Epílogo

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Existen leyendas que te hacen creer en el destino, que te hacen pensar que no lo puedas cambiar y que a pesar de las decisiones que hayas tomado siempre terminarás en lugar donde perteneces. Que por más y más vueltas que le des al mundo nada podrá cambiarlo.

Erick y Joel estaban destinados a estar juntos, la leyenda decía que incluso después de la muerte lo estarían, pero mientras uno este presente y el otro no, ¿Qué se supone que hagan?

- ¿Aún duele?

- Como el primer día -suspira- siempre creí que tú madre sería la que me enterraría a mi

Joel y Francisco se encontraban en el panteón.

- ¿No haz olvidado su aroma? -niega- ¿Cómo hiciste eso? -pregunta con miedo-

- Era mi Omega, jamás olvidaría el olor a jazmín con fresas sobre su cuello, hijo -toca su hombro- solo cierro mis ojos y la puedo sentir -sonríe- incluso puedo verla sonriendo y aveces regañándome por no haber sido un buen padre

- Yo no estoy listo para esto padre -susurra- creía que era fuerte, pero esto me sobre pasa -una lágrima recorre su mejilla- un mundo sin Erick -suspira pesadamente- no quiero esto para mí

- La vida es corta Joel, nos han hecho creer que por ser alfas somos más fuertes, pero cuando se trata de nuestros Omegas, nosotros somos los frágiles, tu madre me cambio para bien y cuando fue arrebatada de mi lado sentí que se llevaban una parte de mi -suspira- y así fue, tu madre sé llevó la mitad de mi corazón, pero también me dejó la mitad del de ella, por eso la sigo amando

- No es lo mismo

- Claro que no, pero me ayuda a seguir adelante

- Eso no es suficiente para mí, jamás ha pasado por mi cabeza como podría ser la muerte de Erick, menos su entierro

- Es difícil, ver el nombre de tu Omega sobre una lápida es lo más doloroso que podría existir, pero ahí está -toca la lápida con su nombre-

Patricia de León Pimentel

- Ahí está hijo y algún día tu nombre estará junto al de Erick

- Joder -limpia su rostro- no quiero pensar en eso

- No lo hagas hijo -lo abraza- vayamos a casa a recoger a Joelito -Joel asiente-

Caminan hacía la casa, el clan estaba calmado, la mayoría estaría ya en la capilla acompañando y mostrando su apoyo hacia a su Alfa por la perdida.

- Papiiii -corre hacia Joel- te extrañe mucho

- Solo fueron unas horas Joey -lo carga-

- Todo está listo -susurra Gloria hacia Francisco y él asiente-

Decidieron alejarse un poco.

- Los demás ya están en la capilla

- Gracias Gloria -la abraza- nosé qué haría sin ti

- Siempre hemos sido buenos amigos Francisco y Joel es como un hijo para mí, es lo menos que podría hacer por ustedes

- Joel, hijo -lo llama- ¿Nos vamos? -asiente no muy convencido-

Al llegar todos vestían de blanco, el blanco representaba la pureza de los Omegas en el Clan Pimentel.

Joey miraba a todos, era un niño todavía, sin embargo sabía lo que pasaba por más que se lo intentarán ocultar.

La manada le daba el pésame, todos estaban presentes, los padres de Erick junto a sus hermanos, Oriana y también Zabdiel.

Joel caminó hasta adelante con su hijo de la mano, había una gran foto con su rostro. El Alfa soltó un suspiro lleno de tristeza al admirar la belleza del Omega. 

Destinados ||Joerick||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora