20

946 150 68
                                    

—Tu declaración es la más importante después de la de Valentina. Fuiste muy valiente, mi amor. Y necesito que recuerdes todo.

—Estoy nerviosa, sé que recordar todo lo sucedido me va a cohibir demasiado.

—Amor, confío en ti. —insiste.— Te quiero.

Ruggero deja un beso en mis labios, toma mis manos y sonríe dejando un último beso en estas.

Suspiro viéndolo alejarse hacia la puerta. Me muerdo el labio inferior.

Necesito a mi mamá, esto no es fácil.

Un mes después de todo, tengo que volver a dar mi declaración. No van a llevar esto a un juicio, y creo que esa es la razón del por qué estoy tan nerviosa.

—Señorita Sevilla. —la fiscal entra al lugar. Sonrío.— ¿Lista para su última declaración?

—Admito que no. —susurro sentándome frente a ella.— ¿Qué tengo que hacer?

—Tú tranquila, voy a encender esto, tu comienza a contarme lo que recuerdes y si es necesario, voy a hacerte algunas preguntas, ¿estamos?

Asiento, ella sonríe y enciende la grabadora.

Juego con mis manos, esto me suena demasiado excesivo. Ya no quiero recordar esos momentos.

—Era un martes por la tarde, Valentina y yo nos dirigíamos a casa de mi novio para poder tener un momento para hablar y recuperar nuestra amistad. —comienzo a decir.— Todo iba bien hasta que notamos que un auto comenzaba a seguirnos. Valentina nunca ha sido buena para trabajar bajo presión, y eso afectó para cuando quisimos huir. Tuve el tiempo exacto para enviar mi ubicación en tiempo real a tantas personas como pude. Lo último que recuerdo fue que estuve hablando con mi novio hasta que simplemente dejé de oír y desperté en un cuarto oscuro. Supe que había pasado mucho tiempo, y la única manera para ser desatada era cuando tenía que ir al baño o tomar mis medicinas. De Valentina no supe nada hasta que tuve que ver cómo ese tipo la obligaba a... —suspiro, no se siente bien recordarlo.— A hacerle sexo oral.

—¿Fue la primera vez que notaste los abusos?

—No sé si sucedían con frecuencia o no, la mayoría de veces me dormían.

—¿Qué sucedió el día que viste que alguien violaba a tu amiga?

—Michael mató al tipo. —mi garganta comienza a arder.— Y pasó a Valentina al lugar en el que yo estaba, limpié sus heridas, la sangre en sus muslos e hice que bebiera algo de agua. Recuerdo haberle exigido a Michael que buscara ropa para ella, y cuando lo hizo, solo recuerdo haber ayudado a Valentina a vestirse, luego de eso Michael se fue a cerrar el supuesto trato con mi padre, y fue cuando aproveché para buscar una salida, nos había inyectado somníferos antes de marcharse, y sin pensar en si serviría o no, ingerí tantas pastillas de mis medicamentos como pude, revisé los bolsillos del tipo que había muerto y saqué muchas cosas que no recuerdo con exactitud qué eran. Sólo sé que le inyecté heroína a Valentina para que se mantuviera despierta mientras intentábamos huir. No llegamos muy lejos, una mujer nos encontró y estúpidamente pensamos que nos ayudaría.

—¿Y quién era entonces?

—La madre del estúpido que nos había hecho eso. —susurro.— A partir de ese momento todos mis recuerdos se borraron, no recuerdo nada hasta el día que la policía llegó para rescatarnos de ahí.

—¿Recuerdas algo que pueda ayudarnos a entender por qué Michael hizo esto?

—Claro que si, dijo que quería vengarse de su padre, que él era el medio hermano de Valentina, el hijo bastardo.

Antes De Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora