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Después de vestirme, salgo del baño y empiezo a revisar su habitación hasta que mis ojos se detienen en unas pantuflas de Batman que descansan al lado de la cama. Me planteo si debiera usarlas. Tal vez no sea apropiado de mi parte hacerlo, pero mis zapatos están húmedos por su culpa.
Desciendo las escaleras y me encuentro con Jake justo cuando sale de la cocina. Frunce el ceño al notar las pantuflas que llevo puestas.
—¿Te las presté? —me mira a los ojos mientras juego con mis dedos.
—No, pero ahora no tengo zapatos que ponerme gracias a ti.
Él ladea la cabeza y pone los ojos en blanco al pasar junto a mí, ignorándome.
Regreso a la piscina, pero no hay nadie. ¿Dónde se habrán metido?
—Por aquí —me dicen, y giro encontrándome con la espalda de Jake. Se ha cambiado de ropa y ahora lleva algo parecido a lo que yo tengo puesto. Bajo la mirada hacia sus pies y aprieto mis labios para no reír cuando noto que lleva puestas unas pantuflas de Batman, iguales a las mías.
—¿Qué? —pregunta al darse cuenta de que lo estaba mirando mientras nos adentrábamos en un camino rodeado de flores de colores.
—¿Cuántas pantuflas de Batman tienes? —me atreví a preguntar.
—¿Por qué te interesa? —respondió.
—Curiosidad —contesté.
—Pues no seas curiosa —replicó.
—¿Ya vas a empezar? —me detengo y cruzo los brazos. Él hace lo mismo al verme y nos quedamos mirando fijamente.
—Tengo muchas —respondió mientras sigue caminando, dejándome atrás. Una sonrisa se dibuja en mi rostro y acelero el paso para mantenerme detrás de él.
—¿Eres hijo único? —pregunto.
Tarda en responder, y empiezo a pensar que no lo hará...
—Sí —responde sin mirarme, continuando su camino entre la arboleda que nos rodea.
—Yo también —Me mira con el ceño fruncido, a punto de decirme algo, pero le tomo la delantera—. Espera, ya sé lo que vas a decir: ¿quién te preguntó?
Y, sin poder evitarlo, pues parecía estar intentándolo, sonrió mostrando sus dientes y luego volvió la mirada al frente, negando de forma sutil con la cabeza.
Le observé de reojo, evitando mostrar demasiado interés. Fue entonces cuando mi atención se desvió hacia la libreta que tenía en su mano, la misma que yo había revisado previamente.
Al levantar la mirada de la libreta, me detuve de golpe al ver lo que tenía delante. Una sonrisa se extendió por todo mi rostro y creo que Jake lo notó, ya que de reojo percibí una sonrisa más pequeña y sutil en él.
Una cabaña se alzaba en medio del bosque, con el lago Washington como telón de fondo. Estaba impecablemente cuidada y adornada con enredaderas que rebosaban flores de variados colores. Parecía ser el refugio perfecto para escapar de la realidad.
—¿Qué es este lugar? —pregunté mientras Jake encogía los hombros y colocaba una mano en mi espalda baja, lo que me hizo quedarme sin palabras y tragar saliva. Nos miramos el uno al otro y él hizo un gesto hacia la casa antes de soltarme y continuar caminando.
—La cabaña —respondió mientras avanzábamos. Llegamos a la puerta y él la abrió. En el interior, encontré a Taylor, Matt y el chico rubio, a quien recordaba ahora como Tom.
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| 1 | LOVE: LA NOTA PERFECTA ✔️
RomantikEn una noche llena de energía y pasión, un ardiente concierto de rock se convierte en un torbellino de emociones. El escenario se enciende con la presencia de un vocalista irresistible, malhumorado y cubierto de tatuajes, cautivando corazones y atra...