CHARMED [EN EDICIÓN]

Capítulo 10: El encantamiento fallido

Al día siguiente, Jeonghan podía mover su brazo con mayor libertad. El dolor había disminuido de forma considerable, y no tuvo problemas para vestirse ni cargar su bolso hasta la sala de clases. ¡Ese ungüento definitivamente era maravilloso! Quisiera o no, tendría que darle las gracias a Choi, aunque un simple "te lo agradezco" no se sentía correcto. Seungcheol lo había protegido varias veces en el Bosque Prohibido, y había logrado que su hombro se sintiera mejor. Tenía la necesidad, no, el deber de retribuirlo de forma adecuada. Pero ¿Cómo? Ahora que lo pensaba, no sabía nada sobre ese chico, además de su nombre, la casa a la que pertenecía, y que jugaba quiddich. Ah, y por supuesto, que era un idiota cuando se trataba de competir. De hecho, lo del hombro de Jeonghan era culpa suya por pensar en esa estúpida apuesta. El rubio giró los ojos.

- De todos modos, fue su culpa - murmuró para sí.

- ¿Culpa de quién? - preguntó Jun, alzando las cejas a su lado - ¿De qué hablas?

Solo en ese instante, Jeonghan se dio cuenta de que había pensado en voz alta.

- ¡Ah! De nada en particular - respondió Jeonghan.

Estaba tan absorto pensando en el asunto de Choi, que olvidó que estaba en clases. Sus orejas adquirieron un leve tono rosado. Jun, al verlo, soltó una risita.

- Sí, me doy cuenta... - murmuró, perverso antes de seguir con lo suyo.

Jeonghan inspiró profundo, y también continuó con la clase, aunque su cerebro se desvió nuevamente del tema, y recomenzó su monólogo interno.

"Podría comprar un pastel..." pensó, pero deshechó la idea de inmediato - "No, no, eso sería extraño. Además, no sé que clase de pasteles le gustan ¿Algo de Bertie Botts? No, muy infantil... ¡Aunque iría perfecto con su personalidad! - sonrió - Podría regalarle algo relacionado con el Quiddich... ¡Ah! ¡Seguro lo rechaza! - Negó con la cabeza - ¡Ese bruto obstinado!.

Por supuesto, siempre estaba la posibilidad de preguntarle a alguno de sus amigos sobre sus gustos, pero eso sería aún más extraño que el pastel. Suspiró. Al final, se decidió por lo más simple y sencillo: Una cerveza de mantequilla en Las Tres Escobas. Una vez resuelto ese asunto, surgió otro dilema: Encontrar el momento exacto para hablar con Choi. No es que tuviera vergüenza de hacerlo, más sería un verdadero problema si su hermano mayor se enteraba. Por suerte para él, esa misma tarde lo vio saliendo de la clase de Encantamientos mientras se dirigía a su propia clase. Apenas divisó a Seungcheol, se separó de sus amigos en dirección al chico.

- ¡Hey, Choi! - dijo, cuando estuvo lo bastante cerca como para ser oído sin llamar la atención - ¿Podemos habl...?

Jeonghan no alcanzó a terminar la frase, pues Seungcheol volteó de inmediato al escuchar su voz llamándolo, y lo que vio, lo dejó sin palabras. Choi tenía las mejillas cubiertas de manchas de carbón, el cabello algo chamuscado y olía a quemado. A su lado, Soonyoung se tapaba la boca con ambas manos, tratando de contener la risa, más el rostro perplejo de Jeonghan lo hizo estallar en carcajadas.

- ¿Qué demonios...? - soltó Jeonghan.

La risa de Soonyoung se volvió aún más intensa y ahora le salían lágrimas.

- Quizo hacer un círculo de fuego y ese fue el resultado - dijo Kwon entre hipidos.

Seungcheol lo fulminó con la mirada e intentó cogerlo por el cuello, sin embargo Soonyoung logró evitarlo, e inmediatamente se alejó unos pasos y giró sobre sus talones.

- Mejor me voy, antes de que me mates - dijo, aún tratando de contener la risa - Te veo en la sala común... - Agregó antes de marcharse.

Seungcheol mostró los dientes y apretó los puños. Su deseo de asesinarlo fue interrumpido por la voz de Jeonghan.

- ¿Realmente intentaste hacer un círculo de fuego? - preguntó, alzando las cejas.

- ¡Sí! - respondió Seungcheol, furioso - ¡¿Y eso qué?! No eres el único capaz de hacer encantamientos poderosos.

- ¡Espera! ¡No estoy burlándome! - replicó Jeonghan, enojado también- ¡Solo estaba preocupado! - soltó - ¡Ah! ¡Había olvidado lo resentido que eres, estúpido Choi!

Sacó el pote de su bolsillo y lo puso sobre el pecho de Seungcheol.

- Gracias - dijo, molesto - Me ha servido. Adiós.

Dio media vuelta y se marchó en dirección a la clase. Seungcheol lo miró, desconcertado, y luego al frasco que ahora tenía en sus manos. ¿Había ido hasta allí solo para darle las gracias por el ungüento? Y ¿Qué había dicho? ¿Estaba preocupado por él? Caminó a zancadas y detuvo a Jeonghan antes de que entrara al salón.

- ¡Espera! - dijo, poniendo su mano en el hombro del chico.

Jeonghan se volteó y lo observó.

- ¿Qué quieres? - dijo.

- Lo siento - Murmuró Seungcheol - No debí responderte de esa forma. Soonyoung está en lo cierto. Quise hacer el encantamiento del círculo de fuego, y salió mal - dijo, encogiéndose de hombros - La verdad es que no soy bueno en estas cosas.

- El círculo de fuego es un encantamiento difícil de realizar - dijo Jeonghan, con el ceño fruncido - Es muy peligroso cuando no se hace de la forma adecuada. Pudiste morir - añadió.

- Lo sé - respondió Seungcheol, con la cabeza gacha.

Hubo un segundo de silencio antes de que Jeonghan volviera a hablar.

- Debo entrar a clases - dijo, aún molesto.

- Ah... cierto. Te dejo entonces... - Respondió Seungcheol - Me alegra que tu brazo esté mejor.

Jeonghan apretó los labios. Sí, muchas veces era un patán, pero también podía ser amable si se lo proponía. Suspiró.

- ¿Quieres ir por una cerveza de mantequilla este fin de semana? - dijo, antes de que Seungcheol se marchara.

El chico alzó las cejas.

- ¿De verdad? - dijo, sorprendido.

Jeonghan asintió.

- ... en agradecimiento por darme el ungüento... - murmuró - ¡No tienes que ir si no quieres!

- ¡Oh! - Dijo Seungcheol. Por algún motivo, sus orejas habían tomado un leve tono carmesí - Sí... me gustaría... - respondió finalmente.

- Te veo el sábado entonces - dijo Jeonghan sonriendo, antes de entrar al salón.

A Seungcheol se le revolvió el estómago al ver su sonrisa. ¿Qué rayos...?

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