-31-

4.3K 636 24
                                    


Mew aguardó como pudo a que Gulf se restableciese y saliese de su escondite.

Este avisó entonces al omega que en el día siguiente viajarían a la cuidad para una bonita sorpresa, entonces Gulf no pudo dormir en toda la noche pues estaba muy nervioso por ello.

-¿A dónde vamos?, ¿Por qué no me lo dices ya?- preguntaba este sentado en el asiento del copiloto pues llevaban un rato en el coche y no se paraban en ningún lugar.

-No seas impaciente, ya lo verás te gustará- dijo Mew sonriendo.

El alfa estaba muy contento de que este no hubiese puesto resistencia, la verdad era que se notaba que deseaba salir y dejar de ser un animalito enjaulado.

Finalmente detuvo su lujoso coche en frente a una hermosa tienda de ropa e hizo bajar a Gulf y a continuación se adentraron.

-Buenos días, quisiera comprar ropa y zapatos a mi joven amigo, ¿Pueden ayudarnos?- habló el alfa a la sonriente omega.

El lugar era enorme y había muchas cosas bonitas, Gulf no sabía que elegir pues todo lo que le mostraban le gustaba, mientras que él lo contempló gustoso probarse cada prenda.

El omega era todo un espectáculo pues sonreía feliz y se ruborizaba a cada piropo que el alfa le hacía, mirándolo atentamente con sus hermosos ojos.

La verdad era que el alfa se relamía interiormente, viendo las curvas del omega, ya que con las ceñidas ropas, se le marcaban los muslos y el trasero y las camisas dejaban entrever su precioso torso.

Este quería saborear sus hermosas clavículas y sentía como las manos le picaban por acariciarlo, entonces notó sus colmillos crecer ansiosos de morder, se moría por marcar su desnudo cuello.

También comprobó que su prominente bulto entre las piernas palpitaba latente, no podía evitarlo, el omega le gustaba cada día más y a todas horas.

Rápidamente se levantó nervioso y corrió al lavabo de la tienda pero ya era tarde pues tanto Gulf, como la omega ya habían olido su excitación y estaban ruborizados.

-T-Tu alfa es muy gu-guapo... Ti-Tienes mucha s-suerte- dijo la omega -...Ojalá yo e-encuentre uno así, tan a-atento y bueno co-como el tuyo.

-No...no.. es mi alfa- balbuceó el omega entristecido.

-Pues e-está loco por ti, se nota que tee a-ama y tú deberías co-corresponderle- le dijo de nuevo la omega.

-Tú ... ¿tú crees que me a-ama?- preguntó este asombrado.

La omega asintió y entonces este volvió a ruborizarse, no sabía que pensar sobre eso pero si que había comprobado que Mew era un alfa bueno, le compraba flores y ropa, no lo permitía trabajar y lo alimentaba, además de que le daba cobijo a cambio de nada, realmente pensándolo bien y se sintió tonto por temerle.

Cuando el alfa salió repuesto de su "afer" consigo mismo, Gulf ya volvía a tener su misma ropa y lo esperaba sonriente mirando el resto de la tienda.

-¿Por qué no te has dejado puesto alguna de la ropa nueva?, es para ti, para que la uses... La tuya ya está muy vieja.

-No sabía que podía ponérmela ya, perdón- Gulf bajó apenado su cabeza.

Mew sonrió.

-Anda pues corre al probador de nuevo y ponte la que más te guste, mientras yo le pagaré a la dependienta, ¿De acuerdo?.

-De acuerdo, ya voy- asintió el omega conforme y corriendo feliz.

El alfa hinchó su pecho llenó de orgullo al verlo, adoraba sentirlo así, contento, riendo feliz y pensó que desde ese momento haría todo lo posible para que fuese siempre así.

Poco después se subieron al coche y el omega brotaba felicidad por los poros, su olor invadía todo el coche, haciendo que el alfa se muriese de placer pues el aroma de este era el único que podía soportar y además lo llenaba de paz y felicidad.

Mew arrancó el coche y siguió conduciendo hasta que unos minutos después se paró delante de un gran edificio, al que Gulf creyó sería otra tienda.

-No necesito más ropa, ya me has comprado suficiente, Mew.

El alfa negó.

-No es una tienda...te he traído para que hables con un buen amigo mío que te ayudará, no te pongas nervioso-dijo este mirándolo-... confía en mi, ¿de acuerdo?.

El omega lo miró con ojos de tristeza, mientras lagrimillas anunciaban salir en cualquier momento y su preciosa boca hizo un puchero.

-¿Me compraste toda esta ropa nueva para luego venderme a tu amigo?.

El alfa lo miró con extrañeza.

-¿De dónde sacas eso?

-No, no lo hagas-suplicó este ya con las lágrimas corriendo a mares por sus mejillas-...me portaré bien, te abriré la puerta para que entres pero no me vendas por favor.

-Shsss .....tranquilo ¿de dónde sacas eso?-preguntó Mew de nuevo muy apenado-....yo no te voy a venderte, cálmate, es sólo para que habléis, él es mi terapeuta.

Gulf detuvo el llanto.

-¿Un te-terapeuta?, ¿Tú vas a un te-terapeuta?, ¿P-Por qué?- preguntó confuso.

-Bueno, digamos que cierto precioso omega que me trae loco y no me hace caso y necesito tratamiento- respondió el alfa sonriendo.

Gulf se sonrojó y bajó su cabeza avergonzado y estúpido pues el alfa le decía cosas lindas todo el tiempo y él sólo pensaba cosas malas de él.

-Supongo que no pasará nada malo por hablar con ese terapeuta- dijo este finalmente-...de acuerdo, lo haré, hablaré con él.

-Gracias bebé, eres el mejor.

Al entrar en el despacho del beta, el omega pudo ver que el terapeuta era un alfa mayor y parecía muy amable, además de que tenía una suave voz que traquilizaba mucho.

Este le dijo que se tumbase en el diván, que era ideal para conseguir relajase, entonces este obedeció y tras recostarse, puso las manos en su panza y escuchó atentamente todo cuando le este le decía.

...-Bien Gulf, quiero que te relajes, que cierres los ojos y me cuentes cosas de ti, ¿Dónde naciste?, ¿cómo se llaman tus padres?, cosas así... ¿de acuerdo?.

El omega asintió, entonces cerró sus ojos e hizo memoria.

Este comenzó por la aldea donde había nacido y le dijo que apenas recordaba a sus padres, ya que era muy pequeño cuando los vio por última vez antes de que aquel alfa lo comprara y se lo llevase.

Le contó también sus años trabajando en la granja, lo mucho que le gustaba tumbarse en el pasto y mirar las estrellas.

También cuando fue vendido de nuevo y lo llevaron a aquella mansión donde servía a las cuatro jóvenes omegas, que le enseñaron a leer y escribir, a pesar de todo, Gulf las recordaba con cariño, aunque el alfa de aquella casona era muy estricto.

Su peor recuerdo y el más profundo fueron los años pasados en el hotel donde sufrió acoso​, golpes y vejaciones del hermano de la dueña.

-Lo estás haciendo muy bien-dijo el terapeuta mientras lo escuchaba con atención y anotaba en su libreta.

Por último, el omega le contó su breve paso por las calles pasando frío y hambre cuando se escapó de allí y que gracias al cielo encontró a Off, que lo llevó a la casona de los Suppapong.

Le habló de Berta, de las dulces doncellas y de Zee, los recordaba con mucho cariño incluso se emocionó un poco al nombrarlos.

Muchas de esas cosas él, el terapeuta ya las sabía pues Mew se le había contado según se iba enterando cada vez que iba a la casa de los Suppapong, así que decidió indagar en su relación con el alfa, después de conocer su historia.

-Bueno, Gulf... todo está bien pero​ ahora quiero que me cuentes que es para ti Mew, ¿de acuerdo?.

Este asintió y no pudo evitar ruborizarse al recordar a este mirándolo con sus preciosos ojos una hora antes en la tienda de ropa y también lo que la dependienta le había dicho.

-Mew es bueno conmigo pero me da miedo que todo sea un sueño y se termine.

3. «Pobre Omega Infeliz» -Mewgulf, Zaintsee, Offgun Omegaverse TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora