una palabra. Estaban en shock, excepto Juan quien sólo dijo, —Si de verdad tienes madera de líder, demuéstralo. En caso de algún error tuyo, por muy pequeño que sea, se hará un cambio de liderazgo.

Alex y Juan parecían verse como enemigos mientras Luis los observaba con conciencia.

—¡Por favor, dejad de discutir! —pidió.

Oyendo la súplica de Luis, los dos muchachos lo miraron. Al cabo de unos segundos, se calmaron pero se dieron la vuelta intentando no mirarse.

—Bien... lo primero que hay que hacer es lo siguiente. —dijo Alex a todos, incluyendo a Luis, —Vamos a buscar comida y leña para las hogueras de cada noche en caso de que las lámparas de aceite se nos acaben.

Todos, asintiendo con la cabeza, escucharon a su nuevo líder.

—Necesitaremos frutas, pescado, y cualquier otro comestible que no sea peligroso ni venenoso. —continuó Alex.

—¿Y... si tenemos sed? —preguntó Pablo.

—Habrá que buscar agua potable. Mañana después de desayunar, buscaremos un río donde poder pescar.

—Has olvidado que no tenemos cañas de pescar. —dijo Juan con los brazos cruzados.

—Pero tenemos redes. ¿Y si pudiéramos...? —pensó Luis hasta que Alex interrumpió.

—Eso servirá. Gracias, Luis. —sonrió Alex.

Durante el resto del día, el grupo planificó otras tareas como: reconocimiento del terreno, búsqueda de alimentos, días en los que alguien tenga que ir a un acantilado de la playa para hacer señales de socorro, construcción de utensilios como barcas, balsas, arcos, lanzas, etc.

La Isla PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora