Disclaimer: Esta historia contendrá violencia acorde al canon de Harry Potter. Si no puedes leer torturas, muertes, abusos y más, por favor dejar de leer y abandonar esta historia.
Todo el comedor estaba en silencio, Jimin tenía su mirada clavada en la taza de té frente suyo y reprimió las ganas que tenía de correr hacia su cuarto, pero no podía hasta que su padre le diera la orden de retirarse. Discretamente miró por el rabillo del ojo el otro extremo de la larga mesa donde estaban sus padres.
Jihyuk estaba sentado en la cabecera comiendo su desayuno con gracia mientras leía El Profeta, su esposa estaba a su derecha apenas tocando la comida y bebiendo la que sería su cuarta taza de té de la mañana. Ambos parecían la perfecta pareja sangre pura que eran.
— ¿Por qué se demora tanto la carta? — Su padre ya había perdido la paciencia y en un movimiento brusco dejó el periódico en la mesa, su esposa apenas se perturbó por la agresividad de su tono. Años de matrimonio ya la habían acostumbrado.
Park Jihyuk era el clásico purista de sangre, alto e imponente con el cabello negro azabache como la noche, sus ojos eran de un color caramelo que solo contenían frialdad en ellos, siempre iba vestido en sus túnicas, incluso temprano en el desayuno parecía que estaba vestido para una reunión del ministerio. Su esposa, Park Yeun era su complemento perfecto, la menuda bruja tenía un cabello rubio abundante y unos ojos oscuros que hacían juego con el cabello de su esposo, sus rasgos aristocráticos eran una rareza para los magos coreanos y ellos relucían aún más ante la pulcra. educación que tenía.
Jimin solo era la mezcla perfecta de ambos. Su cabello aunque no era de un rubio platinado como el de su madre, tenía su cabello dorado y lo suficientemente largo como para jugar con el para la frustración de su padre, sus ojos eran caramelo como su progenitor ya a pesar de no ser tan bajo como su madre, nunca sería tan alto como su padre. Todos los que los conocían, se asombraban de cómo Jimin había logrado sacar lo mejor de sus padres.
— Ya llegará, querido, de seguro el búho debe estar cansado — Yeun trata de calmar a su esposo, pero su voz sonaba aburrida y apenas si hizo el intento de mirar al mago.
Apenas sus palabras terminaron, por lo alto de la mansión entró un búho de Hogwarts, sobrevolando la habitación hasta finalmente llegar al lado de Jimin dejando una carta. En otra ocasión el joven mago hubiera compartido un poco del tocino de su desayuno y hubiera acariciado al ave, pero la punzante mirada de su padre lo obligó a abrir directamente la carta y darle una mirada de disculpa al búho que volvía por el camino del cual venía.
— ¿Y? ¿Qué dice? — La voz impaciente del mago mayor se hizo escuchar por toda la habitación.
— Soy el premio anual... — Jimin susurra más para sí mismo que para su padre. Rápidamente aclara su garganta y dice más fuerte. — Soy el premio anual.
— ¡Obviamente lo serías! Yo lo fui y tu abuelo también, Dumbledore no lo pensaría dos veces antes de darte el puesto.
Jimin sabía que era una mentira, su padre quería hacer parecer que era una obviedad, pero hasta último segundo pensó que no lo lograría. No por sus calificaciones, Jimin era el primero de su clase, tampoco era por su reputación, ya que era uno de los alumnos más populares. No, sin importar cuán perfecto tratara de ser, su padre siempre lo vería como un constante fracaso.
Su madre se levantó de su lugar, simplemente le dio una sonrisa tibia a su hijo y se marchó del comedor, lo más posible a hacer planes con otras brujas de sociedad. En una de esas raras ocasiones, Jimin deseo con todas sus fuerzas que su madre se hubiera quedado en el salón. Si ya de por sí era malo estar con ambos padres, era aún peor estar solo con su padre.
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Neon →kookmin
FanfictionEn la Inglaterra Mágica solo existen dos familias coreanas, los Park y los Jeon, ambas familias con unas largas líneas de sangre pura bien conocidas en la comunidad mágica, pero con ideales muy distintos. Mientras que los Jeon siempre han apoyado la...