I

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Se despertó como todos los días, sin ánimos y sin querer vivir. Se levantó de su cama, fue hacia su armario y sacó su uniforme escolar, todo color negro. Se duchó rápidamente, suspiró mientras veía el cielo gris desde su ventana. Se vistió y después tomó su mochila, se la colocó en los hombros para después bajar hasta el primer piso.

Llegó hasta la sala y encontró a su padre tomándose su típica taza de café mientras veía las noticias cruzado de piernas. No lo saludó, como normalmente. Se dirigió hasta la cocina donde se encontraba su desayuno ya preparado, lo tomó en sus manos sin agradecerle a la mujer que lo había cocinado. Terminó su desayuno rápidamente, se levantó de la butaca en la barra, fue hasta la sala donde se encontraba su padre ahora levantándose del sillón y acomodando su traje oscuro.

—El conductor te espera afuera Charles -le avisó el hombre bien peinado.

El castaño asintió sin más, reverenció y después salió de la inmensa casa. Se subió al automóvil negro del estacionamiento y comenzó su vía hasta su preparatoria. Al llegar al frente de la escuela se bajó del auto sin despedirse o decir palabra alguna, tiró muy fuerte de la puerta al cerrarla. Sinceramente ya estaba harto de todo, su vida era tan igual siempre, nada cambiaba, siempre sus días eran iguales y nada era distinto. Odiaba ese mundo, estaba harto de que los días siempre fueran grises y aburridos. No soportaba no tener sentimientos, o mejor dicho no poder tenerlos, odiaba a su madre que lo dejó por haber sentido. El gobierno se la llevó una semana después que supo de que ella podía sentir. Pero lo que más odiaba era haber sabido lo hermoso que era tener sentimientos.

...

—Te amo Charles -soltó la mujer rubia abrazando fuertemente a su hijo.

El pequeño de tan solo 7 años no entendía lo que su madre estaba haciendo, y simplemente se quedó allí mismo sintiendo la calidez de su madre.

—¿Que es amar madre? -preguntó el pequeño cuando la mujer dejó de abrazarlo, y tenía una expresión extraña en el rostro, extraña para Charles que jamás había visto una expresión así. Su madre sólo le sonreía tiernamente mientras acariciaba su mejilla.

—Amar es algo hermoso Charles, nunca lo olvides -le apretó levemente su mejilla logrando enrojecerla.

—¿Que estás haciendo con tu boca mamá? -preguntó Charles confundido aún en los brazos de la mujer.

—Sonrío Charles -le contó su madre. El menor estuvo a punto de copiar el gesto de la mujer, pero esta le cubrió la boca al instante mirando de un lado a otro. —No lo hagas cariño, no debes hacerlo porque sino te alejarán de mi -le informó la mujer mientras sentía un nudo en su garganta.

—¿Por que tú sí puedes mamá? -preguntó el menor ladeando un poco su cabeza.

—Yo decidí hacerlo aunque mi vida dependa de ello -Charles notó como los ojos de su madre se llenaban de agua. Y luego como caían por sus mejillas. El menor acercó su mano a la mejilla de su madre y tocó el agua.

—¿Que es esto? -preguntó el menor confundido.

—Se llaman lágrimas Charles, salen cuando lloras por tristeza o felicidad -le contó. —Pero tu no puedes sentir nada de eso pequeño -le informó la mujer sorbiendo su nariz.

—¿Que es tristeza y felicidad? -preguntó el menor.

La mujer sonrió de lado mientras veía el hermoso parecer de su hijo con ella. —Son sentimientos Charles, pero son prohibidos, prométeme que nunca sentirás nada, no quiero perderte -su madre volvió a acercarlo a él y lo abrazó fuertemente.

All in; charlos. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora