5. Selección final.

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El aire denso de aquel lugar causaba escalofríos en Yuriko

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El aire denso de aquel lugar causaba escalofríos en Yuriko. Había presenciado escenarios parecidos a esos en compañía de Tomioka, pero esta vez era diferente. Estaba sola intentando sobrevivir y con el corazón hecho pedazos debido a que no podía ayudar a todos.

Sus manos apretaron la katana cuando escuchó hojas crugir detrás de ella. Agilmente corrió escondiéndose detrás de un árbol con la espada en alto, estaba lista para atacar.

— ¡Ayuda! —los gritos pavorosos llegaron a sus oídos seguidos de pasos torpes y hojas crugiendo—. ¡Alguien ayúdeme!

Yuriko salió de su escondite llevándose una cruda imagen. La sangre salpicó su ropa y parte de su cara. Frente a ella el joven que había gritado estaba siendo devorado por un demonio de aspecto pulcro. Era una mujer, su sonrisa era escalofriante y ojos rojos deseando más sangre.

— Dulce. —murmuró la demonio sonriéndole. Arrojó el cuerpo inerte del chico hacia algún lugar del bosque y se aproximó a la albina—. Eres tan joven que tu sangre huele demasiado bien. Serás un manjar en éste horrible lugar.

— ¿Quién dijo que podrás comerme? —gritó colérica. Presenciar aquella escena había abierto las heridas de la muerte de su familia. Odiaba a los demonios e iba a acabar con todos los que se cruzaran en su camino.

— ¡Pequeña insolente! —enojada se abalanzó sobre Yuriko, pero ella fue más rápida y la esquivo.

— Aliento de hielo, primera forma, dagas de cristal. —gritó brincando sobre el cuerpo del demonio y agitando su katana.
Pequeñas dagas de cristal salieron disparadas hacia la criatura, sin embargo, ella lo resistió bastante bien. Los rasguños de su piel sanaron en cuestión de segundos.

La joven recordó las palabras del pilar de la flama. Rengoku le había explicado lo suficiente sobre los demonios, su actuar, capacidades y fuerza. Todos eran diferentes y tenían un nivel al igual que los cazadores de demonios.

A juzgar por su rápida degeneración, Yuriko supo que ese era un demonio era una luna menguante, pero la cerdader pregunta era; ¿cómo un demonio tan fuerte había llegado allí?

No importaba la respuesta, ella no desistiría. Haría lo correcto con tal de volver al lado de Kyojuro.

— Segunda forma, brisa helada. —esta vez corrió alrededor del demonio impulsando la espada hacia ella mientras pequeños copos de nieve se enterraban quemando a la criatura.

— ¡Eres una perra! —gritó saliendo del círculo que Yuriko había creado. La ropa que usaba había sido destrozada, exponiendo parte de su nívea piel—. ¡¿Cómo te atreves a hacerme esto?!

— De la misma manera en la que te atreviste a matar a esas personas inocentes. —gruñó enojada. Su peinado estaba deshecho y el cabello le caía a los costados de su cara.

Tenía que intentar algo más fuerte. Lo sabía. No importa si esa técnica aún no estaba del todo perfeccionada. Se estaba tardando más de lo esperado con ese demonio y no podía permitirlo.

Fire and Ice • Kyojuro Rengoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora