siete.

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07.

la peliazul se encontraba recostada al pecho de Lombardo mientras esté hablaba con Mauro y Valentín. Aunque ella estaba ahí físicamente su mente estaba en otra parte, estaba en la noche del fin de semana reciente, específicamente en la parte donde su hermano la llamó fracasada.

¿de verdad es ella una fracasada? Muy pocas veces Irina Lutz dudaba de si misma, era bastante segura en cuanto a su manera y forma de ser, también estaba lejos de ser una fracasada pues siempre hizo las cosas más que bien.

pero aquellas palabras fueron pronunciadas en un momento interiormente débil, y habían tenido un impacto más fuerte del que se esperaba. Las palabras sonaban en su mente generando un eco que retumbaba con muchísima fuerza.

fracasada.

la de ojos color sol como la llamaba su amigo, salió de esa tormenta interna cuando al círculo se unió Daniel, este se acercó con todas las intenciones de saludar a sus amigos pero también de saber cómo se encuentra Lutz, una especie de empatía a ella se desarrolló desde que ella lloró en su pecho.

no le había gustado verla mal aquella noche, Irina puede ser una chica dura pero no por eso debe ser tratada de la manera que lo hizo aquel chico. Además de que en los años que llevaban compartiendo salón jamás la vio así de mal, ni tan siquiera cuando él falleció.

esa fue una época dura para la teñida sin duda alguna, fue desde ahí que sus ojeras empezaron aparecer en su rostro y su aura se volvió aún más oscura, siempre fue una chica reservada y misteriosa pero en el último año se había vuelto algo tan incógnito como el triángulo de las Bermudas.

— hey I... —se quedó en silencio cuando la de hebras teñidas tomó su mochila y se fue, se sintió algo mal ante la acción de la fémina.

quiso dar un paso para saber qué le pasaba e ir a preguntarle, pero el brazo de Lombardo lo detuvo.

—no —avisó— haceme caso y no vayas, gracias por preocuparte pero si vas y le preguntas va a ser innecesariamente grosera con vos y no lo mereces —daniel simplemente asintió, él la conocía mejor— de todas formas iré yo a ver qué tal.

Mauro se despidió del trío de oro y fue detrás de su amiga.

—¿qué fue lo que le pasó el fin de semana? De pronto llegaron ustedes y estaba llorando. —hablaba Monzón.

—no creo que deba decirte, es algo personal que ella no esperaba que yo supiera fue algo muy repentino, pero de todas formas ella no se merecía eso. —contestó Ribba.

—es re buena piba, lástima que siempre esté de tragedia tras tragedia. —añadió Oliva.

el timbre sonó indicando la entrada de los estudiantes a sus respectivos salones.

después de una extensa clase de español, los adolescentes lograron salir a su receso, Irina se encontraba acostada sobre las piernas de su amigo mientras éste le hablaba sobre la emocionante evolución que está teniendo el kingto.

—y eso, pero contame vos morocha ¿cómo te sentís, qué pasa mi vida?

Mauro siempre había sido especialmente cariñoso con ella, la amaba como a una hermana y era de las pocas personas que le dan el valor que amerita.

—me siento en la mierda —soltó y su voz ya empezaba a temblar— mi hermano el sábado le digo a Daniel que soy una fracasada y que voy a decepcionar a mamá.

—ay mi reina, no sos una fracasada a ver ¿una fracasa es bilingüe? ¿una fracasada es mejor promedio institucional? ¿una fracasada gana concursos de ortografía y oratoria? No ¿verdad? No sos una fracasada corazón, sos la mina más inteligente y valiosa que he conocido, fracasado tu hermano que solo sabe rascarse las bolas. —el último comentario logró sacar una corta risa de los labios de la chica.

—me hizo sentir muy mal, vos sabés que ese no era mi día y obviamente eso me iba afectar, mamá es todo para mí y no quiero decepcionarla. —un puchero se formó en los labios de la chica de ojos miel y se sentó en la banca. Su amigo la abrazó y dejó un beso en su cabeza.

—sos fuertísima mi sol.

[...]

nuevamente la noche de un sábado caía sobre Ribba, recién había terminado el quinto y cada quién debía volver a su casa.

—¿seguro que no querés quedarte a dormir en mi casa? —preguntó duki y Daniel negó.

—no wacho, prefiero caminar hasta la mía que está acá nomás pero gracias. —contestó. Se despidió de sus amigos y empezó el corto pero pesado trayecto hasta su casa.

mientras iba hasta su hogar, pasó por la plaza del fin de semana anterior y seguía pensando en cómo se encontraba Irina, la verdad es que últimamente pensaba. No hablaron mucho, la teñida se dedicó a ignorarlo olímpicamente, ni tan siquiera lo miraba.

una parte de él la comprendía, quizá se sentía humillada de como su coraza de hierro cayó ante él y se mostró lo más sincera posible y aunque él no la juzgaria ella no lograba comprender eso.

estaba por llegar a su casa cuando topó con tres tipos de frente que lo detuvieron, aún con la escasa luz que la lámpara de la calle brindaba logró reconocer el rostro de uno de ellos. Era el hermano de Irina.

—¿vos sos Daniel? —preguntó el mayor de los Lutz y este asintió— escúchame una cosa —exclamó cuando lo chocó contra la pared— aléjate de mi hermana o se te viene una que no la contás.

—¿y vos quién sos? Si el finde pasado la trataste para el orto y ahora te hacés el preocupado. —contestó molesto.

—ay pendejito, no te me hagas el canchero porque sino tendremos problemas.

—yo no voy planeo alejarme de Irina solo porque vos lo decís, yo quiero ayudarla. Sos un hijo de puta que le da envidia verla tranquila, ya ella misma te lo pidió, te pidió que la dejes en paz enfermo.

—¡no sabés en la que te estás metiendo!

—¿sí? porqué mejor no me chupas la pi...

el puño del más alto golpeó la mejilla de Ribba y este aún siendo más bajo logró pegarle, pero era una batalla injusta cuando eran tres contra uno solo.

entre el grupo lo golpearon logrando dejarlo tirado en la esquina de aquel callejón.

—¡aléjate de mi hermana!

ojeras negras ; dani ribba. Where stories live. Discover now