POV GULF
No sé en qué momento Mild había llegado a mi casa, tampoco sé en qué momento había entrado por la puerta de mi habitación. Ahora lo tenía a mi mejor amigo en la punta de mi cama, dándome clases de moral y amabilidad.
Trágame tierra.
— Deja de deprimirte y sal. — Mild tenía una imagen positiva, su sonrisa amplia y tranquila me cegaba.
Luego de mi pelea con Mew y los recuerdos que me hacían sentir miserable, llegue a una solo conclusión, todo lo malo causado en mi vida hasta este momento era solamente culpa mía. Ni hablar que esa conclusión me llevó a una mini crisis existencial que me provocaba no salir de mi cama.
— Oblígame. — Lo reté, pero al instante me arrepentí al ver sus cejas completamente fruncidas. Era signo de que Mild estaba molesto.
Rápidamente sentí sus manos sobre mis pies. Al encontrarme yo acotado tuvo más facilidad para poder agarrarme. Sin mucha ventaja, traté de sostenerme de mis sabanas cuando sentí que me comenzó a jalar hacia fuera de la cama.
— ¡Te vas a salir dije! — Contestó. Su cara estaba algo arrugada y un poca roja a causa de la fuerza que estaba haciendo.
Sentía sus manos en mis pies, y aunque la situación no parecía para nada graciosa, no pude evitar soltar una pequeña risa a ver a mi mejor amigo hacer fuerza solo para sacarme.
— ¡No! — Grite.
— ¡Tendremos noche de amigos! — Prosiguió, trate de liberarme de su agarre moviendo mis piernas de un lado al otro.
— ¡Pero no tenemos amigos! — Le respondí, aún con un tono alto.
Mild soltó mis pies, provocando de me tambaleé un poco. Yo lo miré con los ojos entreabiertos.
— ¡Basta! Vas a salir o te juro que te voy a quemar todas tus camisetas de futbol, y no es broma. — Mild tenía las cejas completamente fruncidas y sus brazos cruzados a la altura de su pecho. Una ola de miedo pasó por mí, provocando de casi temblaba, sabía que hablaba en serio.
— Está bien, bajemos. — Respondí, sin pretextos, ni excusas. Aquella amenaza me mantenía asustado.
La expresión de mi mejor amigo cambió por completo a una mirada más tranquila y relajada. Era sorprendente como podría parecer que era bipolar.
— Perfecto. Te cambias y bajas, le diré a Pak que venga también.
Yo tomé un suspiro, juntando las ganas necesarias para levantarme de mi cama. Eran casi las ocho de la noche, mi madre y su esposo salieron a cenar; eso nos deja una área libre sin miradas y preguntas de mi madre. Lo último que quería era estar rodeando con preguntas del porqué no salía de mi cuarto, eso me agobiaba con solo pensarlo.
El caso aquí es que no he visto a Mew hace más de un día desde la discusión, y no me encuentro listo para enfrentarlo.
•
En qué momento de mi vida caí tan bajo como para estar viendo una película que la trama solo se trataba sobre un reno que perdía a su madre en plena cacería, mientras que escuchaba los sonidos cesantes de los labios de mis amigos que se chocaban cada vez que se besaban desesperadamente. Sacándome por completo de su mundo de pareja.
Apoye mi mano en mi barbilla, mientras mi codo se reposaba sobre el mango del sofá. Me encontraba sentado en la orilla de este y ni hablar de lo que hacían Pak y Mild en el extremo contrario a mí.
— Joder, vayan a un hotel por favor. — Hable una vez más, lo único que se escuche fue mi voz, sumando el sonido de la tele.
Mild se separó de los labios de su amado y me miró con una ceja semi levantada.
— ¿Nos prestas tu cuarto? — Contesto. Yo no pude evitar hacer una mueca de asco, seguido de una sonrisa torcida.
— Ya déjalo, cariño. — Hablo por fin el mayor de mis amigos, inclinándose un poco mientras me miraba. Pude notar que su mano derecha fue hacia la mano de Mild, entrelazando sus manos.
Una punzada de celos me chocó pero no de ellos. Si no de tener a alguien que también me tratara con ese tipo de amor. Últimamente sentía la necesidad de tener a alguien así, a quien poder abrazar cuando sientes que todo se va a la mierda.
— Iré por más café helado. — Dije, inclinando mis rodillas para poder levantarme. — Y como soy tan buen amigo, los dejo ir a mi cuarto, pero salgan de mi sofá, no quiero sus fluidos por doquier.
La carcajada de Mild se escuchó fuerte, seguido de la mirada divertida que Pak me dio al escucharme.
— ¿No quieres tener a tus futuros ahijados en el sofá? — Insinuó Pak, tenía las cejas levantadas. Era obvio que lo decía en forma de broma.
Hice una arcada, siguiéndole la broma, negando rápidamente mientras una pequeña risa salió de mi boca.
— Ustedes dos son todo un caso. — Respondí por última vez, dejando ir mi cuerpo hacia la cocina; pude escuchar algunas palabras que dijo Gun a mis espaldas, pero no le di importancia, seguramente era algún comentario de doble sentido que prefería ignorar.
Amaba a mis amigos, eran lo mejor de mi vida después de Win y mi padre, pero no voy a negar que a veces era difícil seguirles la corriente, aun cuando ellos son pareja. Tenía que pasar cosas mínimas con los dos, como es escuchar las dos versiones en el caso que se peleen, formar parte de los aniversarios como ayudante de decoración, o simplemente sostener el gran cartel de "TE AMO", ni hablar de los besos y caricias subidas de tonos que se dan a cada minuto. Pareciera que sus hormonas volaban más arriba que su cabeza.
Al llegar a la cocina algunos recuerdos de un moreno con hombros anchos llegaron a mi mente con rapidez, y en mi intento de ignorarlos comencé a cantar. Era mi manera de distraer mi mente por un rato, la letra de Adore you de Harry Styles pasaban por mi boca en una ligera melodía suave, mientras tomaba el café que se encontraba en la alacena.
— Oh, honey.. I'd walk through fire for you. — Cante con más ánimo.
— Just let me adore you.
Me asusté.
Esa no era mi voz.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda y el susto mezclado con el nerviosismo, que apareció de la nada en mi cuerpo, hicieron que mueva mis manos un poco rápidas. Esto provocó que agarrara con menos fuerza el táper de café que se encontraba en mi mano.
Me di la vuelta encontrándome con la figura de Mew en el umbral de la puerta, mirándome fijamente y pareciera que llevaba allí un buen tiempo.
Trágame tierra, por favor.
ESTÁS LEYENDO
INTOLERANTE » mewgulf.
RomanceNo sé cómo llegamos a esto, capaz fue la mezcla de alcohol y dulce en las venas que nos hizo perder la cabeza, capaz fue el intento de huir de la desagradable noche que estábamos pasando, no lo sé, pero el deseo y el desenfreno estaba más que presen...