CAPITULO 11

520 132 38
                                    

LULÚ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LULÚ

Dando una mordida a mi masa dulce con el americano que me pedí en la cafetería que estoy, me limpio vigorosa las manos sacudiéndolas entre sí, y hasta pasándolo por mis jeans antes de tomar los tres sobres en papel madera tamaño oficio para introducir en su interior dos hojas en cada uno.

Pero antes de poner el último par dentro, lo chequeo releyendo ambas por más que ya lo hice una docena de veces acá en el bar, como en casa cuando los hice.

Mi currículum.

Deslizando mi silla para ponerme de pie, colgando mi carterita y tomando los sobres, salgo de local y caminando pocos pasos en la acera hasta el  buzón público, ojeo las estampillas y sello de cada una, para luego y cerrando mis ojos por el deseo que se me cumpla en alguna, lo echo dentro con un aire, mezcla de ese anhelo y a su vez, de algo menos de peso con obligaciones en mis hombros.

Así que, feliz.

Pero con cagazo ahora, ante la incertidumbre de la espera.

Camino esperanzada por la acera en dirección a la chachita estacionado no muy lejos para volver a casa, aferrando mis manos en la correa de mi cartera con fuerza.

La misma que tengo en que me llamen de estas editoriales y convocaron a postular por un puesto de novata.

¿Es un principio, no?

Me gustaría decir que con el tiempo que siguió pasando, sucedieron grandes cosas.

Como interesantes.

La realidad, es que no.

Mi vida es la del montón.

Otra vez y  a voces, oí que Clarence luego de México, viajó a Bolivia, para después a Perú y creo que ahora, disfruta de unos estadías en Paraguay hasta que se le presente a capricho otro destino.

Y con eso y como siempre.

No cartas, mail, ni llamadas hacia mí.

Pero sí, cada tanto con papá y ocasionalmente y por un berrinche a mi hermano.

Caylén sufrió mucho su partida inesperada que, ni siquiera cumpliendo su sueño.

Comenzar en un club deportivo fútbol diariamente, pero, bajo la promesa a mamá de no abandonar sus estudios secundarios.

Pudieron desviarlo de rastrear a Clarence.

Cosa que lo hizo.

Supongo, revisando el móvil de papá un día sin su permiso.

Porque se jactó de ello un día y de ahí, cada tanto, ambos parece que mantienen una comunicación fluida.

Y no lo odio por eso.

Me hace feliz dentro de mi tristeza, que Clarence a Caylén quiera mucho y mantenga lo que mi hermanito lo titula.

Ser su hermano mayor.

8 Segundos® [COMPLETA] [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora