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Al día siguiente, Saint intentó sacarle la idea de la cabeza a su padre pero fue inútil, por lo que salió corriendo y llorando del despacho.

Al parecer, no le quedaba otra que soportar a Suppasit sí o sí pues su padre ya había aceptado el cortejo y lo había invitado a comer ese mismo día, ya no podía hacer nada.

Su padre lo había amenazado con quitarle todos los privilegios, además de su móvil, su ordenador y su preciada moto, los cuales también estaban en el paquete.

Este caminó a clases intentando pensar mejor las cosas y darle una oportunidad al alfa, quizás lo que él sentía por Zee no era real y su destino era el amor de Mew. 

Mientras en su despacho, el joven empresario estaba ansioso por su cita a comer con los Suppapong, esperaba ver al extraño omega, ya que quería saber que misterio encerraba y porqué lo hacía estar así de alterado sin haberlo tocado, ni cruzado una sola palabra con él.

En realidad no sabía muy bien lo que estaba haciendo, se sentía un poco estúpido pues tendría que aparentar cortejar a un caprichoso niño rico que no le atraía en lo más mínimo para así poder averiguar porqué un simple sirviente omega le había adelantado el celo y lo había tenido durante tres días intentando saciar una sed de sexo interminable.

Poco antes de las tres, que era cuando el viejo alfa le había dicho que comerían, este iba conduciendo hacía allí y pensando en las distintas posibilidades que podrían surgir, ya que si lograba llegar al omega, debía enfrentarlo.

Mientras en la casona, todo estaba listo para la comida en honor de Mew, estaba previsto que Gulf ayudaría a Berta en la cocina y las chicas servirían la comida.

Cuando el joven millonario llegó, una más que sonriente señora Mali le abrió la puerta, le dio paso y este entró mirándolo todo, caminaron hasta el salón donde ya estaba el resto de la familia sentados a la mesa, esperando a que llegase el invitado.

Mew no sabía muy bien que regalos se llevaban en esos casos pues él jamás había cortejado a nadie, no lo había visto necesitado, así que había optado por unas caras botellas de su vino favorito para acompañar la velada y un ramo de hermosas rosas para Saint.

Joong muy sonriente le dio el vino a una de las doncellas para que las descorcharan y las pusiesen en la mesa y el castaño ruborizado le pasó las flores a otra para que las pusiesen en un jarrón.

Luego de eso, se sentaron a comer y mientras los alfas mayores comentaban algo sobre los negocios, el más joven de ellos permanecía callado pues no sabía como comportarse en esa situación y no enfadar a su padre.

Mew miraba a todas partes intentando percibir el olor del omega sirviente pero no percibió ni rastro, estaba molesto y todo parecía indicar que este no servía la comida.

La velada resultó eterna para él, el cual deseaba fervientemente irse de allí cuanto antes pues tras el café seguía sin haber visto o percibido a Gulf en ningún momento.

Finalmente empezó a pensar que quizás lo había soñado todo y que probablemente se estaba volviendo loco y tal omega no existía.

Mientras en la cocina, Berta se dio cuenta de que hacían falta unas cosas de la despensa, la cual estaba en la parte de atrás de la casona y Off no estaba, así que mandó al moreno pues al parecer todos estaban ocupados.

Cuando logró despedirse de los atosigantes anfitriones, el joven empresario salió de la casona muy frustrado, no había conseguido averiguar nada y como no quería rebajarse a preguntar se tenía que ir como había venido.

Mientras caminaba hacia su coche pensaba en lo aburrido que le resultaba Saint pero debía seguir con la pantomima del cortejo hasta que averiguase sobre el pequeño omega o terminaría ingresado en un manicomio.

En la despensa, Gulf cogió las cosas que Berta le había dicho y acto seguido se encaminó de nuevo hacia la casona, cuando a lo lejos vio subirse a su coche al alfa, el cual decían que cortejaba al joven de la casa, sonrió y siguió su camino.

Mew ya estaba sentado en su coche y entonces bajó la ventanilla mientras encendía la marcha pero de pronto el dulce aroma del omega llegó a él, acompañado de una suave brisa que se lo había traído.

Nervioso miró hacia todos lados y rápidamente se bajó del coche donde lo vio caminar a lo lejos, entonces sonrió y suspiró aliviado pues entendió que no lo había soñando y éste era real, quiso caminar hacia él pero este ya entraba en la casona.

-Maldición, volví a perderlo- susurró frustrado.

Decepcionado volvió a subirse a su coche y luego se fue, mientras conducía, una mueca de desaprobación ocupaba su rostro, aunque interiormente estaba contento pues al menos tenía la certeza, de que aquel perturbador ser era real.

3. «Pobre Omega Infeliz» -Mewgulf, Zaintsee, Offgun Omegaverse TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora