-¿Cuánto pagaste por ella?.-La mirada de Jacob es sombría y sin expresión.
-QUE LES PASA A LOS DOS ACASO YO SOY UNA MERCANCÍA.-Grité histérica.
-Veinte millones..-Habla el hombre de traje.
-Te doy el doble y es mía...-Anuncia Jacob y los ojos de Emi...
Es en la París, Francia dónde nace el amor a primera vista.
¿Amor?
No. Nuestros protagonistas no conocen el amor.
Es Emily Garnier quien percibe en el tropiezo el frío y la intimidación de una sola mirada.
Aquí el destino quiere jugar un ratico.
Ella por andar de apresurada y despistada chocó contra un alto y musculoso cuerpo.
El piso fue su cama.
—¡Auch! ¡No ves!—Grité sin verle a la cara.
—Lo siento.—Responde cortante la otra persona.
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Emily alza la vista y sus ojos se abren a lo que parece que es. Un chico castaño de unos hermosos ojos de tigre y en su cuello un deslumbrante tatuaje y vestido elegante pero atractivo. En sus ojos se refleja lo frío que es. Destilando un aura peligrosa que cualquiera se sentiría intimidado.
—No te preocupes. ¡Déjalo así!—Ignoré su estúpida cara y pasé por su lado.
Jacob, así se llama el hombre que tropezó a Emily.
Él entra como si nada al centro comercial seguido de su guardaespaldas. Ellos manteniendo su distancia.
Él es el rey.
Sigue su camino hasta un restaurante italiano dónde le espera uno de sus socios. Víctor.
En éste tipo de reuniones, el restaurante es reservado completamente, sin personas ni meseros. Solo el chef que hará los platillos respectivos para los dos comensales.
Jacob llegó y se sienta con una bendita elegancia que le ha regalado el dios del glamour.
—Sorrentino.—Saluda su socio con una sonrisa.
—Aquí me tienes. ¿A que se debe la visita y la prisa?—Quito los botones de mi traje sacando a mi princesa y la dejo en la mesa. ¡Me encanta hacer eso!
Su princesa es su arma de oro.
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