-Vamos perro, que a este paso vamos a llegar tarde -Le repitió Isaza a Villamil por quinta vez en 10 minutos-.
-Isaza, nos quedan 20 minutos todavía, respire por favor -Dijo mirando de mala manera a Isa que lo esperaba en la puerta de su habitación moviendo el pie con nerviosismo-.
Ese día estaba completamente centrado en entrevistas, ensayos y terminar de detallar ciertos detalles para canciones futuras. Cuando Villa mandó su mensaje de buenos días a Laura, guardó su móvil, la tarjeta de su habitación de hotel y sus características gafas de sol para poner rumbo al vestíbulo junto a su nervioso pero querido amigo. Cuando bajaron se encontraron a Martín apoyado en un sofá y en cuanto los vio no hizo falta que dijeran nada para saber que pasa, Simón. Isaza sacó su teléfono y se alejó unos metros de sus amigos para llamar y contagiarle su nerviosismo a su amigo, Villa y Martín soltaron una carcajada al saberlo. Cuando Simón bajó ante el nerviosismo de Isa y las risas de Pedro, Villa y Martín, pusieron rumbo al lugar donde los entrevistarían.
-Llegamos - Anunció Pedro-.
-"Vamos a llegar tarde"- Dijo en un tono burlón Villa colocándose las gafas de sol mientras Isaza le miraba mal-.
Al bajar de la furgoneta Villa fue empujado por Isa y casi cae de cara al suelo, cuando este se incorporó y miró a su amigo con cara de sorpresa, vio como su amigo se comenzó a reír a carcajadas.
-No se caiga perro, que no queremos llegar tarde -Dijo bajando de la furgoneta de forma triunfal-.
Pasaron la mañana trabajando, grabando y pasando una mañana llena de movimiento con tal de hacer una buena promoción.
Mientras, Laura se ocupaba de abrir la querida librería y comenzar un nuevo día de trabajo. Aquella librería era parte de su historia, tanto con Isabel como con Villa, una sonrisa se dibujó en el momento en el que noto su teléfono vibrar en su bolsillo, sabiendo perfectamente que era el mensaje de Villamil. Por muy lejos que estuviera, Villa siempre le deseaba una buena mañana y una buena noche cada día y ese pequeño gesto es lo que le hacía sentirlo cerca de ella. Pasó una mañana tranquila recibiendo a personas que turistean por Madrid y pasaban por aquella pequeña pero acogedora tienda y se llevaban algún que otro libro. Aquella mañana Laura no tenía mucho apetito así que prefirió esperar a casa y tal vez comer algo allí. Mientras Laura pasaba uno de los medios días más aburridos de su vida, escucho aquella pequeña campana que avisaba que alguien abría la puerta y se incorporó casi de inmediato, pero para su sorpresa era una cara conocida quién entró.
-¡¡Nath!! -Dijo con emoción Laura mientras se dirigía hacía su amiga para darle un abrazo-.
-Hola preciosa- Dijo con una sonrisa mientras le correspondía el abrazo-.
-¿Qué te trae por aquí? Que maravilla poder verte -Dijo llena de felicidad Laura mientras giraba el cartel que indicaba "Abierto" y echaba la llave para poder ir con Nath a la trastienda a hablar un poco-.
-Pues me enteré que mi hermana venía y como no tenía nada pendiente pues decidí venir y con suerte poder ver a alguna de mis chicas -Dijo sin perder su sonrisa- ¿Tú cómo vas?
-Pues trabajando y extrañando a villita -Dijo levantando los brazos mientras soltaba una risa triste-.
-Sé lo duro que es no tenerlo a tu lado, y sé que él te extraña tanto como tú -Dijo acariciando con cariño el brazo de Laura-.
Pasaron un par de horas hablando y aprovechando que nadie venía, al cabo de un rato la hermana de Nath llegó y se fueron juntas dejando sola a Laura ante un par de horas de trabajo antes de poder cerrar. Cuando la noche inundó las calles de Laura, terminó de hacer caja, revisó la librería y cerró para poner rumbo a su casa. Cuando llegó su primer pensamiento fue ir a ducharse para poder ir cómoda por su casa, pero de repente, un gran malestar le obligó a ir corriendo al baño y vomitar lo poco que tenía dentro de su estómago. Cuando pareció que el malestar y las ganas de vomitar desaparecieron las ganas de ducharse se multiplicaron, sin ganas de comer nada se puso el pijama y encendió la chimenea que tenían en el salón para poder relajarse un rato. De repente el sonido de su móvil robó por completo su atención y vio que ya había llegado su momento favorito del día, la videollamada con Villa.
-Hola Villita -Dijo con una sonrisa de oreja a oreja-.
-Hola mi amor -Dijo Villa sonriente.- ¿Cómo estás?
-Bien -Mintió- ¿y tú?
-Cansado, hoy fue un día duro -Dijo resoplando mientras abría la puerta de su habitación-.
Pasaron un rato juntos hablando, contando su día, haciendo reír a Laura con lo ocurrido con Isa y pasándose chismes. Llegado un punto, Laura estaba en su cama y por mucho que luchará contra el cansancio, este pudo con ella y se quedó dormida mientras hablaba con Villa. Este se tomó un momento para observarla.
-Gracias por cambiar mi vida aquella noche.
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El chico del corazón de cristal: A donde vamos ahora
FanficLaura: Y ahora ¿A dónde vamos? Dos años después de aquel esperado reencuentro, Laura y Villa tendrán que experimentar cambios en sus vidas.