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Mis ojos están cargados de lágrimas. Estoy analizando las palabras de Ruggero y todas las razones por las cuales se atrevería a decir algo así.

Pero, sorpresa. No hay razones que justifiquen lo que ha dicho.

—¿Cómo dices? —me pongo de pie y por inercia lo hace también.— Repite lo que dijiste.

—Karol...

—Repite lo que dijiste. —insisto y él suspira.

—Probablemente yo sepa algo que respecta a tu pasado.

—¡Ni siquiera conoces la totalidad de mi pasado!

—Los dejamos solos. —interrumpe Valentina y la miro. Desvía la mirada.

—Tú sabes algo.

—Karol, por supuesto que no.

—¡Ustedes saben cosas que yo no!

Valentina me mira, está nerviosa. Y la manera en la que mira a Ruggero me hacen saber que eso que guardan es verdaderamente grande.

Ay, Dios.

—Mila, Giovanna. Déjennos, por favor.

Ambas toman sus cosas y se encierran en la habitación de Valentina, ella se acerca sentándose en el sillón. Mira a Ruggero y él solo maldice.

¿Por qué ellos saben cosas que yo no?

—¿Por qué siento que la única razón por la cual te acercaste a mí es gracias a ese pasado que conoces? —apunto a Ruggero.

—¡¿Qué?! Claro que no.

—¡Entonces dime la razón!

—¿Quieres dejar de gritar?

Tomo una profunda respiración, asiento y él toma mi mano dejando un tierno beso en esta. Me esfuerzo para centrar mi mente en lo que ocurre y no en lo bien que me hace sentir su tacto.

Me hace sentarme en el sillón, junto a Valentina. Se inca frente a mi sin soltar mis manos.

—No sé de dónde sacas que me acerqué a ti porque conozco tu pasado. —se ríe.— Si me acerqué a ti fue porque Agustín me lo pidió.

—Ya sé.

—Entonces no digas cosas que no son.

—¿Cómo saben de mi pasado entonces?

—Para mí que son personas pagadas por Leijany. —susurra Valentina.— Porque luego de que ella se hiciera la buena, comenzaron a llegarte notas y supuestas pruebas a la universidad, las vi, le conté a Ruggero y decidimos ocultarte esto porque sabemos que te afecta demasiado.

—¿Y si ella fue la que le dijo a Thomas? Si, intenta hacerse mi amiga de nuevo y ahora todo cuadra.

—¿Qué le dijo a Thomas?

—Aún no sé si es ella. —aclaro.— Y pues le dijo que tú y yo somos novios.

Ruggero asiente, no se ve afectado o molesto.

Lo cual me sorprende. Es como si estuviese esperando que lo nuestro se sepa de una buena vez.

Y no planeo decir nada al respecto.

—Me molesta que no me hayan dicho. —les recuerdo. Ambos se miran.— No importa si es un plan de la tonta de mi prima o no, yo solo quiero saberlo y hablar con mis padres.

—Lo tomaremos en cuenta. —asegura Valentina.— No te enojes.

—Sabes que jamás te haríamos daño, pulgarcita. —continúa Ruggero.— Eres la única razón por la cual estoy soportando una tediosa universidad.

Antes De Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora