24. Tomioka Giyuu

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Kyojuro había notado la mirada que Tomioka le daba a Yuriko

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Kyojuro había notado la mirada que Tomioka le daba a Yuriko. Los ojos del pilar del agua siempre habían sido tristes, opacos. Recordaba que cuando llegó, él mismo se había acercado ofreciéndole su amistad de la manera más desinteresada, pero el pelinegro lo rechazó, aislándose de todos.

Comprendía que Yuriko había sido su alumna y que la joven transmitía una enorme luz que reconfortaba a cualquiera que estuviese cerca. Sin embargo, Giyuu era quien algunas veces la buscaba, reía y sus ojos brillaban intensamente cuando estaba con la albina.

Así que Kyojuro había llegado a la  conclusión de que el pilar estaba enamorado de Yuriko.

— ¡Tomioka! —se acercó al nombrado, llamando su atención. Kyojuro tuvo que disminuir su paso para caminar a la par que su compañero—. Hace un buen día, ¿no tienes misión?

— No. —respondió. Tomioka comenzó a pensar en las razones por las que el pilar de la flama lo seguía—. Lamento lo qué pasó con Nashimura-san, fue mi culpa. Yo la arrastré a esa misión e influí en su decisión.

— Tomioka, no sabes mentir. —rió, tomando por sorpresa al pelinegro—. Yuriko, ya me dijo lo que sucedió. Comprendo porque tomó esas decisiones.

— ¿Entonces para qué estás aquí? —su tono arisco lo había sorprendido hasta a él mismo. Tomioka aclaró su garganta, quería retractarse, pero Kyojuro dejó de caminar y su rostro se volvió sereno.

— Sé que estás enamorado de Yuriko. —soltó sin darle más vueltas.

Tomioka retrocedió dos pasos. Su cara era un poema lleno de asombro, miedo y curiosidad. Quería replicar y negarlo, pero ninguna palabra salió de su boca.

— No te culpo. Ella podría enamorar a todos con esa sonrisa, incluso creo que Sanemi se siente igual que tú, por eso no te tolera. —su voz era tranquila, animada, incluso sonreía—. No me interesa. Yo sé que ella me ama. Vamos a casarnos.

El pilar del agua apretó su katana y su corazón comenzó a latir de prisa. Estaba molesto, Kyojuro lo supo cuando escuchó cómo aumentaba su respiración.

— Pero ella te quiere. —suspiró y miró al cielo—. Sabes que este trabajo es peligroso. —por primera vez estaba nervioso y su voz era baja—. Si algún día no logro regresar de alguna misión, por favor, cuida de ella. Hazla feliz. No dejes que la luz de sus ojos se apague. Ilumina su corazón así como ella iluminó el tuyo.

Tomioka quedó estático por la petición que le hacía el rubio. Se veía distraído, con un aura de melancolía.

— ¡Deja de decir eso y mejor regresa siempre que puedas!  —gritó lleno de furia—. ¡¿Cómo te atreves a pedirme eso?!

Kyojuro rió volviendo a ser él mismo. Rascó su cabeza y miró a su compañero.

— ¡Claro que quiero regresar! Todos queremos hacerlo, pero si quiero mejorar este mundo y acabar con los demonios debo esforzarme arduamente. Quiero que mis hijos, nietos y demás descendientes puedan vivir tranquilos.

Fire and Ice • Kyojuro Rengoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora