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Después de ofrecerle algo de beber, ambos se acomodaron frente a la tv, que recién había comprado el menor, y pusieron cualquier cosa con tal de no quedarse en completo silencio.

Vegetta observaba con verdadera atención lo que estaba pasando en la película y Auron estaba comenzando a desesperarse más con el pasar de los minutos. Tal vez Fargan le habia jugado una broma muy bien planeada y si era así, haría que su tortura fuera mucho peor de lo que planeó.

Oh, vaya que se iba a arrepenrir si era una broma.

Miro de reojo al pelinegro junto a el y por primera vez fue consciente de la distancia que había entre ambos, una muy distinta a la que mantenía con el resto y que incluso lo hacía ver como un tipo empalagoso. Hizo una mueca y se alejó disimuladamente del mayor, usando como excusa que iba a tomar el móvil del buro junto a ellos.

Aprovecho que lo tenía en las manos y busco el contacto del castaño, sólo para resolver su duda y saber si debía ir comprando la pólvora en la tienda más cercana.

[¡Puercooooo!]
[Ya se que es una puta broma lo que dijiste hace rato]
[Date por muerto]

Espero ansioso la respuesta a sus mensajes y mientras tanto siguió escuchando los gritos llenos de asombro del contrario. Ni cuenta se había dado que el no estaba ni un poco concentrado en la película.

[¿Broma?]
[Por favor y yo que pensaba que a esta hora ya lo estarían haciendo]
[Vaya estafa]

Golpeó su frente al leer los mensajes y prefirió dejar él móvil de lado para ver si lograba entender algo de la trama antes de que terminará. Su móvil volvió a vibrar a su lado y lo miro por mera curiosidad.

[Dice Alex que tal vez deberías acercarte tu]

Negó con la cabeza de sólo pensarlo y como si le hubieran leído la mente, sintió otro vibrar entre sus dedos.

[Tal vez no ayude lo que voy a decir pero tengo que decirlo]
[Antes de que ustedes comenzarán a salir, el rara vez se le insinuaba a Rubius]

Se molesto, chasqueo la lengua y casi arroja el móvil. Seguro era Alex quien había escrito eso, lo que quería decir que era verdad y de sólo pensarlo se le revolvía el estómago. Comenzó a escribir, furioso.

[¿Y eso que tiene que ver conmigo?]
[Por si no lo recuerdas, yo no soy Rubius]

[Eso no es lo que quise decir...]
[Me refiero a que tal vez necesite un empujón]

Miro la brillante pantalla por unos segundos, leyendo una y otra vez la parte que mencionaba a Rubius y no supo que más responder, mandando un simple "Ok" para finalmente dejar él móvil de lado, está vez sin hacer caso a las notificaciones que llegaron después.

¿Debía hacerlo?¿Pero que tal sino logra motivarlo como Rubius?¿Y que pasa si lo rechaza con la excusa de que deberían esperar más tiempo?

En definitiva sus preguntas sólo le hacían querer hundirse entre los cojines y no volver a salir hasta que Vegetta estuviera tan alejado de el que no pudiera notar su vergüenza ni el brillante carmín que seguro se había alojado en sus mejillas o tal vez en todo su rostro.

— ¿Auron? — escucho su voz suave a su lado y cuando se giró para verle, notó que estaba preocupado, tal vez había estado demasiado tiempo en silencio.

— ¿Qué pasa? — pregunto con una ligera sonrisa y Vegetta hizo una mueca antes de centrarse de nuevo en la tv.

—  Nada nada, creí que algo te estaba molestando...— confesó, alejándose de manera poco disimulada, llegando hasta el otro extremo del sofá que a Auron jamás le había parecido tan largo como en ese momento.

¿Por que se alejó? Le miro molesto, viendo como no volvía a mirarle y apretó los labios en línea recta antes de dejarse llevar por el estúpido consejo de Alex. No sabía ni porque coño le estaba haciendo caso pero ya estaba harto de los nervios que no le dejaban pensar con claridad y que a Vegetta pareciera no afectarle en lo más mínimo tenerlo tan cerca estando a solas.

Se levantó de golpe, llamando la atención del contrario y antes de que pudiera preguntar algo, vio como este tomaba el control remoto para bajar el volumen considerablemente y después mirarlo con una expresión indescifrable. Vegetta iba a preguntarle que pasaba o si realmente algo lo estaba molestando para poder hablarlo pero cuando el pelinegro se sentó a horcajadas sobre el, casi se queda mudo.

— ¿P-pero que haces tío? — los nervios se notaron en el temblar de voz y no sabía donde poner las manos, haciendo varios movimientos torpes en el aire.

— ¡Cállate que estoy muy nervioso! — cubrió sus ojos con ambas manos e intento no moverse ni un centímetro sobre el para no provocar fricción.

— Pero vamos a ver chaval... ¿¡tu crees que yo no!? — se quejó, encontrando finalmente un lugar donde poner las manos, aunque Auron no parecía satisfecho con su desición.

— ¡Eh! — quito las manos de su rostro y dirigió su vista hasta sus muslos, los cuales sentía cosquillear bajo el tacto del pelinegro, una sensación a la que podía volverse adicto.

"¿Como se sentirá bajo la mezclilla?" pensó inconscientemente y trago saliva antes de aventurarse a posar su mano derecha sobre la del contrario, disfrutando del ardiente cosquilleo antes de comenzar a deslizar con lentitud sus manos hasta su cintura por debajo de la playera y en el instante en que se rozaron, una embriagadora satisfacción le invadió el cuerpo, haciéndole suspirar.

Por otro lado, Vegetta disfrutaba en silencio las adictivas expresiones y ligeros movimientos que Auron hacía de forma inconsciente, como arquear la espalda y suspirar mientras movía con desespero la cadera en busca del ansiado roce que lo haría vibrar.

— Joder macho... ¿así te pones sólo por mi mano? — movió su pulgar sobre la suave cintura del menor y notó como este mordía su labio inferior — ¿o es por que han pasado meses? — se aventuró a preguntar y cuando Auron le miro con los ojos inusualmente oscuros, sintió un escalofrío.

— Es todo por tu culpa — se enderezo, llevando ambas manos al respaldo del sofá y acercándose peligrosamente al rostro del mayor, sintiendo la calidez de su respiración chocar contra su rostro — maldito De Luque...— murmuró con burla antes de juntar sus labios por primera vez.

Fue suave, dulce y con un ligero toque de desesperación que poco a poco fue subiendo el ritmo de aquel lento baile, el cual terminó siendo uno bastante obsceno que los obligó a separarse por la falta de aire. Se miraron entre agitadas respiraciones y esta vez fue Vegetta quien se acercó, acariciando con dulzura su mejilla y abrazando con fuerza su cintura para reducir la distancia que aún los separaba.

Auron quería más, necesitaba mucho más, y ya se encargaría de agradecerle a Alex por lo que pensaba era sólo un estúpido consejo.

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𝑺𝒐𝒖𝒍𝒎𝒂𝒕𝒆𝒔 [Re-escribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora