Capítulo 8: Un sujeto no tan desagradable

732 121 23
                                    

- ¡Hey, Mingyu! ¿A dónde vas tan deprisa? - preguntó Minghao al ver que, apenas acabó la clase que compartían, su amigo cogió el bolso y salió corriendo del salón

- ¡Tengo una cita en el invernadero! - Oyó la respuesta a lo lejos.

Minghao negó con la cabeza.

- Algún día, Jeon se cansará de él y terminará siendo alimento de una tentácula venenosa... - murmuró para sí.

Porque Soonyoung no era el único que pensaba que Wonwoo mataría a Mingyu cuando se cansara de sus bromas. Es más, nadie entendía por qué aún no lo convertía en abono para las plantas.
En efecto, y como cada lunes en la tarde, Wonwoo cuidaba del invernadero por encargo de la Profesora Sprout. Aquel día, habían recibido una nueva camada de mandrágoras y el chico de ojos enmarcados por lentes y mirada profunda, anotaba las características de cada ejemplar: tamaño, número de hojas, niveles de irritabilidad... Por supuesto, tomó la precaución de usar tapones para los oídos, pues sabía de sobra que el llanto de una mandrágora infantil podría causarle un desmayo. Pero eso, no fue previsto por su bromista amigo. Mingyu bajó corriendo las escaleras y salió del castillo. Al acercarse a la entrada del invernadero, Mingyu se detuvo, quitó su mochila y sacó un trozo de pergamino. Su plan maestro del día consistía en cambiar los pergaminos de Wonwoo por ejemplares insultantes (Sería muy divertido ver a Madame Pince regañándolo por armar jaleo en la Biblioteca). Pero a penas abrió la puerta, oyó el estridente llanto de la mandrágora y no supo más de sí. Cuando Wonwoo terminó su trabajo y se dispuso a regresar al castillo, encontró a Mingyu inconsciente en la puerta del invernadero. Un hilo de baba salía de su boca y tenía excremento de pájaro en la cabeza. Se inclinó y pinchó la mejilla del chico con su varita.

- ¿Estás muerto? - preguntó, alzando las cejas.

Solo obtuvo un quejido como respuesta. Sonrió. Mingyu siempre causaba ese efecto en él. Quizás por eso, no lo había arrojado al sauce boxeador... aún.

🌸

- ¿Sabes si hoy dan clases de coro? - preguntó Seungcheol, sin dejar de mirar el pergamino en el que aparentaba tomar apuntes de la clase.

- Sí, a las siete - Respondió Soonyoung, de forma automática.

Por supuesto, Soonyoung sabía de memoria el horario de clases de su querido enemigo, Lee Jihoon.

- ¿Irás por Lee?

- Quizás... ¿Por qué? - respondió Soonyoung, sorprendido.

- Ah, no, por nada... - murmuró Seungcheol.

Soonyoung observó a su amigo por el rabillo del ojo. Tenía las mejillas ligeramente sonrosadas.

- Si quieres, me acompañas. Yoon y Moon siempre van a buscar a Hong cuando acaba la práctica... - Comentó, restándole importancia.

- Ahh... bueno... Sí... no es que yo... - respondió Seungcheol, con el rostro aún más encendido, pero al final, terminó por callarse.

Porque lo cierto era, que quería hablar con Jeonghan. Por algún motivo, le preocupaba el hombro del chico. Incluso había echado el pote de ungüento en su bolso, por si se cruzaban en algún pasillo, pero no tuvo suerte. Así que esa tarde decidió acompañar a Soonyoung al salón de coro. Cuando llegaron, la práctica ya había acabado. Hong hablaba con dos chicos de Ravenclaw (Reconoció a Lee entre ellos) y un chico de Hufflepuff al que Seungcheol no conocía. Jeonghan no estaba allí.

- ¡Lee! - Gritó Soonyoung, de pronto.

Cogió al más bajito de los que hablaba con Hong y lo abrazó fuertemente, atrapando sus brazos bajo los suyos. El chico hizo una mueca de desagrado, casi como si hubiera pisado excremento, e intentó quitárselo de encima, pero no lo consiguió. Así que levantó el pie y lo dejó caer con fuerza sobre el pie del otro chico.

- ¡Ay! - se quejó Soonyoung, sin soltarlo.

Es más, aseguró aún más el agarre y hasta lo levantó del suelo. Jihoon comenzó a decir improperios mientras intentaba zafarse, pero de pronto, se quedó quieto y dejó de gritar. Jun acababa de entrar al salón de coro, y tras él, Jeonghan. Al verlo, el rostro de Jihoon se tornó completamente carmín, una horrenda reacción involuntaria que se presentaba cada vez que el chico veela estaba cerca. Porque sí, Jihoon estaba completamente seguro de que Jeonghan era mitad veela, pues no había otra explicación posible que justificara todas las cosas que sentía por él, y que se habían intensificado en las últimas semanas. Eso lo tenía enormemente irritado y confundido. Para cuando se dio cuenta, Soonyoung lo había liberado y ahora jugaba con sus mejillas, apretándolas, estirándolas y soltándolas después.

- ¡Eres un hijo de p...!

Seungcheol no oyó el resto, aunque quizás haya escuchado el grito de Soonyoung al recibir un golpe en los testículos. Pero su cerebro estaba demasiado ocupado buscando la forma de hablar con Jeonghan como para prestar atención. Aún quedaba gente en el salón y no era seguro hablar ahí.
Caminó hasta el chico.

- Hola... - saludó.

- ¡Hola! - dijo el Jeonghan, sorprendido - ¿Qué haces aquí? ¿Estás en el coro?

- ¿Ah? ¡No! No... vine con Soonyoung...

Jeonghan soltó una carcajada.

- ¡Por supuesto! - dijo Jeonghan - Es imposible que alguien con tú pueda cantar...

- ¡Hey...! - replicó Seungcheol, pero se detuvo al ver la sonrisa que el chico le dirigió, mezcla de travesura y gentileza.

- ¿Podemos hablar? - dijo finalmente.

- ¿Sobre qué? - preguntó Jeonghan, alzando las cejas.

- En el pasillo... - dijo Seungcheol, haciendo un gesto sugerente con la boca.

- ¡Ah! - dijo Jeonghan, al comprenderlo.

Ambos salieron de la sala de coro y Seungcheol se aseguró de que no hubiera gente cerca antes de hablar.

- ¿Cómo está tu hombro? - preguntó.

- Mejor - respondió Jeonghan - Aún me cuesta levantar el brazo, pero sobreviviré. ¿Y tú?

- De hecho, de eso quería hablarte. Toma - dijo Seungcheol, sacando el frasco de ungüento de su bolsillo.

- ¿Qué es? - preguntó Jeonghan.

Abrió la tapa y el aroma rancio entró en su nariz, provocándole estornudos, por lo que cerró el pote de inmediato.

- ¡¿Acaso quieres matarme?! - se quejó - ¡Huele horrible!

- ¡No es necesario que grites! ¡Ya sé que huele asqueroso! - dijo Seungcheol, girando los ojos - ... Pero ... es realmente bueno cuando se trata de golpes. Lo prepara mi profesor de artes marciales. Pon un poco en tu hombro antes de dormir. Mañana te sentirás mejor.

Jeonghan lo observó un segundo, sorprendido.

- Gracias... - dijo, finalmente.

Luego sonrió. Sus ojos se encontraron, y nuevamente Seungcheol sintió esa extraña y desconocida sensación que había experimentado por primera vez durante la travesía en el Bosque Prohibido: deseos enormes de abrazarlo, protegerlo, y sobre todo, besarlo. Quizás su cara de estúpido hubiera pasado desapercibida si no fuera porque Soonyoung le susuró que si no cerraba la boca, un duendecillo de Cornualles se metería en ella, lo que provocó que Seungcheol volviera a la realidad. Estaba tan embobado mirándolo, que ni siquiera notó cuando Jeonghan se despidió de él, y ahora ya caminaba por el pasillo junto a Joshua y Jun, en dirección contraria.

- Es mitad veela - murmuró Jihoon  - unos metros más allá - ¡Estoy seguro!

- ¿De qué hablas? - dijo Soonyoung.

- Nada... ya me voy - respondió el chico, caminando por el pasillo también - ... ¡No te atrevas a seguirme! - Le espetó a Soonyoung.

- ¡Te veo mañana! - dijo el aludido.

Lo último que escucharon de Jihoon, fue un "¡Imbécil!" tras perderse por el pasillo.

🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸

CHARMED [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora