Confusión

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El Rey Fantasma miró con interés a los halfas, nunca había visto fantasmas como ellos y sentía que su energía era muy diferente a la de los demás, podría decirse que hasta su esencia fantasma era diferente. Entonces reconoció al fantasma que lo liberó del Sarcófago del Sueño Eterno y se robó el Anillo de la Ira.

—¡Tú! —exclamó Pariah Dark, señalando a Plasmius. Los dos halfas miraron al Rey brincando un poco por el susto—. ¡Devuélveme mi anillo! ¡AHORA! —exigió

Danny miró intercaladamente a Pariah y a Vlad hasta que se detuvo en el halfa mayor y de un brusco movimiento se separó de él.

—¡Sabía que las cosas terminarían mal! ¿¡Por qué rayos tuviste que robar ese anillo!? —exigió saber Danny flotando enfrente de Plasmius, dándole la espalda al enemigo.

Plasmius se sorprendió al principio por la reacción de la chica, pero después su ceño se frunció y miraba molesto a la chica.

«¿Cómo rayos se le ocurre preguntarme eso en un momento como este?»

Antes de que Vlad pudiera decir o hacer algo, vio a Pariah levantar una mano apuntando directamente a ellos otra vez. Miró a Danny con discreción dándose cuenta que si Pariah les disparaba, la joven saldría gravemente herida.

—¡No te me quedes viendo de esa manera, Plasmius! ¡RESPONDE!

Pariah disparó. Vlad voló rápido hacia Danny haciendo que la chica se hiciera para atrás bruscamente ante la actitud del mayor.

—¿Qué estás...? —se interrumpió en cuanto sintió los fuertes brazos de Plasmius rodeándola de nuevo y de manera protectora.

Se escuchó una explosión y como si un cristal se rompiera en mil pedazos seguidos de gritos de dolor. Danny y Vlad salieron disparados hasta el cobertizo donde se guardaba el material para la clase de gimnasia después de que el impacto del ecto-rayo rojo de Pariah chocará contra el escudo de Vlad rompiéndose enseguida ante el impacto. Al impactarse contra el lugar, los dos quedaron aturdidos por unos momentos.

Danny cayó boca arriba con los brazos extendidos, su cuerpo le dolía por el golpe pero también sentía como si algo pesado le hubiera caído encima.

«Arg... eso dolió...»

Danny comenzó a abrir los ojos, su vista se topó con un contenedor lleno de balones de básquetbol, voleibol y fútbol. Con eso se dio cuenta de donde estaba. Movió un poco su mano y se dio cuenta que había caído sobre una de las colchonetas de gimnasia.

«Al menos por una vez caí en algo blando»

Estaba por levantarse, pero de pronto sintió algo cerca de su cuello, incomodándola un poco. Entonces se dio cuenta de que cerca de su brazo había otro brazo enfundado en blanco y con un guante negro.

—¿Qué rayos...? —iba a moverse cuando se percató que algo, o alguien, cayó sobre ella y también comenzó a moverse y a incorporarse poco a poco.

Danny miró de frente y se topó con unos ojos completamente rojos que también la miraban con intensidad. Vlad sintió que había caído en algo pequeño y frágil pero que también emanaba una energía fantasma que ya conocía de sobra. Se incorporó con cuidado y se encontró de pronto con los ojos verde fosforescente de Daniela.

Los dos se quedaron mirando fijamente hasta que cayeron en cuenta en la situación en la que estaban: Vlad Plasmius estaba a cuatro patas y justamente arriba de Danny Phantom y sus manos estaban debajo de los brazos de la chica pero a unos centímetros de su pecho.

Poco a poco los dos se pusieron rojos y gritaron por el asombro a la vez que se movieron rápidamente y se apartaron lo más que pudieron del otro quedando a cada extremos del cobertizo. Se quedaron mirándose todavía rojos a más no poder, pero de pronto se escuchó una explosión cerca de donde estaban; eso fue más que suficiente para que los halfas reaccionaran. Se pusieron de pie y Danny corrió hasta la salida pasando junto a Vlad y se fue volando hasta la batalla.

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