-24-

4.1K 601 30
                                    


Zee se debatía entre la vida y la muerte, los médicos daban pocas esperanzas de que saliera adelante y Saint se moría de la angustia y la impotencia.

La segunda operación que los médicos habían decidido practicarle, estaba durando muchas horas y aún no sabían nada más.

Los Suppapong decidieron irse a descansar después de estar en el hospital durante las seis primeras horas, le insistieron a su hijo que fuese con ellos también pero no hubo manera de arrancarlo de allí.

Joong estaba muy enfadado pues era la primera vez que su amado hijo no lo obedecía pero no quiso hacer un escándalo pues no era el momento ni el lugar, así que se dio por vencido aunque le advirtió que se las verían más tarde.

Off se quedó con él, además de porque su jefe se lo había ordenado, el chófer era su amigo y compañero, así que quería estar allí y saber de él.

El beta observaba muy extrañado la actitud del joven alfa, ya que este se mostraba muy afligido y permanecía muy triste por la difícil situación del chófer.

Lo cierto era que le parecía muy extraño pues lejos de ser un empleado más, no veía a que se debía esa pena que este tenía por el omega.

Al cabo de unas dos horas más, un médico al que antes no habían visto salió a informar.

—Buenas...soy el doctor Atthaphan, soy neurólogo y mis colegas me han pasado el expediente de su familiar—Comenzó hablando el beta, el cual carraspeó al mirar al otro beta—… el señor Pruk está muy delicado, las operaciones han salido bien dentro de la gravedad y aunque es un omega muy fuerte, el golpe en la cabeza ha sido muy fuerte y tendremos que esperar para saber su evolución.

Saint rompió a llorar y caminó hasta la pared y se dejo caer en el suelo donde sujetó sus rodillas y enterró su cabeza en ellas.

Off estaba muy preocupado por su amigo pero además de eso, este no podía evitar sentir su cuerpo revolucionarse mientras aún seguía escuchando al pequeño y hermoso medico, el cual seguía explicando la situación del chófer.

Lod regordetes y rosados labios del sanitario se movían, mientras que Off lo observaba boquiabierto, era hipnótico, jamás le había ocurrido algo así con ningún ser.

Finalmente el médico se fue, no sin antes tocarle el hombro y darle ánimos, entonces ambos sintieron una corriente que los sacudió, Off notó su corazón latir a mil por hora y juraría que cuando este se iba, alcanzó a ver que sus mejillas estaban muy sonrojadas.

Nervioso llamó a su madre, quién contestó muy afligida pues Zee era como un hijo para ella al igual que Saint que la tenía muy preocupada también, por lo que le había dicho sus patrones al llegar a casa pues ella sabía que el joven alfa era muy sensible y delicado.

A medida que el tiempo pasó, este fue atando cabos y aunque le parecía increíble, al final lo vio claro como el agua que Zee era el omega de Saint».

El hijo del jefe era el motivo por el cual su amigo desaparecía, por el que últimamente estaba tan contento y por lo tanto, él era quién lo había marcado.

Sin querer unos días atrás le había visto la mordida en el cuello, cuando éste se estaba colocando uno de los benditos pañuelo que de repente había empezado a usar con la excusa de su dolor de garganta.

Todo tenía sentido para el beta, al parecer ellos eran pareja en secreto y por eso el alfa estaba así de devastado y por eso había sacado todo su temperamento por primera vez ante su padre, consiguiendo su propósito de permanecer junto a su omega.

¿Y qué pasará con el señor Suppasit?-pensó de repente Off.

(...)

Mientras todo estaba patas arriba y amenazaba con derrumbarse, Joong gruñía furioso y daba vueltas y vueltas en su oficina.

Aún no podía creer lo rebelde que se había puesto su único hijo varón la noche anterior y no lograba comprender, el porqué este lo había enfrentado de repente y todo por quedarse con el chofer, el cual le había cogido la moto que él le había comprado y la había estrellado.

Tenía tantos planes, tantos sueños en sus negocios con Suppasit para después de la unión con su hijo y ahora no sabía si se llevaría a cabo pues si todo era como estaba sospechando, su hijo había tomado como su omega a Zee y lo había arruinado todo.

Furioso cogió una silla de su despacho y la tiró contra la pared, iba a quedar como el hazmerreír y el joven millonario no le miraría ni a la cara.

Sus negocios con él peligran así como su sociedad, su familia sería la mofa de toda la alta sociedad pues si resultaba ser verdad que estos  estaban juntos, pondría en vergüenza su apellido.

Mientras en su despacho, Mew estaba ajeno a todo entre papeles y más papeles y de vez en cuando suspiraba pesadamente pues deseaba volver a ver a Gulf, ya que cada vez se le hacían más difíciles las horas sin tenerlo cerca, sin oler su dulce aroma y ver la hermosa cara y sus prominentes curvas, tan bien talladas en su pequeño cuerpo.

Su conciencia empezaba a decirle que no siguiese con el plan, era deshonesto utilizar al pobre Saint, ilusionandolo con su falso amor, además el omega también podría no querer nada de él si veía que era capaz de engañar así, aunque hubiese sido por acercarse a él.

Tendría que decir la verdad y cortar la relación con Saint como le había dicho su psiquiatra, además ya se le estaba haciendo más insoportable y su mente y su cuerpo ya solo quería a Gulf.

Ni siquiera tenía ya la necesidad de desahogarse con otros omegas, por lo que llevaba varios días sin follar con nadie y no lo echaba de menos pues este ocupaba todos sus pensamientos y deseos.

Todas sus creencias y su arraigado orgullo, habían sido derrumbados y aniquilados por el dulce omega sin previo aviso y sin contemplaciones, Gulf se había metido en su ser y ya no tenía dudas de eso.

Mew estaba total y absolutamente enamorado del hermoso y misterioso omega sirviente de los Suppapong.

3. «Pobre Omega Infeliz» -Mewgulf, Zaintsee, Offgun Omegaverse TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora