CAPITULO 22

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LULÚ

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LULÚ

- Hasta acá, llegué... - Formulo en el lobby del hotel y como cese de todo, el paraguas ahora cerrado, extendido y sostenido por mis dos manos frente a él.

Y hasta creo, como límite o frontera entre ambos, separando mi estado del suyo.

Cual el mío, por demás revolucionado por no terminar de caer que volvió y lo tengo a dos pasos.

Todavía llueve y las hermosas ventanas de exquisito diseño que tapizan las paredes del grandioso hotel, lo confirman.

- Te quería invitar a subir a mi habitación... - Le elevo una ceja desconfiada al escuchar eso, pero Clarence lejos de intimidarlo, indica hacia afuera y el fresco con el paraguas ya en su mano. - ...por una taza de té, Lulú... - Bajo mi ceja y lo hace sonreír.

Mierda, que vergüenza.

Sabe, que pensé algo promiscuo.

Niego, aclarando mi garganta.

- No creo que sea buena idea... - Soy sincera y fin de la historia.

Como diría mi abuelito.

Punto, he dicho.

Y mis palabras siendo pura desconfianza a su persona, causan que Clarence haga algo que a su vez con eso, colateralmente lleva a otra.

La primera y muy divertido, decir.

- ¿Pero los hermanos como nos etiquetaste, no pueden reunirse a solas? - Seguido a lo colateral.

Esbozar esa sonrisa de lado, arrolladora y carajo por quedar casi ciega de lo bonita que es, ya que me recuerda a la del tío Caleb por ser pura genética Montero, cuando se dignan a regalarla.

O en mi caso ahora y como si estuviera arriba de un ring, noqueada contra las cuerdas.

Pero me tragué mi gemido y concentración me dije, disimulando la piel chinita que provocó en mí, acomodando mi pelo tras mis orejas.

Pero, recordando el grano de los granos de mi frente.

Como el yo soy tu padre de los granos del universo, volví a poner algunos mechones sobre mi frente.

Y sé que Clarence ya lo notó, porque su sonrisa ahora completa, me lo dice.

No me importa.

Aunque, Dios con este hombre hermoso como inescrutable, por todavía no saber que diablos piensa de todo esto.

Y mis hombros por eso, caen desinflados mirándolo.

- Clarence... - Hablo. - ...yo...

- No procesas mi llegada todavía... - Me interrumpe. - ...como tampoco, acomodar el orden de todo lo que te afecta en que hacer primero. - Prosigue y lo miro. - Si mandarme a la mierda, reclamarme las faltas, abrazarme o que te de algunas de muchas explicaciones que necesitas. - Dice y asiento, cosa que lo hace proseguir, pero indicando en un sector del hotel unos sillones. - No te voy a obligar a subir a mi habitación, Luz María... - Apoya contra sus pies el paraguas y con su mirada en él. - ...te mentiría, si mi propósito no es que pasaras la noche conmigo... - Su sinceridad me congela y se sonríe. - ...pero, solo eso... - Aclara, nivelando su mirada a la mía. - ...ya que y después de tanto tiempo, necesitaba sentirte cerca y solo para mí, solo eso... - Recalca lo último.

8 Segundos® [COMPLETA] [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora