CAPITULO 2

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CLARENCE

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CLARENCE

- ¿Y por qué, se corta el césped? - La vocecita de Lulú, hizo que levantara mi vista del libro que estudio.

Colgada arriba del árbol de siempre, veo como inspecciona con sus manos y acariciando una gramilla que robó de la alfombra verde que días atrás y ayudándolo, Cristiano pasó la máquina.

Poco más de tres meses que ya vivo con ellos y disfrutando de uno de mis lugares favoritos.

Sentado en el juego de jardín del patio trasero.

Analizo su pregunta.

- Porque, si no lo hacemos... - Respondo, mirándola de la altura que está. - ...crecería mucho y no podríamos gozar o deleitarnos de él...

Mi respuesta la hace cavilar por unos segundos y sentándose mejor sobre una de las gruesas ramas, seguido a tomarse un largo mechón de su pelo y elevarlo para que lo vea.

- ¿Cómo mi pelo? - Me dice. - ¿Que mami me lo corta para que no crezca mucho y llore cuando me peina?

Apoyo mi mejilla en el puño de mi brazo que descansa en un lado del sillón de madera, divertido.

- Algo así... - Le respondo y hago a un costado, parte de mi rizos que por la brisa molestan mi rostro.

- Ohh... - Dice asombrada, captando las comparaciones. 

Pero vuelve a la carga, porque Lulú es una niña inteligente y como tal, la curiosidad la embarga.

- ¿Y por qué, crece el pelo como el césped? - Prosigue, haciendo que ría a carcajadas, cerrando mi libro para dejarlo sobre la mesa por un momento.

Indico el suelo como a ella.

- Dentro del suelo como tuyo, hay un sistema...

- ¿Un sistema? - Repite y afirmo.

- Que gracias a él y en tu caso a través de alimentación, descanso y tiempo pasando... - Explico. - ...y en la tierra por riego, sol y también reposo, permite que cada ser vivo crezca...

- ¿Cómo esa plantita... - Señala desde el árbol, unas rosas rojas muy lindas desde una maceta. - ...y mi hermanito desde que nació?

Asiento, pero además la apunto también con un dedo.

- Y tú, misma...

Y se mira balanceando sus piernas al aire y sentada siempre desde la rama.

Me mira después.

- ¿Clarence? - Me pregunta y también lo hago atento por eso.

Salta sin dudar desde la altura que estaba, seguido a limpiar con sus manos, dejos de tierra y árbol, del overol de jeans que lleva puesto.

- ¿Crees que yo, cuando sea grande... - Vuelve a indicar esas flores de la maceta. - ...seré bonita como ellas?

Poco más de tres meses, repito, que vivo con ellos y me hicieron parte de su familia.

Y con ello y con cada día transcurriendo y pasando de esa timidez que Lulú tenía hacia mí.

Con el tiempo se convirtió y para ambos, en una bella amistad.

No tuve la gracia de tener más hermanos, pero sí, primos de sangre y no.

Y por eso, tanto a Caylén como Lulú, aunque la brecha de años es mucha y les llevo.

15 años.

Los adopte o mejor dicho ellos lo hicieron, al considerarme como un hermano mayor.

En especial, Luz María.

Porque me convertí para ella y consolidándose con los días pasando y hasta de mi parte.

En un lazo muy fuerte.

Y no puedo evitar, dibujar una sonrisa ante su pregunta.

- Claro que lo serás. - Ni lo dudo. - Y vas a ser la más bonita del mundo... - Lo digo creyente.

Siendo suficiente para que ella también, esboce una muy feliz.

Y animada por mi respuesta y tomando asiento en la mesa de jardín como su cuaderno, dibuje con sus colores en mano, mientras yo retomo otra vez mi lectura.

Los dos ahora y lo que también nos une.

Compartir momentos de silencio uno junto al otro, haciendo lo que nos agrada y como cortina de todo.

Vegetación hogareña en el jardín secreto como le decimos.

Árboles.

La calidez del sol sobre nosotros.

Y como música, el trinar de algunos pájaros.



8 Segundos® [COMPLETA] [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora