Gulf abrió los ojos y un suave olor irrumpió en sus fosas nasales, era un aroma fresco, a campo y cuando se incorporó y se sentó en la cama se quedó con la boca abierta.Había flores por todas partes, en su cama, en el suelo, en la mesa, en la ventana, flores de todos los colores y tamaños y todas preciosas.
Se levantó y las recogió, oliéndolas una a una; había rosas, margaritas, lirios, azucenas y muchas más, cuando al fin las juntó todas, las puso en un jarrón que había sobre la mesa y comprobó que hacían un precioso ramillete.
Estaba feliz, jamás nadie le había regalado nunca nada y mucho menos lo habían sorprendido de esa manera.
Este se duchó y se vistió con las ropas de su maleta, no había uniforme ni ropa de trabajo que ponerse en la casa de Mew, se sintió muy extraño pues era difícil dejar de ser un sirviente, cuando lo había sido desde que tenía uso de razón.
Bajó a desayunar a la cocina dónde Sara y las otras dos omegas preparaban el desayuno.
-Bu-buenos días- dijo este entrando muy tímido.
-Buenos días Señor, ¿qué tal se encuentra hoy?- dijo una de las muchachas que se giró primero.
-No soy se-señor, llámame Gulf, por favor- dijo sonriente el omega.
-Está bien, como prefiera Gulf- dijo la doncella asintiendo.
La ama de llaves sonrió y le indicó la puerta.
-Bebe ir al salón, el joven lo espera para desayunar.
-Si gra-gracias.
El omega siguió el gran corredor y llegó a la gran puerta, respiró hondo y la abrió tímidamente entrando a continuación, allí estaba el alfa quién levantó su vista del periódico y esbozó una gran y hermosa sonrisa.
-Buenos días, ¿has descansado bien?- preguntó dejando el periódico y yendo a su encuentro.
-Si... si, gra-gracias.
El alfa se rió internamente ante eso, el omega se veía muy tierno y adorable, era como un perrito asustado y falto de cariño.
—No tienes porque darlas, ¿Tienes hambre?.
—Si, mucha.
Este lo acompañó a la mesa retirándole la silla para que se sentase, mientras que Gulf lo miraba con gusto pero también con desconfianza, no estaba acostumbrado a recibir tantas atenciones.
-Mu-Muchas gracias por las flores también- dijo mirando al plato.
-Me alegro que te gustasen... Supe que te gusta el campo y bueno, las flores me imaginé que también.
El omega asintió cabizbajo.
—Emm, por favor mírame... Yo no estoy en el plato- dijo Mew riendo.
El omega entonces levantó la vista y lo miró sonriendo levemente.
-Ves, eso mucho mejor, anda venga come algo, está todo delicioso.
El omega interior de Gulf gritaba y daba saltitos de alegría por las atenciones del alfa, quizás habían empezado con mal pie pero este ya no parecía tan malo, aunque no se fiaba aún del todo.
Tras terminar su desayuno, Mew se levantó de la mesa pues ya iba tarde a la oficina pero había querido ver al omega antes de irse, ya que solo con verlo le alegraba el día teniendo así, un efecto mágico sobre él.
-¿Ya te vas?, ¿Y yo que voy a hacer todo el día?- preguntó entonces Gulf.
-Puedes hacer lo que gustes... ¿no hay nada que te agrade aparte del trabajo?- preguntó el alfa poniéndose el abrigo.
-No sé, me gu-gusta leer y e-escribir pero...
-Pues no se hable más—habló Mew rápidamente—… ve a mi despacho, allí tienes libros, lápiz y papel, ¿de acuerdo?.
—De acuerdo.
Las horas pasaron muy lentas para el alfa en su despacho, al atardecer ya no aguantaba más sin ver al omega, ya que llevaba todo el día pensando en el y lo extrañaba tanto que se moría por volver a casa para verlo, sentirlo cerca y envolverse en su rico aroma.
Solo con pensarlo, su alfa interior se revolucionó y luchaba por salir corriendo a buscar al omega, se decía a sí mismo que tenía que ser paciente, esperar a que estuviese listo, no podía perder a Gulf y continuamente tenía que acallar sus terribles ganas de poseerlo.
Finalmente, este volvió a su mansión y se encontró a este en la biblioteca del despacho, sentado en el suelo rodeado de libros por todos lados, se había encontrado con que el alfa tenía libros muy bonitos e interesantes y se le había pasado el tiempo volando.
-Vaya veo que te ha cundido el día, ¿Lo has pasado bien?- preguntó Mew sonriente asomándose por la puerta.
Este levantó el rostro y lo miró, se veía muy tierno allí sentado, la agonía diaria del alfa se le fue tan solo con contemplarlo y su corazón le dio un salto cuando este se levantó y se acercó a él dándole un leve beso en la mejilla.
—Gracias.
El omega estaba sonrojado, había seguido un impulso que lo dominó y no sabía si el alfa lo regañaría por tener ese atrevimiento pero comprobó que este le sonrió y le devolvió el beso, entonces sintió sus piernas fallarle mientras temblaba como una hoja.
—Muchas gracias por dejarme estar aquí con tus libros.
—De nada, me alegro que t...
Mew notó el fuerte olor del omega, este temblaba y empezó a gemir muy sonrojado.
—Oh no, mi celo.
Gulf se separó y luego salió huyendo, corrió desesperado escaleras arriba y a continuación se encerró en su habitación, tenía mucho miedo, tener el celo no era bueno, ya que pasaban cosas.
El alfa salió de su desconcierto y corrió tras él pero ya este estaba encerrado, entonces lo llamó pero el omega no le abrió, entonces este empezó a notar un calor sofocante y su alfa interior gruñó.
Su celo se había despertado con el excitante aroma del omega.
-¡Vete!.... ¡no, no pue-do!, ¡me harás da-ño!—escuchó gritar al omega—...Yo quie-ro encontrar a mi destinado, no quiero entre-garme sin estar seguro... por fa-vor en-entiéndeme.
El alfa golpeó la puerta.
-Abreme, por favor...yo soy tu destinado, lo sé... Créeme lo siento dentro de mi....Me he sentido tuyo desde que te vi en aquella fiesta en la que desapareciste. ¿Recuerdas?, tú despertaste mi celo también ese día, al igual que ahora, ¿ No lo ves?, nuestros celos se unen.
-¿Y Saint?- preguntó Gulf extrañado.
-A él sólo lo usé para estar cerca tuyo y conocerte—dijo este arrollidandose ante la puerta— ...Lo sé, es descabellado pero sólo se me ocurrió eso, por favor, yo puedo ayudarte a que el dolor se vaya, abreme por favor Gulf...abreme, yo te amo.
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3. «Pobre Omega Infeliz» -Mewgulf, Zaintsee, Offgun Omegaverse Terminada
FanfictionMew es un alfa solitario que jamás sintió nada más allá de un vil y simple deseo por los omegas, ya que para él eran meros juguetes sexuales. Él creía que solo eran servibles para dar placer y criar a los hijos pero todo empezará a cambiar en una f...