•S[e]OUL ~ JIKOOK•

2. Coincidencias

Jimin POV

Me había despertado cercano al medio día. Casi podía escuchar a mi mamá diciéndome que era un holgazán, pero por suerte ya era independiente, aunque no iba a mentir que me hubiera gustado que estuviera allí para prepararme el desayuno.

Aun así no era tan hijo mimado, pero esos detalles a ella nunca se le escapaban.

Me levanté y debido a que claramente no había comprado absolutamente nada para comer, me di una ducha rápida, me cambié y me encaminé a la primera tienda de conveniencia que estaba a dos cuadras de mi nuevo hogar.

Compré lo que pensé necesario para esa semana y como ya casi era la hora de comer, al llegar nuevamente al motel me preparé uno de los tazones de ramen instantáneo que acababa de comprar.

Para mi sorpresa, o no tanto quizás, mi celular sonó y atendí, viendo el nombre de mi mejor amigo en la pantalla.

- ¡Hey, Jiminie! ¿Cómo está mi chico de ciudad? – preguntó Hobi con su tono de voz entusiasmado y característico.

- ¿A penas llegué ayer y ya soy chico de ciudad? – pregunté riendo y me recosté sobre mi cama.

- Ya siento que te extraño, viejo, la playa aquí es solitaria sin ti.

- No exageres, tienes miles de amigos, señor sociable.

- Mira quién habla – me recriminó entre risas – Dime, es increíble Seúl ¿Cierto?

- Hm, se nota que es vivaz, me gusta... - suspiré – pero sólo acabo de llegar, aunque Seúl me recibió con un exquisito polvo anoche – sonreí al recordarlo.

- ¡Jiminie! A penas llegas y ya conquistas a alguien, te dije que ese color de cabello haría lo suyo – dijo emocionado – te felicito, viejo, ¿Cómo estuvo? – comencé a tener flashes de la noche anterior y podía asegurar que si recordaba un poco más terminaría con una erección.

- Espectacular... fue un golpe de suerte, ese chico era infernal, una cintura y piernas para chuparse los dedos – oí a mi amigo lanzar una carcajada.

- Me enorgulleces – lo escuché aplaudir incluso, se ve que me tenía en altavoz. Hobi era igual o peor que yo, con la diferencia de que él era bisexual, pero igual de activo sexualmente que yo, y por algo era mi amigo, entre otras cosas claro.

- Lástima que me lo tiré en un baño, hubiera deseado ver ese cuerpo todo desnudo, maldición – me despeiné un poco el cabello.

- Mala suerte amigo, quizás algún día vuelvas a cruzártelo y te quitas las ganas.

- Dudo tener tan buena suerte – reí.

Continuamos hablando un largo tiempo hasta que se hizo algo más tarde y cortamos.

Iba a extrañar a mi amigo pero no era como si estuviera solo de todas formas.

De hecho estaba allí gracias a que otro buen amigo, uno de la infancia, me había insistido que fuera a Seúl. Él hacía ya 10 años vivía allí y nos habíamos visto en algún que otro viaje esporádico que nos dábamos a la ciudad del otro para vernos y charlar, pero ya hacía dos años que no nos veíamos y finalmente ahora nos reencontraríamos.

Me había puesto en contacto con él, quedando en la condición que iría a verle a uno de sus bares. Bueno, no era su bar propio, sino de su padre. Su padre, el señor Kim, era propietario de varios bares y restaurantes, algunos únicos y otros eran cadenas que recorrían todo Corea del Sur.