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—Eso es todo, espero que todos estudien y estén conscientes de que él lunes tienen el examen. Las personas que fallen en solo ocho preguntas tendrán una muy linda sorpresa así que por su bien, estudien.

La campana de finalización de jornada se escucha, todo el mundo comienza a salir de la sala. Me tomo mi tiempo en guardar mis cosas.

Valentina deja su teléfono a mi lado, confundida lo tomo.

Es Agustín, y la está invitando a pasar el fin de semana con él.

—Pero mañana es la fiesta de Alina.

—¿Puedo invitarlo?

Asiento, ella muerde su labio inferior y sonríe tomando el teléfono de nuevo. Yo busco el mio, soy feliz desde que logré convencer a papá de tener uno nuevo.

Giovanna y Mila se ponen de pie desde las bancas más alejadas de nosotros. Me río.

Es increíble que Ruggero nos haya separado porque le estresamos juntas. Palabras de él.

—Me siento como en la escuelita, me alejaron de mis mejores amigas. —musita Mila sin moverse.— ¿Hasta cuándo será esto?

—Hasta que el semestre y su carrera universitaria se acabe. —aclara Ruggero.— No las soporto juntas.

—¿Gracias? —dice Giovanna ofendida. Niego bajando los escalones con pequeños saltos.

—Tu clase de hoy estuvo muy entretenida.

—Tanto que ni siquiera prestaste atención.

—Es que me gustan más las particulares. —susurro coqueta.— Gran clase, señor Pasquarelli.

Él niega, deja un beso en mi frente y se aleja abriendo la puerta. Abandona la sala y yo sonrío.

Que lindo es.

—¿Alguien más piensa que cada vez están ignorando más lo prohibido que es esto?

—Totalmente. —apoya Valentina.— Ahora solo les basta con que una puerta esté cerrada para darse sus buenos besos. ¿Acaso no han notado que hay tres pequeñas niñas inocentes viéndolos?

—¿Ya lo hicieron sobre su escritorio?

—¡No!

Las tres se ríen, tomo mi rostro entre mis manos. Claro que no lo hemos hecho en su oficina si intento ir lo menos posible.

Sobre todo ahora que comparte oficina con una nueva maestra, solo sé que se llama Noelia, y que del mismo modo es maestra de criminologia. O bueno, especializada en eso.

Es una mujer muy guapa y elegante, ya entabló amistad con Ruggero y todo es perfecto siempre y cuando se mantenga alejada por lo menos cinco metros a la redonda de mi novio.

O bueno, casi novio.

Como digo, yo me entiendo.

Salimos del salón de clase, caminamos hacia el auto. Ruggero dijo que pasaría por mí a casa de Valentina cuando termine una reunión que tiene pendiente.

Así que ahora mismo tenemos que ir al departamento de mi rubia favorita.

—Yo ya tengo mi outfit de mañana, ¿Ustedes?

—¿Por qué estamos emocionadas como si se tratase de una fiesta super glamourosa? Es una fiesta infantil, el cumpleaños de una nena de cuatro años. —susurra Giovanna. Las tres nos reímos.— Es en serio.

—Es que mi mamá siempre quiere que Valentina y yo nos veamos bien. —explico.— Es nuestra asesora de imágen.

—Tener hijos siempre fue la pasión de tus padres, yo fui el producto de la pasión de los míos. —compara Valentina.— Ni hermanos tengo.

Antes De Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora