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En aquella mansión de paredes color crema y múltiples habitaciones, solían hacerse todas las reuniones, pese a los reclamos de Vegetta, quien tenía que lidiar con todos ellos y su alboroto, y en todas esas ocasiones, ni una sola vez, le había parecido un lugar tan silencioso e incómodo, tan malditamente frío.

Sobraba decir que ninguno se había atrevido a hablar desde que ambos se sentaron lo más lejos posible del otro, siendo esa la razón por la cuál ahora sentían una soportable, pero dolorosa opresión en el pecho.

Auron no dejaba que su vista se alejara del punto que había elegido como su refugio, siendo la chimenea frente a él lo único que vería mientras estuviera ahí dentro.

—Auron, yo-

—No, espera, dame un momento — le interrumpió con suavidad antes de que pudiera decir más, agradeciendo internamente que Vegetta no mostrara intenciones de ignorar su petición.

El tiempo se le había echado encima como nunca antes, haciéndolo sentir tan presionado, que no se sentía capaz de hablar sin trabas. Descansó sus codos sobre sus muslos y se inclinó ligeramente hacía adelante para ocultar su rostro, suspirando ruidosamente contra sus palmas.

"Habla de una puta vez", se reprochó, frotando su rostro antes de darse un par de golpes en las mejillas, saliendo de su escondite para encarar al mayor, encontrándose de nuevo con aquellos ojos que le miraban con verdadera preocupación e interés "Ha tomar por culo el refugio", pensó antes de separar sus labios para pronunciar palabra.

—Mira...— Aclaro su garganta antes de seguir— no he venido a escuchar explicaciones ni a que me des excusas sobre lo que ocurrió, tampoco vengo a justificar el salir corriendo y actuar tan infantil — continuó con toda la seguridad que pudo reunir, logrando ocultar sus nervios—. Sólo vengo a... liberarnos de esto — confesó, apartando su mirar del contrario en cuanto lo vio fruncir ligeramente el ceño, confundido.

—¿Qué?

Tomó una gran bocanada de aire y se apresuro a continuar.

—Si, yo... ya no quiero seguir así — respondió, cabizbajo—, es demasiado complejo y créeme, creo que lo mejor es dejar de perd-

—Espera, espera un minuto por favor — pidió, levantándose del sofá para acercarse a él, permaneciendo lo suficientemente alejado para no llegar a molestarlo—. Quieres decir, que después de lo que hicimos, ¿tan sólo quieres terminar? — preguntó con un ligero toque de incredulidad.

—Que comes que adivinas — No fue la mejor manera de responder, pero la necesidad de parecer confiado y el tono que Vegetta había utilizado, lo estaban poniendo nervioso.

—No me jodas.

Auron redujo el espacio entre sus cejas hasta que fue casi nulo.

—¿Qué has dicho? — preguntó, poniéndose de pie.

—Lo que has oído — respondió con rapidez el contrario, dejando a relucir su molestia—. No puedo creer que después de todo, después de que tu fueras el que me pidió intentarlo...— reprochó, y la desilusión se dejó ver durante una fracción de segundo en su semblante, antes de que el enojo la eliminara por completo— joder, si tenías planeado esto desde el principio no debiste ni insistir.

—¡No lo tenía planeado, cabrón! — exclamó, terminando de reducir la distancia entre ellos hasta que la clara diferencia de altura se hizo notar, forzándolo a alzar la vista— Todo fue por la gilipollez que hiciste, ¡puto calvo de mierda!

La manera de hablar de Auron no le resultaba sorprendente, no había insulto que no hubiera escuchado salir de su boca antes, pero, aún así, era raro que fueran dirigidos hacía él.

𝑺𝒐𝒖𝒍𝒎𝒂𝒕𝒆𝒔 [Re-escribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora