El rostro animado de la albina había desaparecido por completo. Su cálida sonrisa fue reemplazada por muecas y gruñidos, sus cejas se fruncían constantemente y siempre mantenía los brazos cruzados.
Ya no había más comentarios de apoyo hacia sus aprendices. Alejó a Tomioka y Sanemi de su vida cuando supo de sus sentimientos por ella. Los extrañaba y le costaba admitir que necesitaba los abrazos de Giyuu.
Senjuro ahora vivía con su padre, después de algunos meses volvió a su casa, pero siempre que la joven regresaba de sus misiones él estaba allí para curarla.
De alguna manera había pasado un año de la muerte de Kyojuro. Todos había superado el suceso concentrándose en acabar con los demonios que aumentaban en número. Sin embargo, Yuriko seguía obsesionada en su búsqueda de venganza.
Cada día entrenaba el doble que el anterior, terminaba hasta sangrar y no se rendía. Había perdido la cuenta de demonios que mató en ese tiempo y aunque su rendimiento haya aumentado, Ubuyashiki Kagaya y los pilares seguían preocupados por ella.Mitsuri, Iguro y Muichiro la visitaban seguido, los dos primeros trataban de animarla y hacer que su mente se despejara, mientras que el adolescente iba a verla pasando horas sentados mirando al cielo y encontrando formas en las nubes.
Yuriko había encontrado un pupilo. Era un joven apuesto, albino de complexión alta y atlética. Tenía dos mechones largos y ojos amarillos, vestía ropas de un samurai. Su actitud se parecía a la de el anterior pilar del sonido. Manejaba el aliento del agua, pero Tomioka se había negado a tomarlo como aprendiz, así que recurrió a la pilar del aliento semejante.
— Nishimura-sensei, ¿quiere ir por ramen al pueblo? —preguntó caminando al lado de la pilar. El joven sentía admiración por ella después de haberla visto en acción.
— No, tengo cosas que hacer. —dijo sin mirarlo. Le dolían las costillas y tenía varios rasguños por los golpes del demonio, había ido matando a las lunas inferiores una a una.
— ¡Nashimura-san! —Senjuro soltó su escoba y corrió al encuentro de la mujer, quien no pudo evitar abrir sus brazos para recibirlo.
Kunitsuna Onimaru miró al adolescente con celos. El mocoso le causaba irritación por su actitud tímida y lo débil que era -según sus palabras-, ya que Senjuro no podía blandir su nichirin.
Lo que más le molestaba era como su sensei actuaba con él. Cambiaba ese rostro duro por una sonrisa que sólo le regalaba a los adolescentes, porque por si no fuera poco, Muichiro Tokito también obtenía esa cálida atención de la fémina.— Senjuro-kun, te eche de menos, extrañé tus platillos. —acarició el cabello del menor con mucho cariño.
— Curaré sus heridas. —dijo el adolescente tomando el brazo de la albina para guiarla adentro.
Onimaru gruñó por lo bajo siguiendo a su sensei. Él no conocía la historia de la pilar. Aunque hubieran varios comentarios entre los cazadores y del saneamiento Kakushi, él parecía hacer oídos sordos. Sólo tenía ojos para Yuriko, pasaba el mayor tiempo posible con ella escudándose por ser su aprendiz.
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Fire and Ice • Kyojuro Rengoku
FanfictionVive con orgullo. Si te vence tu debilidad, calienta tu corazón, aprieta los dientes y sigue adelante. Aunque tu cobardía te frene. Eso no detendrá el paso del tiempo; todos llegaremos a nuestro fin tarde o temprano, no te sientas triste por eso. -R...