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—Me duele la cabeza.

—¿Es lo primero que dirás? —me cruzo de brazos. Él bosteza.

—Si, me duele la cabeza.

—Vete a la mierda.

Lanzo el folleto sobre el escritorio y él se ríe.

¿Cree que es divertido? ¡No es divertido!

El estúpido me puso un trabajo extra para no perder su materia. ¡A una semana de terminar el semestre!

Molesta me siento frente a él, no deja de sonreír burlón y eso me fastidia.

Puede ponerle trabajos a todo el mundo menos a mí.

—Amor, no es justo. —insisto pero él me ignora revisando su teléfono.— ¡Amor!

—Espera.

Se pone de pie, se lleva el teléfono al oído y se dedica a hablar con no sé quién.

Maldigo jugando con el folleto. Hasta que finalmente, él me mira.

—¿Cómo dices? —extiende su mano hacia mi. La tomo.— Espera un momento, te llamo en cinco minutos.

Cuelga, está muy consternado y eso me confunde a mi. ¿Pero qué le pasa?

—Dime algo, cuando lograste salir de la casa a ese patio y esa mujer las llevó, ¿cuántas personas habían?

—¿De qué hablas?

—Cuántas personas estaban ahí, Karol.

—No lo recuerdo.

—Pues comienza a recordar porque Michael acaba de decir que había una tercera persona a excepción de la madre. Había una mujer más.

¿Una mujer más?

Realmente no lo recuerdo, estaba demasiado débil como para fijarme en quién nos ayuda y quien no. A duras penas había podido recordar el rostro de la madre.

Mierda. No recuerdo nada.

Aunque...

—Alguien me dijo que llamara a la policía. —musito.— Pero no era Valentina, estoy segura de que no era.

—Recuerda quién fue.

—No sé, no recuerdo muy bien el rostro. Pero la voz... No, no puede ser ella.

—¿Quién?

—La voz era similar a la de Giovanna.

—¿Giovanna? —asiente.— Dime algo, mi amor. ¿Recuerdas qué día exactamente fue?

—No, es que estaba básicamente drogada y mis recuerdos son nulos. ¿Por qué?

—Porque Giovanna faltó a la universidad dos días antes de que te encontráramos.

Oh vaya...

Comienzo a desesperarme, él toma de nuevo el teléfono y comienza a hablar con alguien. Se mueve por la habitación, toma su chaqueta y se acerca tomando mi mano.

No puedo hacer ni decir nada, solo lo sigo. Y cuandoe extiende una chaqueta, la tomo soltando su mano.

No estoy presentable para salir. Había estado haciendo tareas todo el día. Y lo que menos he hecho es arreglarme.

En cuanto salimos de la casa, subimos al auto, él comienza a conducir y yo solo miro por la ventanilla.

Estoy absorta en mis pensamientos mientras él conduce, hasta que él toma mi mano y por inercia lo miro.

Antes De Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora