Noche de chicas

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¿Acaso se trataba de un sueño?

¿Era posible que algo así podría llegar a pasarle?

¿Era demasiado peligroso?

Estos eran algunos de los pensamientos que rondaban por la cabeza de Danny desde hace unas semanas después de lo vivido con el Infi-mapa. Estaba en su habitación, intentando hacer su tarea de matemáticas, pero los recuerdos de esos acontecimientos no la dejaban estudiar.

—Esa ecuación esta mal hecha

Una voz grave y atractiva sonó junto a su oído derecho. Danny volteó bruscamente, encontrándose con un par de ojos completamente rojos y una sonrisa burlona.

—¿¡Cuántas veces tengo que pedirte que no hagas eso!? —reclamó la joven azabache

Plasmius rio al ver la tierna expresión de enfado de la adolescente. Los anillos negros de transformación aparecieron y enseguida volvió a ser Masters.

—Tienes suerte de que tus padres salieron a patrullar y Jasmine fuera a la librería, sino los tres ya habrían venido corriendo a ver que te sucede.

—Eso no pasaría si alguien dejara de aparecer así de la nada, porque empezaría a creer que quiere provocarme un paro cardiaco

Vlad volvió a reír. Se acercó de nuevo a la chica y le plantó un dulce beso en los labios. Al principio Danny se resistió ya que estaba "enfadada" con él; pero poco a poco fue cediendo y respondió al beso. Sin que la chica se diera cuenta, debido a que estaba perdida en el beso, Vlad la levantó y rodeó su cintura; y en un acto inconsciente Danny rodeo el cuello del mayor, acariciando su cabello. Sin soltarse, el mayor camino hasta llegar a la cama de la joven, se recostó con la chica sobre él y con delicadeza comenzó a acariciar la espalda de la azabache a la vez que ella soltaba uno que otro gemido.

«Acaso Vlad... ¿está vez lo haremos?» se preguntaba Danny sintiendo la atenciones del mayor

Desde que los dos formalmente se volvieron pareja, ella y el primer halfa siempre se encontraban a escondidas siendo la chica yendo a visitarlo a su mansión en la noche o él cuando la familia Fenton no se encontraba en casa (como en ese momento). Siempre hablaban, el mayor la ayudaba a estudiar, le mostraba algunos de sus nuevos inventos, Danny le contaba de su día en la escuela, acerca de las películas y series que le gustaba ver, etc. En esos ratos que pasaban juntos, siempre se daban besos, abrazos e incluso una que otra caricia; sin embargo, más de una vez, los besos se intensificaban y la joven creía que iban a dar ese paso, pero Vlad siempre los detenía.

En todas esas ocasiones, Danny creyó que darían ese paso y ella no sabía si alegrarse o enojarse de que Vlad los parara. Se alegraba porque ella todavía no se sentía lista para eso y el mayor no la presionaba. Pero por el otro, la hacía sentir que la trataba como una niña pequeña sobreprotegiéndola.

A pesar de estar besando a Vlad, Danny estaba tan entrada en sus pensamientos que no se dio cuenta de que las manos del mayor fueron a parar a sus costados sino hasta que el hombre comenzó a hacerle cosquillas. Se separó de él riéndose.

—¡No hagas eso! —pedía la joven entre risas

Vlad en lugar de detenerse, le hizo más cosquillas haciendo que le salieran las lágrimas a Danny.

—¡Ya! ¡Ya, por favor! —pidió al azabache con dificultad

Por fin, el billonario la soltó y Danny se recostó a su lado respirando entrecortadamente.

—¿Y eso... por qué?

Vlad se acostó de lado para verla, recargado en su brazo y sonriéndole.

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