𝙋𝙖𝙧𝙩𝙚 3

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El fin de semana transcurrió algo tranquilo, el sábado se dividió entre cena y películas, junto algunas anécdotas de Peter sobre su trabajo en el extranjero. Eso solo un resumen de la tarde, lo demás paso con normalidad. El domingo por desgracia en medio de la cena me enteré de que Mew se transfirió al mismo instituto al que íbamos Win y yo, y digo por mi desgracia por que ahora no solo tendría que soportarlo en casa, sino también en clase.

No me juzguen, puedo sonar algo intolerable, pero Mew se encargó de hacerme estos últimos dos días como si fuera un infierno.

No solo tiraba comentarios fuera de lugar en todo lugar en donde yo me encontraba, también entraba sin permiso a mi cuarto, aun cuando me encargue de decirle millones de veces que toque la puerta, toma sin permiso mis cosas, aun cuando Win era más pequeño no tenía que aguantar este tipo de cosas, y también digamos que el hecho de tener dos completos extraños en mi casa no me sentaba para nada bien.

Eso causaba que fuera algo más intolerable, no voy a negarlo, la situación de una "Familia" no me sentaba para nada bien.

Tome un suspiro, en estos momentos me encontraba en el sofá de la sala mirando algunas caricaturas. Mi compañero me había abandonado hace horas con una escusa de que tenía sueño.

Nota mental: "No decirle nunca más a Win que tengamos una noche de chicos."

No paso mucho tiempo hasta que mi tranquilidad se vio interrumpida por el sonido de uno pasos dentro de la sala.

— Hermanito.

Ahí se encontraba la persona responsable de todos mis problemas. No me tome la molestia de voltear mi cabeza, ni un poco.

— ¿Qué quieres? — Trate que mi voz suene lo más neutra posible, pero no pude evitar que suene con algo de desagrado.

De nuevo escuché algunos pasos y deduje que se había sentado al lado mío al sentir el sonido del sofá rechinar, sintiendo un peso de mi lado contrario. — Vine a ver Bob Esponja. — Respondió.

Voltee mi cabeza para poder mirarlo mejor, tenía puesto su pijama. ¿No iba a dormir?

No volví hablar después de las locas palabras que compartimos, y él tampoco lo hizo en lo que transcurría el capítulo que se transmitía por la televisión.

En algún momento dejé de prestarle atención a lo que se mostraba al frente mío, y mis pensamientos volaron a los años anteriores en cuestión de segundos; siempre miraba Bob esponja con mi padre, era una tradición hacerlo después de la cena, pero como todo lo lindo en esta vida, eso no duro mucho para mi. Llego el divorcio, la pelea por la custodia, y el juicio ganado por mi madre, haciendo que casi fuera imposible que viera a mi padre.

Sentí una pequeña puntada en el pecho ante esos recuerdos.

— Gulf..

¿Alguien me hablo?

— ¡Gulf!

Era la voz de Mew.

Rápidamente dirigí mi mirada hacia él, con algo de confusión. — ¿Mm? — Murmuré con curiosidad a causa de su llamado que, sinceramente, no había escuchado.

Mew levantó su ceja y ahora que lo veía con atención, su cabello parecía mojado y despeinado, estaba un poco más pálido de lo normal, sacando que su piel morena parecía haberse esfumado.

— ¿En qué piensas?

Fruncí el ceño.— Lo metiche te quita lo guapo, Suppasit.

Sus ojos se abrieron por unos momentos, para luego abrir paso a una sonrisa arrogante, haciendo que mis sentidos se alteren. Me golpeé con mis propias palabras, lo había dicho sin pensar.

— ¿Así que piensas que soy guapo?

Solté una leve carcajada, arrepentido por completo de mis palabras anteriores, tratando de ocultar mi vergüenza por lo ocurrido.

— Eres mas feo que un mono. — Mantuve mi mirada serena, junto a una sonrisa divertida.

El Frunció su ceño unos segundos, al mismo tiempo que se acomodaba con cuidado de su lugar.

— ¿Debo sentirme ofendido? — Habló, mirándome fijamente. Eso me hacía sentir nervioso. — Oh no, Gulf Kanawut piensa que soy feo, auch, mi orgullo. — Dijo con un tono dramático, al mismo tiempo que llevaba su mano derecha a su pecho, dando la impresión de que le dolía el corazón.

Lo admito, no pude evitar reír ante la escena.

— ¿Me perdonas por haberte ofendido? — Seguí el juego, mientras ladeaba mi cabeza con una mirada de arrepentimiento que era totalmente fingida. No podía creer que estuviera bromeando con la misma persona que hora antes me estaba sacando de quicio.

Mew llevó su mano derecha a su mentón, y miró hacia arriba como si estuviera pensando. Luego volvió a mirarme, levantando si ceja derecha en el camino.

— ¿Me vas a dar algo a cambio de que te perdone? — Pregunto. No había que ser muy tonto para no darse cuenta del doble sentido de la pregunta.

Y yo que pensaba que capaz lo idiota se le había ido.

Negué lentamente, volviendo mi mirada hacia la televisión. — Eres imposible, Suppasit.

— Solo bromeo, hermanito. — Respondió, el sonido de su risa se volvía a hacer presente en lugar y el hecho de pensar que se estaba burlando de mí, me hacía querer golpearlo por décima vez en el día.

INTOLERANTE » mewgulf.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora