"𝐵𝑟𝑜𝑘𝑒𝑛" - 𝑀𝑌𝐺.

𝑋𝑋𝐼𝐼

"En unos minutos vendré por ti, hay alguien que quiere verte."

Fueron las palabras de Yoongi antes de salir por la puerta, dejándome intrigada.

¿Alguien que quiere verme?, no conozco a nadie más que no sea ellos, el hecho de estar encerrada no ayuda. Estaba tan nerviosa que inconscientemente comencé a morderme las uñas, antes aborrecia ese hábito, pero ahora... Ahora ya no tengo muchas opciones.

El chirrido de la puerta indicando que alguien había entrado resonó el la habitación casi vacía, gire mi vista, encontrándome con Yoongi con un par de esposas en mano y esa mirada prepotente que ya me estaba acostumbrando a observar.

Y era lo que más me preocupa, comenzarme a adaptar a esto.

Se acercó a mi y sin decir palabra hizo un movimiento con su cabeza, mi rostro debió de haber expresado lo confundida que estaba a lo que decidió hablar.

- Tus manos. -

- ¿Disculpa?... - me maldeci a mi misma internamente al oír mi voz temblar, pero ahora no sabia ni como hablarle para evitar otro "castigo", como él solía llamarles, hablar con Yoongi era el doble de complicado que con una persona cualquiera.

- Extiende tus manos, necesito ponerte las esposas. -

No. Esto ya era demasiado.

- No necesitas ponermelas... -

- ¿Crees que soy idiota, dulzura? - me miro cansado - Llevas diciéndome cada vez que me miras que aprovecharás cualquier oportunidad que tengas para huir, así que prefiero evitar inconvenientes. Las manos al frente. -

Odiaba que Yoongi fuera tan inteligente, ¿Por qué no podría ser más idiota y que todo se le olvidara al instante?, sería más sencillo para mí poder salir de aquí.

Resignada al saber que no lo haría cambiar de opinión puse ambas manos enfrente, colocó una esposa en mi muñeca para después cerrarla e hizo lo mismo con mi otra mano, una vez se aseguró de que estuvieran bien cerradas y no me apretaran me ayudo a levantar de manera delicada del borde de la cama.

- SeokJin me ha dicho que no has comido en días, ¿Por qué?. -

- No me da hambre. - dije más para mi que para él, pero pudo escucharlo.

- Tienes que comer, o dime, ¿Tus intentos de escape serán eficaces si no tienes energía?, porque yo creo que no. - lo mire confundida, pero al parecer mi confusión le causaba gracia ya que vi una pequeña sonrisa de su parte - Te lo digo porque se que lo intentarás, no tengo otra opción que estar preparado para lo que pueda ocurrir, eres una pequeña cajita de sorpresas. -

No le contesté, sostuvo uno de mis brazos para guiarme fuera de la habitación y recorrer el largo pasillo con muchas puertas y cuadros abstractos en sus paredes.

No había tenido la oportunidad de analizar bien el lugar, la primera vez que estuve fuera del pequeño cuarto en el que estaba no me permití explorar ya que estaba más ocupada tratando de evitar que me ingresaran.

El lugar era bonito pero rústico, se notaba que la cabaña era vieja, pero se encontraba en muy buenas condiciones. Los cuadros en las paredes con pinturas que daban miedo y no lograba entender el significado de la mayoría, pero hubo uno en especial que me llamó la atención, no era una obra de arte, o no parecía serlo, era una fotografía.

Eran dos niños con vestimenta formal y un peinado perfecto hacia un lado, el mayor estaba de pie mientras el más pequeño estaba sentado en una silla con ambas manos sobre sus piernas, ambos tenían sus rostros sin expresión.