Capítulo 14

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Aquella mañana en Madrid la lluvia se hizo presente, la noche anterior ninguno de los dos había podido dormir ya que las pesadillas y la preocupación se adueñaron de la noche. Ambos se encontraban con el coche todavía aparcado, Laura miraba sus manos distraída sin expresión alguna en su rostro, Villa por su parte terminaba de hablar con la productora por teléfono. Cuando colgó su mirada se dirigió directamente a Laura y sin que ella se lo esperase él le envolvió en un cálido abrazo, ella al darse cuenta se aferró a él dejando por unos minutos todos los miedos y preocupaciones atrás. Cuando se separaron Laura le dedicó una triste sonrisa y se puso en marcha hacia el hospital, las horas de visitas para las personas graves estaba muy controlado y ellos querían aprovecharlo al máximo. Durante el camino lo único que se escuchaba era la lluvia golpeando sobre el cristal y el tan habitual sonido de las calles de Madrid. A los pocos minutos llegaron y para su suerte encontraron sitio enseguida, bajaron y refugiados por un paraguas se dirigieron al interior del hospital, antes de entrar a la sala de espera Villamil entrelazo sus dedos con los de Laura en un acto para infundir fuerzas.

Villamil y Laura esperaron unos minutos hasta que el mismo doctor que les atendió la tarde anterior salió para avisarle de que ya podían entrar, los dos fueron tan rápido como pudieron hacia la habitación de Isabel. Antes de entrar Villamil pudo notar como Laura retrocedió un paso y soltó un pesado suspiro, le dolía ver como su novia se derrumba por momentos y no poder ayudarle a frenar ese dolor, así que tomó su mano haciendo que ella le mirase y le dedicó una sonrisa esperanzadora. Ambos entraron y fue como si el mundo les pesara más de la nada, Isabel miraba hacia la ventana, con la mirada triste y perdida, sin sus característicos libros entre sus manos, sin su iluminadora sonrisa en sus labios.

Laura: Buenos días -Dijo con el tono más agradable que pudo conseguir mientras en su interior una batalla por intentar retener la lágrimas se disputaba-.

Isabel: Mi niña -Dijo dibujando una débil sonrisa en su rostro al ver a Laura-. Villamil: Buenos días Isabel -Dijo con una tierna pero inevitable triste sonrisa-.

Isabel: Mi otro niño -Dijo algo más despierta- Os he echado de menos -Dijo mientras tomaba con dulzura la mano de Laura-.

Laura: ¿Qué tal te encuentras? -Dijo mientras colocaba su otra mano libre encima de la de Isabel-.

Isabel: Cansada y agobiada, no para de entrar y salir personas, de hacerme pruebas, me tratan como si me fuera a romper -Dijo con algo de mal humor en su voz cosa que hizo soltar una risita a Laura y Villamil-.

Villamil: Me alegra saber que, a pesar del susto, todo esto no te ha quitado tu gran carácter.

Laura: Te traje unas cosas -Dijo sacando un par de libros de su bolso- Se que sin tus libros no serías feliz.

Isabel: Laura -Dijo con un tono cariñoso tomando los libros de las manos de Laura y revisandolos- De verdad que eres un ángel mi niña -Dijo acariciando con cariño el rostro de Laura-.

Villamil: ¿Te dijeron algo los médicos sobre lo que te ocurrió ayer?

Isabel: Seguramente, pero como comenzaron a decir tantas cosas que no me interesan no preste atención -Dijo mientras ojeaba algunas páginas de su libro y levantó la mirada al notar que Laura se encontraba cabizbaja y que Villa apenas sonreía- Mis niños, siento muchísimo que anoche os asustara de esa forma, de todas las personas del mundo, vosotros sois las que menos os merecéis sufrir -Dijo sin evitar soltar una lágrima-.

Laura: Ehh, no tienes porque disculparte, nadie estaba preparado para eso, pero siento alivio saber que al menos pudimos ayudarte al momento -Dijo mientras retiraba con delicadeza la lágrima del rostro de Isabel-.

El chico del corazón de cristal: A donde vamos ahoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora