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Ruggero está molesto conmigo, y la razón es muy simple. Me he puesto como loca desde que lo asaltaron.

Y es que, lo hirieron y me desespero cuando veo sangre. Todo muy bien hasta ahí.

Él problema vino hoy en la mañana que estábamos discutiendo por no recuerdo qué y de un impulso le lancé un florero.

Le abrí los puntos en la ceja, me sentí muy culpable y no he dejado de pedir disculpas. Llevé a Ruggero a un punto de desesperación máximo en el que terminó gritándome para que me callara.

Y si, ha dejado claro que no quiere verme desde que se encerró en la habitación dejándome fuera de esta.

Estoy sentada en el sillón de la sala mirando hacia ningún punto en específico mientras me reprocho por impulsiva.

A veces me paso de impulsiva y de eso no hay duda.

Tengo fantasmas en mi interior que me culpan por ser como soy. Y sí, sé que puede parecer una exageración pero yo no lo siento así.

Me quiero morir.

Mi teléfono vibra sacándome de mi ensoñación. Es Valentina preguntándome si ya compré los vuelos en línea.

Le digo que no, probablemente ni quiera llevarme con él después de esto.

Me avisa que ella ya los compró y que sus padres están felices porque haya decidido pasar un tiempo de calidad con Agustín. La felicito por eso.

Mi amiga está volviendo a la vida y estoy orgullosa.

Hago una revisión de toda la casa con la mirada. Estoy aburrida, prefiero ir a casa de mis padres a molestar a Alina.

Y por esa misma razón me pongo de pie y busco mis zapatos.

Tomo algo de dinero, mi teléfono y salgo de la casa caminando hacia la calle principal.

En cuanto consigo un taxi le dicto la dirección de mis padres y le dejo un mensaje a Ruggero para avisarle que estaré ahí todo el día.

No me responde, pero si lo lee.

Bien, voy a dejar que se le pase el enojo por mi chistecito.

Me lo merezco.

Ahora tengo un recordatorio mental de no estar cerca de cosas que lastimen cuando me encuentro discutiendo.

Al llegar a casa me encuentro con la noticia de que papá y mamá están celebrando su aniversario y dejaron a Alina con la niñera.

Y me pregunto yo..., ¿qué aniversario? Para que cumplan sus veintiún años de casados faltan dos meses.

—Están celebrando su aniversario de la primera cita. —me aclara la niñera de mi pequeña hermana.— No sabía que esas cosas se celebraban.

—Oh si, lo olvidaba. —me río.— Cuando hay amor celebras absolutamente todo. Por eso envidio su relación.

Ella asiente, me sonríe y avisa que estará preparando el baño de Alina. Asiento.

Y mientras esperamos, juego con ella a la hora del té. Literalmente está sirviendo té real en tazas de juguete.

Me siento en el piso porque en esa mini silla no quepo. Y mientras muerdo mi pancake, ella pregunta imitando a mamá y sus amigas que vienen todos los viernes.

—¿Qué hay de tu novio, querida?

Me río, eso seguramente lo pregunta la solterona del grupito de amigas.

Manteniendo mi papel me encojo de hombros.

—Hemos terminado. —me lamento.— No somos similares.

Antes De Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora