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Lo intento una vez más, pero no tengo éxito. No sé cuántas veces he intentado llamar, tal vez cinco o diez veces. No estoy segura. Decido hacer un último intento y timbra, pero me envía directo al buzón de voz. Opto por marcar el número de Taylor y ella contesta al instante.

—Hola. —Su tono no suena muy feliz.

Se enteró de la noticia por Matt y hace unas horas me llamó para regañarme por haber dicho que no, pero ella sabe muy bien por qué lo hice y, aun así, tuve que explicarle de nuevo hasta que entendiera mis razones. Luego, se resignó, aunque todavía se nota la tristeza en su voz por la noticia.

—¿Dónde está?

Sabe a quién me refiero.

—Está en la cabaña —Arrugo la frente al escucharla susurrar algo incomprensible con alguien—. Se encerró allí. Matt intentó hablar con él, pero lo echó.

—Gracias. Te hablo luego —intenta decirme algo, pero decido colgar antes de escuchar la frase completa.

No tengo ánimos para hablar en este momento. Después de lo que dijo el señor Enderson, Jake se fue sin decir una palabra. Intenté alcanzarlo en la salida, pero ya se había subido a su moto y acelerado sin prestar atención a pesar de que sabía que le gritaba.

No volví al Penthouses y tomé un taxi de regreso a casa. Le he enviado mensajes explicándole, pero no ha respondido ninguno. Lo llamo y tampoco contesta su móvil. Me siento horrible. Siento que estoy arruinando el sueño de tres chicos increíbles, pero... ¿qué más puedo hacer? Mis padres jamás me apoyarían en algo así.

No me siento bien, tengo una extraña sensación de malestar. Imaginarme a Jake mal por mi culpa me afecta. No debería importarme, pero lo hace. Me siento en la cama, moviendo inquieta mi pierna izquierda. Llevo las manos a mi cara, cerrando los ojos y reflexionando sobre qué debería hacer a continuación.

—Es una locura..., una maldita locura —susurro para mí misma, levantándome y saliendo de mi habitación.

—¿A dónde vas? —Mi mamá sale de la cocina (siempre está ahí), mirándome mientras bajo las escaleras.

—Voy a salir —abro la puerta, pero me detengo al escucharla.

—¿Cómo? Si no tienes dinero —Se cruza de brazos, mirándome con seriedad.

—No necesito dinero para divertirme.

No espero su respuesta. Salgo y cierro la puerta de un portazo.

***

«No seas cobarde, Mila. No lo seas», me digo.

Toco la puerta, pero no obtengo respuesta. Observo detenidamente el bosque, viendo cómo una ardilla trepa por un árbol. Suspiro y vuelvo a tocar, pero mi acción se queda a medias cuando abren la puerta de mala gana.

Sus ojos son lo primero que veo y no reflejan felicidad alguna. Tiene la mandíbula apretada y me observa con evidente molestia.

—Jake... —comienzo a decir, pero me cierra la puerta en la cara.

Retrocedo un paso, parpadeando varias veces, asegurándome de que acaba de ocurrir lo que creo que ocurrió.

Me cerró la puerta en la cara.

Respiro profundo, abro la puerta y entro a la cabaña sin ser bienvenida. Él está sentado en el sofá, con las manos en la cabeza y la mirada perdida.

Hay instrumentos destrozados en el suelo. Me acerco a él en silencio, sin saber qué decir.

—Lo siento —susurro.

| 1 | LOVE: LA NOTA PERFECTA ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora