8. Familia Rengoku.

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Después de pagar y agradecerle a la pareja de ancianos por su hospitalidad, Kyojuro se reunió con su novia, quien lo esperaba afuera

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Después de pagar y agradecerle a la pareja de ancianos por su hospitalidad, Kyojuro se reunió con su novia, quien lo esperaba afuera. Su pálida piel del rostro era adornada por un ligero sonrojo debido al frío, ese color resaltaba la marca blanca cerca de sus labios.

— Hace mucho frío, pero ellos parecen no inmutarse. —murmuró Yuriko viendo el festival que los pueblerinos llevaban a cabo.

— Ven, vayamos a ver. —tomó su mano acercándose a la multitud. Los adornos de madera y papel colgaban en las calles fascinando a la joven.

El Pilar de la flama se acercó a uno de los puestos motivado por las preciosas joyas que vendían.

— ¿Qué haces? —se alteró abriendo los ojos cuando Kyojuro sacó varias monedas.

— Dijiste que te gustaban mucho las joyas de Tengen. Creí que querrías una. —ladeó su cabeza en la espera de una respuesta. Aunque la joven comenzara a negar diciendo que no era necesario, Kyojuro sabía que ella sólo intentaba que no gastara su dinero. En el fondo deseaba esa preciosa piedra de color verde que brillaba y parecía tener vida propia.

Al pagar por ella la colocó en las manos de su amada y besó su frente.

— ¿A dónde vamos? —preguntó curiosa mientras lo seguía desde atrás. Sus manos estaban unidas, él la sostenía con fuerza en un intento por no perderla debido a la multitud que los rodeaba.

— Iremos a mi finca y conocerás a mi padre y hermano. —habló alto para que pudiera escucharla debido al bullicio.

Yuriko enmudeció y sus mejillas se colorearon de un rosa pálido. El hecho de que Kyojuro quisiera presentarle a su familia solo significa una cosa; lo de ellos era totalmente en serio. Pese a que el mayor aún no le pedía nada formalmente, esa simple acción dejaba en claro sus intenciones.

— ¿Y qué voy a decir? —murmuró cuando por fin pudieron salir de las atascadas calles—. ¿Y si no logro agradarles?

— Seré sincero cariño, mi padre es un hombre muy obstinado, con un carácter que logra enojar a más de uno, garantizo que dirá palabras inapropiadas, pero sé que en el fondo él lo aceptará. —le sonrió y la atrajo a su pecho, rodeándola con sus brazos—. Deberías estar tranquila y quitar esa expresión de sorpresa en tu rostro, pensé que era demasiado obvio mis sentimientos por ti por lo que no necesitaba repetir que quiero casarme contigo cuando ya lo he hecho dos veces, pero lamento si te confundí, por eso te digo de manera clara, Yuriko, eres mi chica y vamos a casarnos. —besó la cabeza de la joven, volviendo a encender sus mejillas y sintiendo como ella se aferraba a él con fuerza.

Sonrió con ternura preguntándose como le había hecho para conseguir una mujer tan preciosa y fuerte como Yuriko. Ellos eran fuerzas opuestas, pero con un fin en común.

Ella solía ser amigable, pero un poco tímida, siempre tenía una sonrisa para todos aunque a la hora de pelear aparecía una cara diferente, llena de odio y venganza hacia los demonios a los que no tenía piedad. Podía ser dulce y delicada, pero también era valiente y fuerte. Por eso la amaba. Deseaba pasar los pocos días que tuviera a su lado, no tenía miedo de confesarle sus sentimientos ni pedirle matrimonio, trabajar como cazador de demonio sólo garantizaba ganar o morir.

Fire and Ice • Kyojuro Rengoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora