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—Teniendo en cuenta el ejemplo presentado anteriormente en la sala de medicina forense. ¿Cómo entra la criminología? Que alguien me diga que si se ha determinado que se trata de un asesinato, ¿cuál sería entonces el trabajo de ustedes como abogados penales en el aspecto criminólogo?

—¿Estás prestando atención?

—No, solo me fijo en lo lindo que se ve con esa bata blanca. —admito en un susurro.— Val, le traigo ganas.

Mi amiga aprieta los labios, niega divertida y yo sonrío notando como alguien defiende su teoría. Ruggero asiente, escucha con atención.

Y como los debates son su especialidad, no se detiene hasta que está seguro de que mi compañero sabe defender su posición.

Sus clases son mis favoritas.

Y no porque me interese lo que diga, bueno me interesa porque debo aprender. Pero me encanta la seriedad con la que se maneja.

Además, es interesante que siempre busque la manera de incluir la práctica. Como hoy que nos llevó a la sala de medicina forense.

Interrumpimos una práctica para analizar los campos teóricos que uno de los estudiantes tuvo que explicar.

Fue un examen doble, tanto como para ellos como para nosotros.

—Agustín me escribió.

—¿Y qué te dijo?

—Quiere que nos veamos. —explica mientras copia lo que Ruggero escribe adelante.— Pero le dije que hoy cuidaría a Alina porque tú vas a verte con Ruggero, tus padres no están y la niñera no trabaja. Dijo que aún así podíamos vernos. Le dije que estaría en casa de mis padres.

—¿Y qué pasó?

—Aseguró que no le importa, aún así irá por mi, nos llevará a la casa de mis padres, se presentará y pedirá permiso para estar conmigo.

Sonrío, Agustín parece estar muy dispuesto a hacer eso.

Y es que ha asegurado que quiere estar con mi amiga pero ella se lo pone difícil. Veamos cuánto dura.

—Señorita Zenere.

Ambas dejamos de hablar para mirar a Ruggero.

—Usted va a ayudarme con la representación del debate en contra su compañero.

—¿Debate? —Ruggero asiente. Ella se pone de pie.—¿Y por qué no te elije a ti? Ah claro, eres su novia.

Su susurro me hace sonreír, me acomodo en mi lugar viendo como mi amiga camina hacia en frente. Está nerviosa.

Por supuesto que no atendimos a lo que dijo. Nos valió, realmente nos valió.

—Entonces, señorita Zenere. Si su compañero sostiene que puede tratarse solamente de una escena del crimen reacomodada para ocultar que fue un suicidio, ¿qué diría usted para debatir esa teoría? Tomando en cuenta que usted defiende a la parte acusatoria y su compañero a la parte acusada.

—Diría entonces que si se tratase de cómo él explica, una escena del crimen reacomodada, no existiese ADN de solamente dos personas. La víctima y el victimario. Si tomamos en cuenta, señor Pasquarelli, los testimonios de las últimas personas que vieron a la víctima con vida, encontramos más de una contradicción. Y esas mismas personas, son las que tienen relaciones y pasado turbio con quien se considera, el agresor.

¡La amo! Quiero aplaudirle.

Valentina tiene siempre esa ventaja.

Puede no saber nada del tema, pero le basta escuchar un par de cosas básicas y el resto es historia.

Antes De Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora