Capítulo 16. "Después rescatas mi cadáver"

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La voluntad de Honnel podía darle un giro a esta complicada batalla.

Me levanté dispuesto a utilizar mi nueva ventaja. Min ho atacaba con los hilos hacia la humareda para evitar que el sujeto le pusiera una mano encima. Funcionaba, hasta que la silueta volvió y Min ho la interceptó, lanzando un arreglo de hilos imposible de esquivar...

Cualquier persona habría caído despedazada al suelo, cualquiera excepto un portador de calavera negra. El enemigo visualizó aberturas entre los hilos, se agachó esquivando una línea horizontal, saltó sujetando sus rodillas, haciéndose una bola humana en el aire para atravesar un agujero entre las líneas, luego estiró todo su cuerpo para amortiguar la caída, al tocar suelo, se impulsó a través de otra abertura. Sin duda demostraba virtudes de flexibilidad y agilidad muy superiores a mis contrincantes anteriores.

Los hilos de Min ho estaban fabricados de fibras especiales de carbono, razón por la cual, los mecanismos del enemigo no ejercían repulsión.

El enemigo esquivaba mientras acortaba más y más la distancia con Min ho. Algunos hilos habían rozado sus brazos y piernas, creando heridas que no representaban pérdida alguna frente a la convicción inquebrantable y fiereza por aniquilar a su presa. A pocos centímetros, comprimió fuerza en su brazo derecho para lanzar un puñetazo contra el rostro del asiático; este por su parte, respondió tirando una línea vertical que le dividiría el rostro a la mitad si continuaba, pero su rival recogió el puño e impulsó su cuerpo a un lado para esquivarlo, perdiendo un trozo de oreja en el acto. Sin inmutarse, aprovechó y, luego de un giro, arrojó una patada poderosa contra el abdomen de Min ho, el cual reaccionó cubriéndose con los brazos. El impacto tronó algunos huesos de su brazo izquierdo, seguido de un gran empuje. No había logrado derribarlo, pero eso no impidió que exhalara un gran grito de agonía.

El enemigo se aproximaba para acabar en definitivo a Min ho con un golpe directo. Traté de evitarlo, tomando mi arma para disparar, pero sería demasiado tarde. A punto de lograrlo, una porción del humo detrás del sujeto se dispersó como si alguien la atravesará, entonces aparecieron rasguños disparejos en su rostro y se impulsó hacia atrás como si le halaran.

Yo distinguía manos y piernas en movimiento sobre la espalda del enemigo. Este no lo pensó y reaccionó, dándose la vuelta para estirar la mano en son de atrapar, alcanzando a sujetar el aire y asiendo de él. El movimiento dio la impresión de que lo que debiera ser intangible se convertía en tela, develando de la nada la presencia de Dyan. Ella tomó distancia mientras que en una de sus manchadas manos, sujetaba el pequeño mecanismo que había arrancado de la frente de su rival.

Lo que el sujeto había atrapado fue la capa grisácea que vestía Dyan. Tras unos segundos de echar mente, yo lo había entendido: la prenda que Dyan encontró no solo funcionaba para una vana decoración, sino que trabajaba con una tecnología que le permitía camuflarse al ojo humano, dando el efecto de invisibilidad.

Una actitud pueril había de esconder a una luchadora muy audaz, pero aún alguien de su calibre no eludiría las debilidades de su propia contextura, pues sostenía su abdomen como si de una carga dolorosa se tratara. También portaba su bolso personal de armas, así que miré hacia la posición donde ella lo había dejado antes de seducir al enemigo, pero descubrí que solo estaba la mochila de los insumos. Con esa capa y la ligereza de su físico, había ocultado cualquier rastro de sí, tanto que no notamos el momento en que lo cogió.

Min ho aprovecharía para atacar con su brazo derecho, pero el enemigo fue más veloz, dejando caer la capa para sujetarle de su camisa.

—Debiste irte cuando te dije —comentó y, con mucha fuerza, lo arrojó hacia la jaula de láseres.

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