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—¿Puedo pasar?

—Por favor no, mamá. —susurro enterrando mi rostro en la almohada.— No entres.

—Por Dios, Karol. Estás ardiendo en fiebre y no haz tomado ninguna pastilla desde la mañana.

La única respuesta que obtiene de mi parte es un sollozo.

Escucho su suspiro y poco después siento sus manos obligándome a mirarla. No estoy bien, realmente no estoy bien.

Las cosas tanto con Ruggero como con Valentina se jodieron tanto que no volveré a verlos a jamás.

Ese día Ruggero solo renegó de mi, terminó nuestra relación y desapareció así sin más. No vi ni hablé con Valentina.

Hasta dos días después que desgraciadamente Agustín vino a verme esperando que yo tenga la solución para esto. Pero evidentemente no la tengo.

Y las cosas empeoraron cuando Valentina llegó con Ruggero, la pelea entre él y Agustín es algo que jamás voy a olvidar.

Luego me enteré que Mila le había contado a Valentina que Agustín vino..

Y es que, sé perfectamente que me merezco el que incluso mis padres hayan dejado de hablarme o de tratarme como antes.

Pero juro que no se siente bien.

Todos los que en su momento creí mis amigos me bloquearon de todas las redes sociales habidas y por haber. O bueno, casi todos.

Los únicos que no lo hicieron fueron Sofia, Agustín obviamente y Giovanna.

Si, esa Giovanna.

Y ahora mismo lo valoro porque detesto sentirme sola.

—38 grados. —susurra mamá llamando mi atención.— Bajó, muy poco pero bajó. Tómate las pastillas.

—Mamá, no quiero.

—Mira, ya está. Cometiste el error, tus amigos dejaron de creer en ti y si, debe doler. Pero no puedes descuidar tu salud. Eso está primero.

—¿Para qué quiero estar sana si de todos modos no tiene sentido? Ya no tengo a nadie.

—¿Pero cómo vas a decir eso? Aquí estamos.

Leijany cruza la puerta siendo seguida de Alvaro, Giovanna y Thomas, intento sonreír pero simplemente no puedo y ellos lo notan.

Thomy se sienta a mí lado, sin necesidad de palabras me abraza y vuelvo a quebrarme. Me lo merezco, realmente lo merezco.

—Nosotros no vamos a juzgarte. —susurra Leijany.— Prima, aquí me tienes.

—¿Por qué si también podría fallarles a ustedes?

—Porque aunque me falles, el amor que siento por ti es más grande. —asegura Alvaro.— Mi niña, no me gusta verte así.

—Pudo haber sido diferente. Pero fui una maldita....

—No, no lo digas. —mamá pone su mano sobre mi boca.— No lo digas porque no lo eres.

—¿Cómo no, mamá? Valentina lo dijo y sabemos que tiene razón.

—¿Qué te dijo esa estúpida rubia que está haciendo todo mal? —pregunta mi prima molesta. Niego tomando mi rostro entre mis manos.

—Le dijo que es una zorra. —susurra Giovanna.

—¿Y por qué tú si pagas las consecuencias y Agustín no?

Eso me hace mirar a Thomas, él se mantiene firme en lo que dice. Y, confundida, miro al resto.

Antes De Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora