23

603 81 29
                                    

Todos en el pueblo sabían algo con certeza, un hecho cruel pero justo que te impedía recordar vidas antes de la actual, borrando los recuerdos de lo que alguna vez fuiste y reiniciado el sistema hasta dejarlo completamente en blanco, listo para iniciar de cero, y nadie parecía tener problema con ello, al menos no una gran mayoría, porque en el fondo estaban de acuerdo con que fuera así.

Eran realmente muy pocos los que querían saber lo que perdieron o lo que fueron si existía el riesgo de que no resultará ser algo agradable y él podía decir que formaba parte de los que preferían no saber, pero aún así podía sentirlo.

Podía sentir los fuertes escalofríos recorriendo su espalda por un miedo pasado, pero actualmente infundado, al que no era capaz de ponerle nombre y del que no podía más que suponer la razón, aunque sus suposiciones eran basadas en sensaciones demasiado reales como para ser un error.

Su alma le avisaba como una alarma, demasiado fuerte y claro como para no entender lo que estaba tratando de decirle. Su cuerpo entero clamaba con desesperación tocar lo que era suyo, parte de sí, esperando con ansiedad palpable el por fin ser escuchado, no botado a un lado para ser ignorando hasta su final.

De esa forma fue en que llegó a la conclusión de que esa era la primera vez que tenía tan cerca la verdadera felicidad, la añorada satisfacción de estar por fin con su alma gemela, porque en vidas pasadas no le fue posible.

Y pese a no poder recordar nada, al darse cuenta de aquello, las lágrimas no tardaron en hacerse presentes sin su permiso, desbordando cual cascada por sus mejillas. Un llanto digno de alguien que lleva siglos soportando lo insoportable, un sufrimiento tan fuerte que los golpes que había recibido antes se sentían como una caricia a la piel.

Se imaginaba lo que fue aunque eso aumentaba su tormento. Armaba un escenario donde él era un ladrón de joyas y su contrario un policía, dos tipos de personas tan diferentes que jamás podrían estar juntas, muriendo sin saber que les había preparado el destino. Creaba otro escenario, uno donde ambos eran príncipes de tierras distintas, donde nisiquiera llegaron a verse por lo apartados que estaban uno del otro, colocando un anillo en el dedo de la persona equivocada. Luego, cuando ya no quería imaginar más romances trágicos, su mente le jugaba en contra y le obligaba a seguir, como si su subconsciente tratará de darle a entender algo.

Y otro escenario burbujeo en su mente.

Una vida donde ambos llegaron a conocerse pero el odio los llevo a lo obvio. Dos personas que resultaban intolerantes el uno para el otro y, por ende, dos seres que buscaban la forma de mantenerse alejados. No hacía ni falta decir como termino.

De nuevo.

Ahora se conocían jóvenes y les resultaba agradable estar juntos, existían muchas posibilidades de un futuro compartido y uno de ellos se enamoró inevitablemente, esperando algún día ser correspondido, pero como el amor era bien conocido por ser impredecible, no le sorprendió que confundiera su camino y terminara surgiendo entre las personas equivocadas.

𝑺𝒐𝒖𝒍𝒎𝒂𝒕𝒆𝒔 [Re-escribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora