Sabía desde el primer momento que la idea del casamiento era una locura, pero ahora al saber que tenía que compartir la ida y vuelta hacia el instituto con Mew, había ganado cuálquier idea que consideraba horrible hasta el momento.
Si antes pensaba disfrutar mis últimos años de preparatoria a lo máximo, actualmente creo que no será muy fácil cumplir aquella fantasía.
Empecemos por la mañana, siempre fui una persona tranquila y no me costaban levantarme, tampoco tomaba mucho tiempo en prepárame para salir. Mew era todo lo contrario, se levantaba tarde y tardaba milenios en alistarse.
¿Y se supone las mujeres son complicadas para salir?
Gracias a Dios, Mild llegó a buscarme con la pequeña escusa que me necesitaba temprano para un trabajo de su clase, logrando que saliera de mi casa mucho antes del desayuno.
- Creo que estas siendo muy poco tolerante con esto.
La voz de mi mejor amigo me sacó de mis pensamientos, los dos nos encontrábamos en la cafetería principal del instituto. Mild tenía un batido en su mano, mientras me miraba con una ceja semi levantada, escuchando mi relato de cómo había transcurrido estos últimos días para mi.
- ¿Tú crees? - Respondí con un gesto de disgusto. Obviamente sabía que estaba siendo muy poco tolerante, pero tenía mis razones para serlo.
- Piensa el lado positivo. - Habló, sus ojos se abrieron un poco con una sonrisa amplia y sincera.
Yo lo miré sin comprender, tratando de buscar una razón que sea positiva. - ¿Y cuál sería? - Cuestione.
- Tienes a un hermanastro que está para chuparse los dedos viviendo contigo. - Replicó, su voz fue bastante alta como para que se escuchara en las siguientes mesas, rápidamente le hice un gesto con la mano para que bajara la voz. ¿Mew guapo? Era verdad, lo admito, pero no era una razón positiva.
Negué rápidamente. - ¿Qué pensaría Pak de esto?
Mild levantó sus hombros, aún seguía con una sonrisa divertida en su rostro. - ¿Trío?
Solté una carcajada automática, seguida de la risa de Mild. Nos mantuvimos así unos segundos hasta que pude aliviar el dolor en mi estómago a causa de las fuertes risas.
Mild era la única persona al cual le había hablado de lo sucedido aquella noche en la boda. Solamente con él sentía suficiente confianza como para contarle sobre mi error, y resulta que mi mejor amigo veía todo esto como una linda historia de juventud, según él, debería solamente dejar de preocuparme tanto y olvidar lo sucedido pero por más que la idea, de borrar todos aquellos recuerdos, me parecía fantástica; los recuerdos simplemente permanecen ahí, recuerdos que queman mi interior y no precisamente por enojo.
Tenía que encontrar una manera de olvidarme de lo que pasó.
•
A eso de las seis de la tarde había llegado con éxito a mi casa, con mi humor por los suelos y con ganas de acostarme a dormir. Al abrir la puerta pude notar que no se encontraba nadie en la primera sala, así que sin darle importancia subí las escaleras en dirección a mi cuarto, deseando que por favor no estuviera nadie en la casa, así podría dormir sin preocuparme por los ruidos que emitían.
No tardé mucho en llegar a mi cuarto, en cuanto pude abrí la puerta y me metí adentro, despojé mi mochila de mi hombro, tirándola por alguna esquina de mi pared. Me dejé caer en la cama estando boca abajo, siquiera me tape, solo cerré los ojos; estaba muy estresado últimamente. La ida de mi padre a otro país, el segundo casamiento de mi madre, la ceremonia, el problema con Mew, y el cambio por completo en mi vida respecto a mi familia. Tengo un desgaste emocional que casi no puedo contar.
Estaba a solo segundos de lograr el sueño, cuando un sonido retumbante hizo que abriera mis ojos por completo, casi pude ver que mis paredes temblaban a causa de los fuertes zumbidos. Era música de rock que provenía de la habitación de al lado, y no precisamente de cualquiera habitación, la siguiente habitación le pertenecía a Mew.
Parecía que hoy era el día de molestar a Gulf.
Tome un suspiro, y junte mis últimos ánimos para así levantarme. Caminé por mi habitación, hasta salir de esta, dando algunos pasos hasta la puerta que le seguía, mi paciencia era muy poca; estaba por ser más intolerante de lo que había sido en los últimos días.
Toque la puerta. No abrió.
Toque otra vez, sucesivamente. Tampoco abrió.
La música seguía de la misma manera, y con mala gana tomé el picaporte de la puerta para así abrirla. Mi vista fue inundada por el color azul marino de las paredes. Mew se encontraba mirando en dirección al baño, dándome la espalda por completo, No traía nada puesto, a excepción de unos shorts.
No se percató de mi presencia, o al menos eso parecía porque no se había dado vuelta en ningún momento.
Mi mal humor me gano, y la música que rebota por las paredes me hizo perder toda la paciencia que tenía, camine en dirección a su equipo que se ubicaba en sus estantes, justo al lado de la puerta y en cuanto apoye mi mano sobre el aparato lo apague por completo.
No me moví, y en solo segundos tenía la mirada de Mew sobre mí, con sus cejas completamente fruncidas. Dios, se ve realmente sexi.
Maldije por dentro mío a mis hormonas descontroladas. Tratando de quitarme cualquier pensamiento indebido, no era el momento de dejarme llevar por eso.
- La próxima vez usa auriculares. - Mantuve mi postura, y lo miré de la misma manera, cruzados mis brazos a la altura de mi pecho.
Abrí mi boca con la intención de despedirme para no causar una pelea absurda, pero toda intención mía fue interrumpida al ver un a un joven salir del baño, solo con una toalla puesta que solamente rodeaba su torso. Con mis cejas medio levantadas miré a Mew, no había que ser muy tonto para ver que es lo que acaba de pasar.
- La próxima vez toca la puerta. - Habló por primera vez, con su postura excesivamente cómoda.
Lo miré con los ojos entreabiertos, manteniendo la mirada. Estaba a solo segundos de golpearlo.
- La próxima vez vete a un hotel, imbécil. - Termine por decir. No mire al joven, ni una vez, tampoco era su culpa, creía creer.
No le di tiempo a Mew de responderme, siquiera lo miré otra vez; me di la vuelta por completo y volví a salir de su cuarto, en dirección a la mía. Fruncí mis cejas mientras reprimía todo intento de mirar hacia atrás. ¿Cómo es que mi madre dejó que traiga a alguien a casa? A mi ágatas me deja traer a Gun, y aun en el caso que lo hayan permitido, yo me encontraba en casa, solo tenía que esperar a que no hubiera nadie.
Tome un suspiro, abriendo la puerta de mí recámara para ir rápido hacia mi cama y tirarme en ella, pidiendo por favor que mis pensamientos se vayan. Sinceramente, ya no sé que es lo que más me molestaba de la situación, y no sé por que me encuentro molesto con solo pensar que alguien la está pasando bien en la habitación de al lado, y yo solamente me encontraba abrazando a mi almohada.
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INTOLERANTE » mewgulf.
Storie d'amoreNo sé cómo llegamos a esto, capaz fue la mezcla de alcohol y dulce en las venas que nos hizo perder la cabeza, capaz fue el intento de huir de la desagradable noche que estábamos pasando, no lo sé, pero el deseo y el desenfreno estaba más que presen...