CHARMED [EN EDICIÓN]

Capítulo 18: Un descubrimiento inesperado

Aquella mañana, estaban en el gran comedor, desayunando. Tres mesas más allá, y justo en frente de él, se encontraba sentado un chico rubio con bellos ojos almendrados. Al verlo, Jeonghan le dirigió una sonrisa, que Seungcheol devolvió, no sin sentir un leve retorcijón de estómago. Después de eso, Jeonghan volvió a su vaso de leche de fresas y a la conversación que parecía mantener con sus amigos. Seungcheol suspiró. ¿Cómo era posible que un chico como él, pudiera invocar semejante bestia? No tenía sentido. Porque sí, Seungcheol había pasado la mitad de la noche pensando en el patronus que había invocado Jeonghan (si a una enorme y horrenda serpiente podía llamársele patronus), y la otra mitad, siendo perseguido por una boca llena de colmillos afilados y una bífida lengua que intentaba tragarlo mientras dormía. Suspiró de nuevo. Cogió una cucharada de avena y se la llevó a la boca. No, definitivamente no tenía sentido.

—Oye, Mingyu —dijo Seungcheol, hablando al chico que mordisqueaba una tostada a su lado —¿Puedo preguntarte algo?

Mingyu asintió.

—¿Es posible que un patronus tenga una apariencia desagradable?

Mingyu arqueó la ceja, extrañado por tan curiosa pregunta que acababa de hacerle su amigo.

—¿A qué te refieres con "desagradable"? —preguntó Mingyu de vuelta.

—Algo aterrador —respondió Seungcheol.

—Mmmm...

Mingyu dejó su tostada sobre la mesa y frunció el ceño, como pensando.

—No lo creo —dijo finalmente —Es decir, se supone que los patronus reflejan un animal con el que estás conectado profundamente. Además, proviene de sentimientos felices, así que no debería ser aterrador.

—Ya veo... —murmuró Seungcheol.

—¿Por qué lo preguntas? —inquirió Mingyu.

—¡Ah! ¡No! ¡Por nada! —respondió Seungcheol, con una voz un tanto aguda —Es solo que estaba estudiando para los TIMO, y me surgió esa duda.

Por supuesto, Seungcheol no admitiría frente a su amigo que fue escarmentado por un simple patronus, y mucho menos iba a revelar que ese patronus era de Jeonghan.

—Ya veo —dijo Mingyu —. Puedo preguntarle a Wonwoo si quieres.

—No —respondió Seungcheol —, no te preocupes, no es importante.

Volvió a observar la mesa de Slytherin. Jeonghan charlaba alegremente con un chico de cabello castaño, quien lo escuchaba atentamente y reía con él. El mayor de los Yoon tenía la reputación de ser un sujeto engreído, frío y cruel. Más en aquel minuto, su rostro lucía amable y dulce mientras hablaba con su hermano menor. Seungcheol se preguntó si existía otra persona en el mundo que hiciera sonreír de aquella manera a alguien como Yoon, y llegó a la inmediata conclusión de que solo Jeonghan podría causar tal reacción. Recordó la noche en el Bosque Prohibido, cuando se encontraron con las acromántulas, y luego aquel día en que Jeonghan se emborrachó luego de su excursión a Las Tres Escobas. Lucía tan lindo e indefenso, que incluso Seungcheol cayó bajo sus encantos. En ese instante, y mientras Seungcheol meditaba el asunto, Jeonghan soltó una carcajada del otro lado de la mesa. Sus ojos se entrecerraron, y su boca formó una hermosa sonrisa. Seungcheol nunca lo había visto sonreír de aquella forma, tan tierna y juguetona. Un mechón de cabello rubio cayó sobre sus ojos, que Tin quitó con un gesto suave y dulce. Luego deslizó el dorso de su dedo por la mejilla del chico, y cogió su barbilla. Se acercó a su rostro, murmuró algo, a lo que Jeonghan asintió, y acto seguido, Yoon se marchó del salón. Una extraña sensación nació en el estómago de Seungcheol, algo muy similar a lo que sintió esos días en que descubrió que Juliette (la hermosa chica que alguna vez le había gustado), estaba enamorada de Jeonghan.