cuatro.

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04.

la noche había caído sobre los hombros de Irina, esta caminaba con cansancio hasta su casa estaba a unos tres pasos de llegar a la puerta. Ingresó la llave y entró a su casa, cerrando la puerta a sus espaldas y dejando las llaves donde siempre.

cuando entró al living vio a su madre, sus ojos se veían cansados y parecía estar estresada, la joven tomó aire porque presiente que se vienen malas noticias, hace un rato que de la boca de su madre no sale ni una noticia agradable.

— mi amor —la saludó con un beso en la mejilla— ¿cómo te fue hoy en el colegio?

—uh ma, ni me preguntes por eso tuve que irme a las piñas con la tarada de Milagros porque quiso hacerse la viva pero tranquila, salí impune.

evidentemente esta noticia alertaba a la madre de la jovencita, el gobierno le brindaba una beca por sus notas y una pelea no es algo que ayude mucho a mantener buenas calificaciones, además no pueden darse el lujo de perder ese ingreso extra.

—¿te bajaron puntos, te hizo algo? —preguntaba si progenitora mientras tomaba el blanquecino rostro de Lutz en sus manos para verla mejor y asegurarse de que esté bien.

—todo bien ma —dijo riendo y soltándose del agarre de su madre— ya te dije que salí impune, un rasguño chiquito que no deja cicatriz y los puntos de mis notas intactos.

—sé que te he dicho que no te dejes de nadie pero tené cuidado mi vida, pensá en tus notas y en tu integridad. —dijo y la menor asintió.

—ahora contame porqué tenés esa cara ¿pasó algo? —inquirió con voz suave. Su madre la miró intentado dar una sonrisa, pero no podía cuando la preocupación estaba encima de ella dejando caer todo su peso.

—tu hermano ocupa plata y sabés que no nos alcanza ni haciendo cuentas me sobra un peso para depositarle. —Irina se levantó del sofá totalmente molesta.

—me dijiste que no le ibas a pasar más plata ¿seguís haciéndolo?

—también es mi hijo Irina, es tu hermano no puedo decirle que no ¿cuándo te he dicho que no yo a vos?

—¡siempre me decís que no! —contestó molesta— ¡siempre me decís que no porque tenés que darle plata a Christian!

—Irina, entendé que tu hermano no está en casa me preocupa que no tenga nada.

—no está en casa por pelotudo, porque quiso jugar de macho e irse acá estaba bien ¡acá podría estar ayudando y no quitándonos plata! pero no porque vos siempre le has dado todo mientas yo simplemente veo. —el resentimiento con el que dijo aquello fue notorio, pero no le importó estaba harta de aquella situación.

—Irina amor, no te pongas así mira que...

—mira que nada —la interrumpió— olvídate de que yo le daré un peso más de mi salario a ese idiota, de ahora en adelante con mi salario comparé lo necesario para la casa y ya. No pienso seguir sosteniendo a un pajero que no conoce lo que es laburar porque siempre le has dado todo.

no quiso escuchar más razones, tomó sus cosas y fue directo a su pieza, cerró la puerta de un portazo y se sentó en su cama mientras miraba sus manos y jugaba con el anillo que decoraba su dedo anular.

el reloj de su teléfono marcaba las 21:33 se acostó un momento en su cama y escuchó unos pasos acercarse a su habitación. Cerró sus ojos para hacerse la dormida apesar de aún tener el uniforme puesto.

—Irina —escuchó la voz de su madre— amor, sé que estás molesta y perdóname te juro que un día compesaré todo lo malo que he hecho, no ha sido fácil todo este proceso pero ya lo superaremos. Me tengo que ir a trabajar, cuidate mucho, que sos mi sol.

aquella última palabra le estrujó el corazón, hace poco más de un año que no escuchaba ese apodo porque hace más de un año que quién la llama así ya no estaba.















relleno necesario para que vean un poco más de Irina.

ojeras negras ; dani ribba. Where stories live. Discover now