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Auron estaba nervioso de cojones. Podía casi jurar que nunca, a lo largo de su vida, había sudado tanto como en ese momento y cada que intentaba distraerse, resultaba mucho peor.

— ¡Joder, Fargan! — maldijo en voz alta a pesar de que el castaño había dejado su casa hace unos minutos y de haber sabido los comentarios que haría, no le hubiera abierto la puerta.

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Recién había despertado hace unos segundos y ya tenía a un visitante inesperado e indeseado tocando su puerta y esperando con una gran sonrisa que lo dejaran pasar.

Hola Auron — saludo animado, ignorando la expresión molesta de su compañero, el cual soltó un largo suspiro antes de dejarlo entrar — hace mucho que no venía de visita, ¿dónde esta Frederick? — pregunto en cuanto llegó al final de las escaleras y busco con curiosidad al pollo.

— En un lugar seguro ya que no me fío ni un pelo de ustedes — se quejó con el ceño fruncido y tomó asiento en el sofá, posando su brazo sobre el respaldo y frotando su cien con fastidio.

— Pero Auron... por favor, yo no sería capaz de secuestrar a tu mascota — le mostró una sonrisa y se acomodó junto a el a unos escasos centímetros de distancia.

— Vale — respondió sin mirarle, fingiendo que le habia creído — ¿me dirás a que haz venido o tengo que adivinar? — pregunto sin titubeos, alejándose un poco de el. Auron amaba su espacio personal y muchas veces lo había dejado claro.

Venga, te explico...— se acomodó sobre los suaves cojines, usando sus brazos como almohada y cruzandose de piernas — Alex me a mandado — confesó y Auron le miro confundido — dijo que teníamos que darles un empujón a ti y a Vegetta ya que han estado muy tensos — prosiguió, intentado ser lo más claro posible, lo cual no estaba funcionando porque Auron parecía no estar entendiendo nada.

Vale...— hizo una mueca, intentando unir los puntos y Fargan no pudo evitar fastidiarse al pasar de los segundos. Tenía que ser más rápido si quería que Alex lo compensará después.

— Hey — lo llamo, atrayendo su mirada y cuando obtuvo su atención, movió una de sus manos de arriba a abajo con un doble sentido que Auron capto al instante, sintiendo el calor llegarle hasta las mejillas.

— ¿¡Pero que dices!? — se levantó con brusquedad y comenzó a caminar de un lado a otro con inquietud — ¡no estoy tenso! — grito nervioso y se cruzó de brazos, escuchando la sonora risa de Fargan.

Tranquilo, no te juzgo — se levantó, atrapando por los hombros al menor y mirándolo más de cerca — yo también estaría tenso si tuviera a Vegetta todo el día conmigo — mencionó con un tono aterciopelado y Auron chasqueo la lengua, sintiendo los nervios a flor de piel.

𝑺𝒐𝒖𝒍𝒎𝒂𝒕𝒆𝒔 [Re-escribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora