CAPITULO 8

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CLARENCE

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CLARENCE

¿Sentir a la persona sin haberla visto?

Sí.

Y aunque jamás voltee, percibí y hasta sufrí su presencia.

La advertí en el primer escalón de entrada cuando el taxi vino por mí.

Y la sufrí, cuando y por más distancia sin volverme jamás, Lulú gritó mi nombre.

Y jodidamente, ella también lo hizo al recibir mi regalo cumpleaños.

Percibir, pero malo.

Pero la realidad, siendo inaudito y comprensible para la razón humana, lo que estaba empezando a sucederme y sospechar en ella.

Era que y con esto, todo iba ser mejor.

Y me consolé, ya dentro del taxi y en movimiento con la dirección en su GPS.

Que todo era mejor así, y créase o no.

Por ambos y con mi promesa silenciosa en mis labios, aunque no lo sepa.

Todo era por ella y yo, iba a regresar por Lulú...

Todo era por ella y yo, iba a regresar por Lulú

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LULÚ

No sé, cuanto tiempo me quedé derrumbada contra la acera por más que perdí de mi vista ese taxi que se llevaba a Clarence.

No comprendía su motivo, pero algo dentro mío, palpitaba por más que nadie me dijo nada, que todo.

Esta calle.

La brisa que corría.

Hasta los pocos coches que pasaban y las personas que caminaban por la acera.

Latía a despedida.

Si una mujer al verme así, no me interrumpía de mis pensamientos para preguntarme si me encontraba bien, creo que jamás hubiera reaccionado, seguido a ponerme de pie y volver como piloto automático a casa.

Mamá y papá no me dieron muchas explicaciones de su marcha repentina.

Papá solo me dijo, que debíamos respetar su decisión, pero que recordara y mantuviera presente, que esto no era para siempre.

Y mamá, mientras curaba las heridas de mis rodillas, me explicó que la fama precipitada y la demanda del mismo a Clarence, lo estaba ahogando y necesitaba encontrarse.

Frase que él me dijo, día atrás.

- ¿Y no lo podía hacer a eso, conmigo? - Murmuré triste.

Y mamá dejando un momento de pasar el antibacterial que picaba mucho.

Pero, más dolía mi alma.

Desde su postura en la silla en frente, me miró tan triste como yo.

Sé que no hay mucha diferencia de edad entre mis padres y Clarence.

Pero lo quería y adoptó pese a eso, como un hijo más.

- Yo creo, Luz... - Al fin hablo, sacando una bandita del botiquín sobre la mesa. - ...que tuvo un motivo aparte muy importante y aunque no lo parezca... - Siguió. - ...lo que hizo o haga, es contigo por más que no esté presente... - Con cuidado lo puso en mi raspadura.

Bajó con cuidado mi pierna de su regazo.

- ¿No lo abrirás? - Me cambió de tema.

Creo.

Pero dijo, guardando todo en el botiquín.

Y miré a la dirección de sus ojos.

El regalo de mi cumpleaños sin abrir en el sillón uva de la sala.

Minutos después y con él en mis manos, ya en mi habitación y sobre mi cama, solo lo observo sin abrirlo todavía.

Pero mi mano acaricia y dibuja el contorno de sus lados.

Es una caja mediana, compacta y con peso.

Una esquelita colgada de su moño arriba, solo me dice con su letra, feliz y dulces 16.

Felicidad que no siento en este momento y dulzura que solo tiene gusto amargo.

Porque, siendo un día especial para mí, como a toda chica por significativo en su única esta fecha.

Cifra que nos separa de la niña a mujer.

La etapa ya y con cada día como momentos transcurriendo, para convertirnos paso a paso en adulto.

Yo lo esperaba con ansias y con Clarence a mi lado, mirándome como siempre orgulloso desde su rincón y con toda la familia festejando.

Con un suspiro desaté el listón y con otros dos, abrí la tapa.

Y con un cuarto suspiro al ver su interior, tristemente feliz, lloré mientras lo saqué del interior.

Era una hermosa máquina de escribir electrónica.

Nueva, pero con diseño retro.

Y lo que hizo que mi sollozo se convierta en llanto por tomarse la molestia, sabiendo que las amo.

En mandar a ponerle sobre su bonito blanco y mate, pequeñas rosas rojas impresas como estampadas.

Y lloré abrazando su regalo contra mí, desconsoladamente y al leer un papel escrito por Clarence dentro.


"Mi viaje tiene aroma a un adiós, arbolito.

Pero, solo es un hasta luego.

Vive y vuelca sobre mi regalo, lo que serás cuando regrese por ti..."


Y con su carta, me bastó poco tiempo comprender su promesa.

Como también y lo que me hizo derramar más lágrimas.

Que solo me alcanzó 8 segundos, comprender que yo.

Me había enamorado de él...

8 Segundos® [COMPLETA] [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora