30. Búsqueda y odio.

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Un aroma a sangre emanaba de aquel lugar, no había más que putrefacción y dolor en cada pared de la casa

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Un aroma a sangre emanaba de aquel lugar, no había más que putrefacción y dolor en cada pared de la casa. Decenas de cuerpos amontonados por los pasillos y una nítida luz iluminando. Era un escenario s horror.

La capa de Kyojuro ondeaba suavemente debido a los movimientos de respiración que realizaba Yuriko. Ésta se aferraba a su katana, teniendo visibles heridas en su cuerpo.

— Lo repetiré una vez más. —habló agitada por el esfuerzo de haber matado a diez demonios—. ¿Qué sabes de la luna superior tres?

— Perra, ¿seguirás insistiendo con eso? —gruñó la bestia deforme—. Te crees superior a él tentando tu suerte. Te matará de un so...

Si voz fue cortada al igual que su cabeza. Yuriko agitó su katana para quitar los rastros de sangre. Miró el sol a punto de salir. Faltaban quince minutos, quizás.

— Aww, que chica más fuerte y hermosa encontré.

Una voz resonó en la casa. Yuriko en seguida adoptó posición de ataque. Creía que ya había terminado con todos los demonios.

— Pasaba por aquí cuando percibí todo el olor a sangre y un suave aroma a flores de Cerezo. —relató sonriente mientras se acercaba lentamente—. ¿Eres una pilar?

Ella pudo leer el número dos en uno de sus ojos arcoíris. Sintió ganas de vomitar al ver esa sonrisa lasciva y hambrienta del demonio. Ese maldito había matado a Kanae-san.

— Conoces a la luna tres. —aseguró sin dejar de observar sus movimientos.

— ¿Akaza-dono? —ladeó su cabeza con alegría—. Por su puesto lindura. ¡Somos mejores amigos!

Al escuchar esas palabras Yuriko sintió rabia. Esos malditos podían socializar entre ellos creyendo que su vida podría seguir como antes. ¡No lo merecían!

— ¡¿Dónde está?! —exigió saber moviéndose con agilidad ante el sorpresivo acercamiento de la luna.

— ¡Vaya, eres muy rápida! —halagó sin responder su pregunta—. Lo siento linda, pero eres demasiado apetitosa que quiero comerte y tenerte conmigo para siempre.

— ¡Eres tan asqueroso! —gritó ocasionando que Douma riera.

— ¿Por qué buscas a Akaza-dono? —mostró interés percibiendo el olor de tristeza en ella. Aquello podría funcionar, sonrió disfrazando sus intenciones de devorarla.

— Me arrebató lo que más amaba. —susurró bajando la guardia por un segundo, pero de inmediato agitó su cabeza para concentrarse.

— ¿Estas sufriendo? —una fingida preocupación iluminó en su rostro y llevó su mano hacia su pecho—. Yo puedo ayudarte a acabar con ese sufrimiento. Sólo tienes que dejar que te coma, así estarás feliz conmigo.

— ¡Eres un demente! —una vena saltó por su frente—. Si no vas a decirme nada relevante será mejor acabar con tu vida.

Douna miró el sol pronto a salir, faltaban diez minutos. Luego miró a la hermosa joven delante de él, quería posearla, tomar su fuerza y belleza para incrementar la suya. Para eso debía actuar rápido, la vez pasada también se le había escapado aquella pilar de ser devorada.
Movió sus abanicos enviando esa brisa congelada hacia ella, sin embargo y para su sorpresa nada sucedió, salvo una sonrisa divertida en el rostro de la albina.

Fire and Ice • Kyojuro Rengoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora